Engaño siniestro

Emitir una ley perversa aprovechando el estado de sitio es cobarde y peor montar un discurso falsario como estrategia política. La respuesta popular llega cuando se colma el abuso que, a cuenta de salvar el país, los buitres aprovechan para arranchar los bienes de todos. Esta última movida muestra el paso de lo público a lo privado, cambio de ideología cuando las mayorías quieren lo mínimo y las minorías quieren lo máximo, así empresas rentables o con posibilidades de mejora serán feriadas al viejo estilo.

El ferrocarril, señala un nostálgico escritor, es un emblema que arrastra vagones de historia y solo ese hecho lo amerita ser un museo rodante, sin embargo, empresas calificadas de improductivas echan gente a la calle y se venderán a quien haga el “amarre”, como el resto de las empresas estatales, siempre codiciadas desde la sombra y cuyos problemas administrativos y financieros son resultado de ser entregadas como “botín político”.

Algo concreto que se puede achacar al régimen anterior es dejarnos este paquete de mentirosos que se aliaron a los peores, hablar de la dolarización es clisé, salir no resistiría gobierno alguno. Es nuestro destino sin líderes, solo capataces sin contenido alguno, mienten a gritos y el resto escucha, unos humillados, otros saboreando lo que acumularán, hablan de miles de viviendas, dándose por hecho, esa oferta no llegará ni a la tercera parte, dicen haber invertido mil millones en la pandemia, un medio menciona 760 millones, si fuese verdad y hubiese honestidad, deberían publicar la lista de gastos e inversiones, con rubros detallados, así las cifras serían confirmadas con precisión y aun así quedarían dudas, porque la ineptitud no se puede disimular acusando a otro y ocultando todo lo oscuro de esta administración.