Beneficio diminuto

ARMANDO DAZA QUIÑÓNEZ

La ideología de los gobiernos, sean de izquierda, del centro o de derecha, no exigen ser enemigos en los temas comerciales con las potencias, cada quien debe defender sus ideas políticas, sociales y cumplir con sus acuerdos comerciales. El esfuerzo humano siempre fue el principal capital, en todos los tiempos y las sociedades, el rendimiento de la tierra con la participación del hombre se multiplica y necesitamos mayores consumidores, de tal modo que el cambio de materia prima por dólares genere riqueza en las personas y el Estado.

Con estos argumentos de hecho, es importante firmar tratados de libre comercio con todos los gobiernos; el mayor inconveniente que afrontamos es que las potencias con quienes intercambiamos nuestros bienes y servicios, entre ellos nuestro mayor consumidor Estados Unidos, solamente nos concede beneficios económicos diminutos, mientras que ellos aprovechan nuestras riquezas, exigiendo la mejor calidad de productos e imponen precios bajos, exigen negocios exclusivos, establecen condiciones políticas; si nos conceden créditos establecen recetas obligatorias que afectan la economía de los ciudadanos y del país, así pues, el Gobierno y el Estado quedan amarrados con base a los intereses de las potencias citadas.

Tenemos que aprender a pelear con seguridad y ventaja, para tal fin, los contratos que suscribamos deben ser equitativos en relación a contratos suscritos anteriormente, evitando perder varios juicios que pueden costar miles de millones al pueblo ecuatoriano. Estamos de acuerdo con los tratados internacionales porque lo necesitamos, pero en igualdad de condiciones y beneficios, respetando la libertad, libre determinación y la igualdad entre naciones, tal como lo establece el principio universal de equidad y justicia entre los pueblos. Aspiramos a que los beneficios producto de los tratados económicos, favorezcan al Ecuador.

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