Pensamientos dispersos

Luego de siete semanas de aislamiento pagando culpas ajenas, como la lucha por la hegemonía geopolítica mundial, al querer una civilización lejana imponerse a occidente, hipotecándola primero, para luego acabar con su economía y su gente a base de un perverso virus, solo puede producirnos enojo e impotencia.

No sé qué es menos doloroso, una guerra militar, o ver cómo muere una sociedad lentamente, impidiéndote saber si volverás a abrazar a tu familia y amigos; si recuperarás tu vida de antes, y un cúmulo de expectativas que generan incertidumbre.

Este arresto domiciliario forzado, va a dejar traumas sicológicos y miles de empresas emproblemadas. Nuestro Producto Interno Bruto (PIB) se verá afectado en un 12%, a más del enorme déficit fiscal existente; y la salida en un país -auto bloqueado-, será complicada.

Ésta podría ser la vía para créditos muy blandos al sector productivo con un nuevo rumbo. Pero en un país “bancocrático”, la banca ve a ésta salida como una oportunidad de negocio. Y ahí está el problema.

Se preguntan si luego de esta plaga volveremos mejores, ¿más humanos, más solidarios? Deberíamos. No obstante, como el dinero de las personas y empresas es privado, es imposible saber si sus dueños retornarán con una óptica más humana.

La esperanza de volver mejores, se chocará, desafortunadamente, contra el capitalismo salvaje que maneja al mundo. ¿Qué nos deparará el futuro luego de esta guerra biológica? Comportamientos más distantes y un nuevo equilibrio geopolítico mundial.

Y en el caso de Ecuador: o replantea su desarrollo económico con otras prioridades: simplificando su excesiva división política, eliminando burocracia (la lista de entidades a suprimirse es pública), disminuyendo exceso de personal en municipios, gobiernos parroquiales…adaptándolas a la una nueva realidad, enterrando la politiquería y su corrupción, o sucumbe como Estado. Así de simple.

Hoy no sé qué es peor, si los pésimos gobiernos corruptos que nos han dejado quebrados y vulnerables, o este letal virus.

Eduardo Chiriboga Aponte
[email protected]