Lo triste de esta pandemia

Jaime A. Guzmán R.

Un ciudadano de 70 años, con una experiencia prodigiosa, es entrevistado en una de las radios locales.

El entrevistador, después de los protocolos de esta tarea, empieza su trabajo y le consulta:

– ¿Cuáles son para usted los más apremiantes problemas que aquejan al país?

Con una elocuencia propia de su sabiduría dijo:

– Creo que todos coincidimos que el problema esencial, quizá el que explica todos los demás, radica en la pérdida de valores que se observa en vastos grupos de la sociedad dirigida a las personas adultas mayores, misma que se han incrementado en estos días a causa de la grave pandemia que la estamos afrontando.

Fíjese- agrega- hace poquísimos días leí la nefasta noticia en la que se informa que, en Italia, se empleará una especie de eutanasia contra los viejitos, utilizando la estupidez más vil de la historia de la humanidad, de seleccionar a los jóvenes que tienen más probabilidades de supervivencia para aplicarles la terapia intensiva; y, que los viejos queden afuera esperando la muerte.

De seguida el periodista pregunto: – ¿Y cómo solucionar esta situación?

– A lo largo de la historia esta desazón no ha podido ser resuelta. No obstante, lo que importa ahora: es construir un país sustentado en valores.

Eso es en definitiva la idea: edificar una vida nueva, una vida que tenga como norte la formación de personas solidarias y respetuosos con los ancianos, con quienes tenemos una deuda impagable.

Sí, yo sé, comprendo que esta dificultad no es tan fácil de remediarla, pero espero que esta plaga nos lleve a reflexionar. (O)

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