De la deconstrucción a la nueva construcción

Hernán Yaguana Romero

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Con el avance indefinido de la pandemia del Covid-19 y el confinamiento que produce, vemos cómo en muchos lugares del planeta se empiezan a hacer algunos análisis profundos del porqué estamos así; en otras palabras, estamos entrando a una etapa de deconstrucción, término utilizado por el filósofo francés Jacques Derrida para señalar las diferentes significaciones que en un texto pueden ser descubiertas descomponiendo la estructura del lenguaje dentro del cual está redactado.

Utilizo esta palabra rebuscada de la filosofía, pues, dadas las circunstancias actuales es muy importante para la humanidad reflexionar en otro sentido; es decir, descomponer la estructura social y divisar cuáles han sido las acciones gravitantes que fueron edificando a nuestro mundo. Viene bien este ejercicio para la humanidad. Descomponer el todo en sus partes es un ensayo que nos ayudará a concienciar los hechos en nuestra vida: cuáles han sido las acciones más valiosas, pero a su vez también, cuáles han sido los actos que de una u otra manera sumaron para que el planeta tenga grietas; grietas plasmadas en desigualdad, intolerancia, facilismo, descuido, contaminación, violencia, racismo, etc.; y que a la final, unidas todas, nos están pasando una factura, cuyo valor es muy doloroso de pagar.

A lo mejor los errores de nuestra humanidad empezaron con el desarrollo industrial, las guerras del siglo anterior; el capitalismo, la era digital, o más bien son producto reciente de una sociedad donde el conformismo ha sido el arquetipo al cual nos acostumbramos y lo hicimos tan nuestro, que hasta los genes teníamos que importarlos. Si fuera así, la gran pregunta es ¿y ahora ese conformismo de qué nos sirve? Alcanza, aunque sea para hacer un breve modelo descriptivo de cómo pasar racionalmente del aislamiento al distanciamiento. La respuesta es no. ¡La única esperanza que tenemos es Dios! (O)