Contenidos ‘digiculturales’

Pablo Escandón Montenegro

En esta temporada de aislamiento social y de contacto humano restringido, los contenidos digitales son los que más estamos consumiendo en tabletas, teléfonos y computadoras, pues la programación de la tv aún sigue mostrándonos el bucle de la repetición.

La lectura es el mejor contenido, pero también la podemos consumir en plataformas, como la visita a los museos, la música, las películas y las obras de teatro. Pero, ¿qué instituciones culturales se han volcado a lo digital, cuáles son las que nos ofrecen una extensión de sus actividades en formatos lúdicos, de descubrimiento, de aprendizaje y conversación? Fácil. Ninguna. En Ecuador no tenemos la cultura de ofrecer el catálogo de obras y compréndase por obras, desde la figurilla de Valdivia hasta la presentación de teatro, el libro digital y la exposición virtual.

Las universidades, en esta semana, están descubriendo las potencialidades de las herramientas digitales y sus plataformas educativas, que las tienen subutilizadas, y los docentes, muchos renegados frente a la tecnología, ahora miran con buenos ojos los beneficios de la digitalización y están llenando de contenidos las aulas vacías.

Sí, el contenido es el rey, la reina y la corte imperial de la vida digital, no la herramienta, pues hay que saber cómo contar, en qué tiempos, para quiénes, con qué tonos y en qué formatos.

Ahora que estamos más tiempo frente a las pantallas, y cuando los dispositivos son el medio para el aprendizaje, sea educativo, artístico o académico, nos damos cuenta de que la producción de contenidos es esencial para establecer una nueva independencia del monopolio existente.

Las plataformas siempre han estado allí para que las llenemos de contenido. No seamos torpes, ahora que estamos en casa, pensemos más en contenidos propios, seamos audiencias creativas y no pasivas.

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