SANTIAGO OCHOA MORENO
Según la Superintendencia de Compañías, de las 61632 empresas en Ecuador, 3.080 son grandes y 40.693 microempresas. Hasta 2019, las cinco empresas más grandes tuvieron ingresos en conjunto por más de $6 mil millones.
Según el INEC (2019) al terminar el 2019, de las 8’379355 personas que conforman la Población Económicamente Activa (PEA) cerca de 3.2 millones tuvieron empleo pleno (es decir, con ingresos iguales o superiores al salario mínimo) y alrededor de 115 mil personas perdieron su trabajo formal, mientras que, 5’151323 tuvieron un empleo no adecuado.
La canasta básica ha rondado los $713 y el salario básico se ha fijado en $400. El desempleo bordea las 311 mil personas y la pobreza el 25% de la población. Según el Ministerio de Trabajo, hasta finales de marzo, 253 mil personas se han acogido al teletrabajo, hasta mediados de abril, la cifra llegaría a 300 mil, y se desarrollaría en 1.238 empresas públicas y privadas.
Sin lugar a duda, la realidad económica del país, es complicada, la pandemia está afectando mayormente a la clase pobre y va a afectar al empleo de casi toda la población. Esto nos deja algunas enseñanzas. El éxito de los modelos económicos no se mide por cuantos ricos se hacen más ricos, sino por cuantos pobres dejan de serlo. No se mide por la cantidad de propaganda que se hace sobre un gobierno, sino por la cantidad de obras bien realizadas, no se hace por el número de empleados públicos, se hace por el número necesario en cada área. También esta pandemia, nos ha dejado claro que necesitamos más beneficios para médicos, agricultores, personal de limpieza, etc., y menos beneficios para grupos de poder, necesitamos más y mejores empleos y menos gastos en altos mandos de gobierno, necesitamos más empatía entre regiones, y menos “representantes” regionales. (O)