Marvin Harris

Rocío Silva

Cuando sabes de Marvin Harris, no puedes dejar de amarlo, sí, este antropólogo neoyorquino, promotor del materialismo cultural; te subyuga, te atrapa con su influjo del filósofo social conductista Skinner; y, de a poco, a medida que te vas enamorando de su teoría y metodología de análisis, descubres que el comportamiento humano, es una función de las historias ambientales.

La literatura de Harris, es fluida y te vierte, sin esperar tu consentimiento, en la corriente del Materialismo Cultural; entiendes que la organización cultural, la ideología y el simbolismo, conforman el marco materialista, compuesto de infraestructura, estructura y superestructura; y, ya no satanizas al materialismo, llegas a defender que la sociedad se desarrolla sobre la base de ensayo y error. Marvin Harris te vuelve apto para comprender, lo beneficioso de la habilidad de la sociedad de producir y/o reproducir.

Marvin Harris, hace que te replantees conceptos y que llegues a darte cuenta, sin más cavilaciones, que lo importante es la pervivencia de las sociedades; no es que mires con desdén a la cultura, por el contrario, la resignificas en la razón de leyes, gobierno, religión, valores familiares, normas, rituales, símbolos, mitos, imaginarios; porque descubres lógicas subyacentes, que son beneficiosas para la sociedad, caso contrario desaparecerían.

Por Marvin Harris, entras en conflicto con tus viejos amores, con aquellos que amaste por ser defensores de las doctrinas antropológicas alternativas; y, no te importa que digan que el materialismo cultural, ignora la influencia de la estructura sobre la Infraestructura; también miras con recelo a los postmodernistas, porque creen que la confianza en la objetividad en el estudio de la cultura no es apropiada, se empecinan en que la ciencia es simplemente una función de la cultura; que tienen razón, la tienen; pero es tarde, ya amas a Harris, y empiezas a tender puentes con los idealistas, los sigues amando con sus variables tales como la genética. El amor por Harris no es simplista, porque te dejas llevar por las influencias intelectuales y espirituales complejas sobre la sociedad en la que vives y de la que te beneficias.