Contra el gradualismo fiscal

Cuando termine el Estado de Excepción, el contagio se controle y los ecuatorianos empiecen a salir del encierro, ¿qué pasará con sus bolsillos?

Radicalmente volátiles son los tiempos en los que nos encontramos; no es momento para medias tintas. El “gradualismo” puede funcionar para llevar campañas, evitar caídas de Gobierno y, quizá, salvar incluso la imagen ante la historia, pero no sirve para salvar al pueblo ante la tormenta.

Profunda es esta emergencia, así como es la crisis que enfrentamos. Profundas deben ser las medidas de contención.

Ayer, nuevamente, se desplomaron los mercados internacionales, el petróleo y la demanda mundial de todas las exportaciones ecuatorianas. El Gobierno anunció haber “asegurado” desembolsos por 80 millones de “multilaterales”, los cuales le servirían como línea de supervivencia. No es claro si es que llegarán: todas las economías emergentes del mundo tienen la misma necesidad, si no mayor.

El Gobierno también anunció varias medidas de flexibilidad laboral que alivian al sector privado. También se dispuso que la banca preste cierta flexibilidad con el pago de créditos, así como lo hará el Biess.

El período de gracia para los afiliados voluntarios al IESS se queda corto. Nada se ha hecho por aliviar el peso financiero de todas las empresas del país al tener todavía que cumplir con el grueso de sus obligaciones tributarias y sus contribuciones al IESS. La carga, para muchas, es insostenible.

La austeridad fiscal y la imagen de responsabilidad ante el FMI debe archivarse por el momento. La supervivencia del país, cuando pase la emergencia médica, será aún más crítica.

“Cuando una medicina no hace daño deberíamos alegrarnos”.

Pierre Augustin de Beaumarchais

Poeta dramático francés (1732-1799)

“Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”.

Hipócrates

Médico griego (s. V AC-s. IV AC)