Cuando volvamos a abrir la puerta

Talía Guerrero Aguirre

Desde mi encierro voluntario para seguridad de mi familia, de la suya, de los compañeros de los amigos y de los lojanos, comparto con ustedes parte de este hermoso mensaje de Rishima Lemuria, sugiriéndoles que, por favor, lo lean un par de veces.

Dicen las ancianas, que cuando volvamos a abrir la puerta el aire será más limpio y el agua más cristalina, que los bosques serán más espesos, que los picaflores nos cantarán al oído mil secretos de amor, que los pingüinos harán la más bella danza y que los delfines nos darán la bienvenida.

Dicen las ancianas, que cuando volvamos a abrir la puerta, seremos libres del miedo al qué dirán los otros y libres al apego material, que la tierra estará llena de flores con los más hermosos colores, que las mariposas volarán más alto y que los olores serán más dulces que la miel. Dicen que cuando volvamos a abrir la puerta no hablaremos ni de patria ni de matria, ni tendremos fronteras, ni apellidos, ni religión ni banderas; que apagaremos la televisión y miraremos las estrellas en las noches, para que nos cuenten la verdad sin pasado ni futuro.

Dicen las ancianas que nos miraremos a los ojos sin vergüenza, nos tomaremos de las manos y seremos una sola tribu de seres humanos, porque haremos menos y seremos más. Dicen que cuando abramos las puertas, de nuestras casas iremos a correr por los cerros y subiremos las montañas, reiremos a carcajadas, jugaremos y bailaremos como niños y reconoceremos el paraíso y el cielo en la tierra que caminaremos descalzos, sin prisa y sin equipaje, que ya no buscaremos propósitos para vivir, sino que simplemente viviremos.

Cuando lo haya leído, escoja lo que usted quiere hacer, porque cuando abra su puerta, simplemente será un ser humano con vida. Y únase así a la campaña de Diario la Hora ‘Nos levantaremos una y mil veces” y si es necesario más. (O)

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