El Covid-19 y sus bondades

Leonardo Izquierdo

Hace aproximadamente una década el mundo resurgía frente a una crisis financiera de gran envergadura, aún se debatía sobre el poder del capital basado en su libertad opresora. Era la época donde las metas globales se basaban en el crecimiento económico buscando equilibrios sociales, nunca alcanzados. Todavía se intentaba dar explicación a los efectos del cambio climático a través de debates académicos y con los investigadores puros, que cual profetas anunciaban el peligro eminente. A pesar de los acuerdos establecidos como Brundtland en 1987 o la Agenda 2030 en 2015, quienes realmente tenían el poder de las decisiones continuaron priorizando intereses egoístas y particulares.

Ya en 2007 serias investigaciones anunciaban los límites del consumo humano y sus riesgos globales. No solo los científicos, sino también los creativos, advertían que la humanidad estaba equivocando su lucha, viendo gigantes enemigos, aunque sus verdaderos fantasmas eran invisibles al ojo humano, pero no a su vulnerabilidad. Ahora sabemos que ellos no eran los de ciencia ficción, sino el fiel reflejo de nuestras míseras acciones.

Pero el Covid-19 llegó y está logrando lo que nadie pudo, descubrió lo básico, lo elemental, lo natural, lo indescriptible; en sí mismo nos regresó a nuestro origen. Abrió nuestra mente y nos enseñó que, de verdad lo simple es lo perfecto; y que no es necesario solo el hacer o el tener, sino el ser y el vivir. Qué emocionante saber que realmente hemos sido felices, reconocer que el aire limpio, la naturaleza verde y las sonrisas, abrazos de nuestros seres amados importan más que los bienes de cambio y la materialidad de lo social. Ahora más que nuca este virus nos permitió entender que lo que importa es simplemente lo esencial de la creación. Es momento de renacer, es momento de reconstruir, no lo material sino lo espiritual, es decir, es momento de recobrar nuestra verdadera riqueza, la esencia de lo que implica ser: humano. (O)

[email protected]