Amordazando el sentimiento

Yadira Torres

Definitivamente no logro comprender como la tiranía se apodera de la conciencia de la gente para cometer actos vandálicos, pretender deshonrar la memoria cometiendo desenfrenos en exequias, es hacer un papel grotesco bajo la figura de imponer una ideología, he ahí la potestad de herir al espíritu y abofetear el derecho de los demás.

El irrespeto mediante insultos y consignas proferidos por seguidores del Gobierno, sucedido la semana anterior en la Catedral de Managua, en las exequias del poeta y sacerdote Ernesto Cardenal, estimula a reflexionar sobre el significado de no concordar con la forma y procedimiento que rige a un Estado. Quienes estamos fuera de este contexto, esgrimimos la hipótesis de la vileza humana que cerca al gobierno; un atentado al sentir, al agradecimiento, al compañerismo, a la libertad. Muy aparte de los aciertos y desaciertos que califiquen al ser humano, está el respeto a su memoria, al duelo de sus deudos, a la democracia de un país y, a miles de seguidores amantes de sus letras en el mundo.

Que difícil vivir en zozobra, bajo la imposición de miedo y del silencio como regla. Vivir bajo estas condiciones, formas y procedimientos, resulta distante de vivir en democracia.

Lo tangible es que Nicaragua perdió una gran figura de la literatura Latinoamericana, a un hombre enigmático que luchó contra la desigualdad social, aunque la barbarie le despoje su tranquilidad y, sacuda con actos indignos su cuerpo inerte, vileza incapaz de comprender que la carne es mortal y llegó a su fin, pero el alma es eterna y germinó en el sentir de su pueblo.

Una acción que desembocó en dolor e indignación, por el ataque de una turba enardecida, víctima de sus ideales y servilismo; que impulsó el deseo de libertad en el pueblo, pretendiendo amordazar al sentimiento. (O)

[email protected]