¡No puedo respirar!

¡No puedo respirar! Por favor ¡No puedo respirar! Eran las angustiosas palabras de George Floyd mientras esposado y tendido en el piso su garganta era presionada por la rodilla del agente de la Policía Dereck Chauvin, contra el asfalto. Lo inevitable llegó, George murió por este policía en un macabro acto de racismo, xenofobia y discrimen. Las imágenes son abominables, macabras. Chauvin no tuvo el más mínimo pudor ni misericordia al acometer su acto criminal.

Lo hizo en pleno acto de conciencia sin estar bajo la influencia de nada ni de nadie, lo que hizo lo llevó a cabo voluntariamente en complicidad de sus compañeros. No midieron la magnitud de semejante acto repulsivo, creyeron que la placa policiaca que portaban les daría libre albedrío y no representaría problema alguno frente a las autoridades, en su mayoría blancas. En el país que la enorme mayoría de habitantes de este planeta quieren ir o desean vivir, en donde se anhela cumplir el famoso y distorsionado “sueño americano” arde en llamas tras el vil homicidio de George. Minneapolis es un infierno. New York sufre la acometida de manifestantes que expresan su indignación e inconformidad por el asesinato, con saqueos que empeoran la situación. Washington DC los reclamos no son ajenos. Pero el panorama para mejorar el discrimen en contra de los afroamericanos está muy lejos de desaparecer. Peor aún con un presidente con un discurso que siempre ha sido incendiario.

El racismo es una impronta en la historia de los Estados Unidos, a pesar de los logros a favor de los derechos civiles de la minoría afro, no se ha logrado un grado mínimo de tolerancia racial. Los grupos de ultra derecha incitan permanentemente a la mayoría en contra de las minorías raciales. ¿Cómo lograr cambiar esto? Pues es muy difícil manifestar una respuesta mínimamente coherente. Lástima lo ocurrido con George, su figura debe representar la lucha contra el racismo, que no se puede tolerar los abusos a grupos de minorías. Es una tarea complicada que demanda esfuerzo sobre todo educación. Otro comentario aparte es sobre los disturbios, se reconoce la indignación que provocó este cruel homicidio, pero reclamos con destrozos es algo asimismo inadmisible. Terence Floyd, hermano de George indicó que las manifestaciones deben ser pacíficas, con la finalidad de exigir los derechos sin provocar destrozos. Ahora al famoso discurso de Martin Luther King Jr, (Tengo un sueño) se agrega “¡no puedo respirar!”, sí así es no se respirar libertad.

Luis Coello Kuon Yeng

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