Mirada lateral al Presidente

El presidente Moreno siempre ha sido una sorpresa política. Aparte de haber incursionado como socialista no relevante en años pasados, de haber sufrido un atentado que le incapacitó de por vida, nadie podría haber previsto su ascenso rutilante en la conquista del poder: Vicepresidente y Presidente de la República. Cómo llegó y no importa, es por causalidad no casualidad. Cada acto suyo, bueno o malo, dejarse llevar por la corriente, le ha conducido a convertirle en un personaje que ya es historia, con los o méritos deméritos que le dan o le niegan.

Sus triunfos o fracasos son enigmas que él ha dejado entrever: la física cuántica. Tema de fáciles bromas por provenir de una ciencia que los profanos poco la entendemos. Según los científicos la física cuántica demuestra que más allá de todo lo tangible y material lo que hay es energía. El budismo, por ejemplo, siempre ha defendido la idea de superar lo físico para dar trascendencia a nuestra conciencia. La verdad es que somos lo que pensamos: cuando dormimos o morimos, el mundo desaparece; o no existía antes de nuestro nacimiento.

La física cuántica estudia la interacción de las partículas atómicas y subatómicas, algo difícil de entender es aquello que no se ve. Lo interesante de esta disciplina es que las decisiones que toma un ser humano llevan además todos los desenlaces que haya. Las decisiones de Moreno producen alternativas cuánticas: es un correísta anticorreísta; dicta medidas lógicas para suprimir los subsidios a los combustibles y produce un absurdo levantamiento; ofrece una cirugía mayor contra la corrupción y sus colaboradores en plena pandemia hacen negocios turbios; los cuatro ejes de Moreno son cien ejes de nuestra realidad, cada uno cierto, juntos un vacío cuántico; las cuatro estaciones son cinco, la quinta: la Estación del Tren, que no hay, sería una broma suya.

El Ecuador parece un sub producto atómico: nos mata lo que no se ve, el virus; se construye lo que no existirá; y se roba lo que no hay, los recursos fiscales. A Moreno le podría calzar el oxímoron cuántico de que “fríe granizo”.