La migración y el incremento de la violencia

Emily Torres Larriva

El incremento de la violencia en el último año es alarmante hay quienes manifiestan que para el país se trata del año más violento de los últimos 100 años.

Según estadísticas del Ministerio de Gobierno, los robos a personas –uno de los delitos más recurrentes– han incrementado en un 9,41 % entre 2018 y 2019.

La migración es un detonante que crece a pasos impresionantes, a vista de autoridades y gobernantes sin acciones eficaces, cada uno de los rincones del país acoge en calles y avenidas a miles de extranjeros que viven en condiciones de pobreza extrema, familias enteras se han apoderado de veredas y semáforos, lugares en donde viven, trabajan y hasta duermen, estas condiciones de necesidad extrema han llevado a muchos a delinquir.

El centro de nuestra ciudad símbolo del comercio típico de la provincia prolifera vertiginosamente y nos ha convertido en un atractivo para inversiones y negocios durante décadas, pero lamentablemente el desorden impera en los últimos años, veredas y semáforos son derechos ciudadanos invadidos, que se ha transformado en albergue de cientos de personas que luchan con la pobreza.

Es lamentable caminar por nuestra tierra con el miedo y la zozobra, el Ministerio de Gobierno ha ratificado el incremento de robos en el último año, pero cómo podemos frenar estos índices si a plena luz del día se come, se duerme y hasta se consumen sustancias ilegales en los principales lugares de tránsito de la ciudad.

Nuestras calles necesitan ser acendradas, no sólo de la basura, no sólo de los desechos, del principal problema que camina por las arterias de la provincia, que pone en peligro la seguridad e integridad de los ciudadanos.

Medios de comunicación diariamente nos informan de sucesos violentos donde siempre están involucrados extranjeros, y por otro lado, empresarios y comerciantes abusan de la vulnerabilidad para realizar contrataciones que violan todos los derechos laborales.

Con estos antecedentes y de mantenerse las políticas públicas difícilmente encontraremos una salida a este mal que nos encasilla como uno de los países más violentos de Sudamérica.

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