Esto que se escribe es ficción; es solo una imaginación enrarecida por las circunstancias del momento, por el pensar en un mundo supuesto, aparente, dantesco. ¡Ojalá sea solo eso..!
Imagino: ¿vivimos un universo pensado por aquel clérigo Anglicano?, Thomas Malthus se llamó, demógrafo que a fines del siglo 18 estudió “las dinámicas de la población” y su exacerbado crecimiento, para formular la apocalíptica teoría que “la población del mundo aumentaría geométricamente, mientras que el entorno de subsistencia lo haría aritméticamente”; en fin, figuro el que vivamos el desorbitante desequilibrio entre el cada vez más alto nivel poblacional y la cada vez menor disponibilidad de recursos para sostener la vida.
La compactación poblacional en inmensas urbes, la feroz ocupación del suelo, con gigantescas e impensadas densidades humanas, ha motivado en el mundo una baja “calidad ambiental”; cada vez las urbes rebasan el indispensable equilibrio de su ámbito; el suelo urbano cada vez soporta menos la actividad humana y el hombre frenético urbaniza el campo.
No queda duda alguna que el Covid-19, su raíz, tiene origen en las inmensas concentraciones humanas, en aquellas de las ciudades chinas por sobre los diez millones de seres que rompen la armonía hombre-ambiente.
Guido Díaz, en su ensayo “Ciudades y Pestes” lo dice: “…En todas las grandes ciudades Latinoamericanas, crecen y se destruyen focos de hacinamiento propenso a la concentración de males y enfermedades urbanas;… en todas ellas se han debido realizar grandes inversiones para desinfectar y desintoxicar lugares y personas. No sabemos si este COVID-19 es también un virus derivado de la existencia de grandes concentraciones de lujo y sus correspondientes hacinamientos de pobreza; pero seguro que si es uno de los factores que lo sostiene….”.
Entonces, y frente a la ficción de este artículo, elucubro: ¿estamos frente a una selección natural de la especie humana? o ¿qué la teoría de Malthus obligue a una selección oficial de la población para mantener el equilibrio hombre-ambiente?.
Son detestables, por infrahumanas, las teorías maltusianas, pero la actual pandémica parálisis del mundo, lleva a temer de ellas.