Archivos, intereses y verdades

Carlos Freile

En 1958 falleció el papa Pío XII y fue alabado en los más altos tonos por innumerables personalidades, entre ellas varios dirigentes judíos, agradecidos por la inmensa labor del fallecido pontífice en bien de los perseguidos durante la dictadura nacionalsocialista en varios países de Europa.

En 1963, un exnazi devenido en comunista, publicó un casi ilegible libro intitulado ‘El Vicario’ en que calumniaba a Pío XII acusándolo de haber colaborado con Hitler por razones sobre todo económicas. El autor estaba dirigido por el KGB soviético que amplió la campaña de difamación por diversos medios. De allí en adelante en los grandes medios de comunicación prevaleció la versión comunista sobre la actitud de Pío XII, en relación con el Holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial.

Varios investigadores reclamaban que la Santa Sede no pusiera los archivos de la época, del papa mencionado, a su disposición y denunciaban un auténtico sabotaje eclesiástico contra la verdad histórica. Lo que no decían es que para poder investigar en un archivo éste debe estar ya catalogado y con los índices precisos elaborados. Tratándose de millones de documentos era imposible que en pocos años se realizara esta labor.

Desde el 2 de marzo, una vez finalizada la catalogación y casi la digitalización, se ha puesto a la orden de los investigadores ese acervo documental. Todo investigador calificado podrá revisar esos papeles; con toda certeza no habrá grandes novedades en contra de la buena fama de Pío XII, al contrario, saldrá a la luz toda su obra misericordiosa.

Al no ser ya los comunistas protagonistas de la política y al no ser de su interés lanzar lodo contra la Iglesia para que el mundo se olvide de sus crímenes, será más fácil que intelectuales honestos hagan conocer más detalles de este enojoso complot.

Pero ya existe un libro en 11 volúmenes: ‘Actes et Documents du Saint-Siège relatifs à la Seconde Guerre mondiale’, de Pierre Blet et al. (LEV, Città del Vaticano, 1965-1981), que pone las cosas en su lugar en defensa de Pío XII y de la verdad.

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