Han pasado 198 años desde aquel histórico 24 de mayo de 1822, en el que las tropas independentistas lograron la victoria sobre el ejército español en las faldas del volcán Pichincha, cada año recordamos con mucho orgullo este hecho, pero que tan consientes somos de lo que se obtuvo con este triunfo.
Gracias a ese suceso cargado de patriotismo y dignidad fue posible que a futuro se conformara nuestra madre Patria la República del Ecuador. La esperanza brilló, así como grandes retos para alcanzar equidad en derechos y justicia. Desde entonces nuestra lucha continúa, solo que ya no enfrentamos a extranjeros, sino a compatriotas que sin mérito llegan al poder aupados por la mal utilizada democracia.
Hoy, no nos someten con fusiles, usan un arma más letal y efectiva “la ley” esa, a la que los políticos tratan como parapeto cuando no les conviene y como escudo cuando tienen que ampararse y salirse con la suya. En cualquier caso, seguimos luchando, desde distintos espacios con el vigor y la valentía latente, como un león dormido que espera pacientemente que no exista un próximo 24 de mayo de enfrentamiento, pero sí de dignidad y patriotismo, donde los líderes sean valorados por sus méritos académicos y su aporte en la sociedad y no por popularidad basada en el show.
La batalla de la actualidad básicamente sigue siendo la misma que hace 200 años “injusticia social”, pero tenemos más a nuestro favor, la tecnología nos permite estar más comunicados y mejor informados. Todo depende de nuestro real interés y capacidad para discernir sin dejarnos manipular. Hoy la libertad está en el conocimiento, pero el poder del pueblo siempre ha estado en la unidad.