Calma versus pánico

Toque de queda. Así se puede definir lo que ocurre en Italia, pero no porque haya una guerra civil, dictadura o delincuencia a niveles incontrolables, sino más bien porque la salud de la población está en riesgo. A esos niveles hemos llegado: detener la vida, privarnos de libertad, rehacer forzosamente la convivencia desde lo doméstico, mirar el cielo detrás de los barrotes de unas ventanas, esperar que todo pase y que el perifoneo que realiza la Policía con mensajes de advertencia a la población termine. Todo parece traído de la ciencia ficción, de una inagotable fuente de creatividad y locura.

Este episodio mundial nos replantea todo y lo peor, a la fuerza. ¿Por qué será que la humanidad tiene que tocar fondo para girar y a veces ni siquiera lo logra? No hay un día en el año que hayan cesado los conflictos entre tribus, países, grupos, líderes y empresas. A la distancia de 21 siglos, los problemas se repiten y las señales de riesgo pasan inadvertidas y muchas veces son burladas. La naturaleza nos clama respeto, pero también nos puede gritar: calentamiento global, terremotos, huracanes, tifones, ciclones y tsunamis. Y también nos puede escupir epidemias, virus y bacterias.

La calma no debe ser la respuesta forzada al pánico, sino más bien el cambio de actitud ante un mundo decadente. Para miles de millones de personas la declaración mundial de pandemia es ya parte de su registro histórico, del paso por un planeta que evidencia varias enfermedades. La crisis puede ser la mejor oportunidad para sacar del juego al racismo, la xenofobia, el fanatismo religioso, el clasismo, la homofobia, la violencia en sus diferentes formas e intensidades, el odio y “la guerra como la extensión de la política por otros medios”.

No hay ganadores en el caos, pero sí hay damnificados y personas en indefensión. Por ellos y por nosotros, la realidad debe cambiar, pues no hay más ciego que el que no quiere ver. El planeta nos advierte una vez más sobre el giro de rumbo y la respuesta no espera para mañana. ¿Calma o pánico? Usted escoge.

[email protected]
@cesarulloa_77