Por ti tañen las campanas

Pablo Vivanco Ordoñez

Nos ha costado tanto hacerlo, desde hace mucho que el problema fue ese, más nadie quiso reconocerlo. O nadie advirtió en su importancia o nadie actuaba por indiferencia, porque todos sabían que podía solucionar los conflictos más amargos que se daban aún en la esquina de la casa, en la oficina misma, en la familia. ¿Esto hacía falta para sabernos uno solo en la diversidad profunda de las aguas que nos cubren a todos, que bajo el mismo cielo nos juntamos en el mismo temor que nos encierra en los cubos de nuestras habitaciones tan acostumbradas a guardarnos solo en la noche? La muerte siempre despierta el nervio agudo de la necesidad honda de sentir el palpitar de los nuestros, del mundo, en la mano, en la piel, en el segundo de cada hora y en el tiempo de todo el tiempo. Invadidos por un mal que se reproduce en el contacto, que nos impone distancias, que nos confina, que nos siembra el miedo, inundados de noticias que mienten, de cifras que alarman, debemos sabernos parte sustancial de una sociedad que puede dañarse porque uno decide no hacer bien su deber. Acá nos corresponde cumplir a cada quien lo asignado, pero también pensar en medio del silencio de la ciudad, que la solución de este virus, como el de la pobreza, el hambre, la desigualdad, también nos involucra a todos, le perjudica al mundo; darles la espalda solo aumenta el riesgo de los menos protegidos.

Ser pesimista es tomar algo por trágico, y esa actitud es una exageración y una incomodidad – se dice a sí mismo Bernardo Soares en su Libro del desasosiego. Al oficio de vivir le corresponde en horas de incertidumbre calzarse la paciencia, esperar más aún en la larga espera, y lavarse las manos frecuentemente. Lo indispensable: sabernos hijos de una familia ampliada en medio de la casa grande que es el mundo, para que la vanidad no nos agote, ni la relativa seguridad nos convierta en mezquinos. Medique el miedo con información, ayude si puede hacerlo, sea solidario, y recuerde que todos somos una misma porción del mundo. (O)

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