Nuestra crisis

Andrés Poma Costa

Existe una crisis interior que es solamente nuestra; adherida a nosotros, arraigada por dentro. No nacemos con ella, sino que la vamos adquiriendo a través del tiempo, producto de banalidades e ideas tan peligrosas como destructivas.

Esta crisis está compuesta de elementos que contradicen la condición humana; falta de empatía, pensamientos imprudentes y deseos de apariencia, son algunos de los ejemplos que la sustentan y que, en consecuencia, promueven una sociedad en decadencia.

Actualmente, nuestra crisis deshumanizada, modernamente líquida y de valores endebles, se ha encontrado con una crisis real y completamente diferente; misma que, con rasgos propios de una situación devastadora, nos ha arrebatado la calma y nos ha demostrado cuán frágiles, desprevenidos e inconscientes andamos.

Estos días de nerviosismo y preocupación, han descubierto en gran medida nuestra crisis, y por la ausencia de valores en nosotros, nos hemos visto distantes para enfrentar como se debe este tiempo. Pero, para eso están las crisis; para aprender, mejorar y reinventarse. Por las crisis se forman sociedades nuevas, y por ellas es que el ser humano ha comprendido que la esencia de la vida es totalmente ajena a necesidades vacías e insensatas.

Cuando esta situación acabe, porque evidentemente así será, no creo que despertemos dentro de una sociedad perfecta y renovada. Pero sí pienso, o por lo menos espero que, cuando volvamos a caminar por las calles libremente –aún con miedo, todavía con dudas–, lo hagamos con algo más de humanismo, sencillez y sentido común, porque si de momentos como estos no aprendemos, no habrá nada en este mundo que nos sirva de enseñanza, y no quisiera nunca que el roce tangible de la muerte sea el último recurso que nos quede. (O)

[email protected]