Defender la mediocridad

Las universidades públicas son ineficientes, tienen sueldos dorados, hay corrupción y abusos, pero nada justifica ahorrar en la preparación de niños y jóvenes. Exijamos eficiencia para la ejecución de presupuestos, fiscalización para el uso de cada centavo de los contribuyentes, y capacitación para los docentes; pero, no escatimemos recursos en exigir una educación de calidad.

Justificar la pobre gestión presupuestaria en las universidades, para aceptar el recorte impuesto por el Gobierno, es ser complaciente ante la mediocridad.

No se trata de defender los sueldos de nadie, mucho menos de un Rector que con $5.280 mensuales gana más que el Presidente de la República, o de decenas de vicerrectores y decanos de la misma ‘Alma Mater’ que reciben $4.8000 y $4.060, respectivamente. En una economía en pandemia, con bancarrota estatal y casi total paralización de la actividad económica, nadie puede pretender conservar lo conquistado en un estatus quo que ya no es.

La crisis mundial causada por el Covid-19 es como el hundimiento del Titanic: varios murieron y faltan muchos, otros treparán a un bote salvavidas, es incierto el destino de los tripulantes, pero la única certeza es que -en el mejor de los casos- todos los demás quedarán mojados.

Rechazamos la actitud miope de funcionarios públicos que, con discursos trillados, denuncian la inconstitucionalidad o ilegalidad de medidas que los harán incomodarse. Es el momento de exigir eficiencia y calidad en la Educación, no de recortar sus recursos porque no hay quién la controle.

Si estás atravesando el infierno, no te detengas; sigue caminando”

WINSTON CHURCHILL (1864-1965) Primer Ministro británico durante la Segunda Guerra Mundial.La peor de las hipocresías que he encontrado: aún los que mandan simulan las virtudes de los que obedecen.”.

FEDERICO NIETZSCHE (1844-1900) Filósofo y poeta alemán