Limpieza y pulcritud

La limpieza y pulcritud es de toda la vida, nace en el hogar y muere con la persona que la adquirió con la enseñanza de los padres, la familia, la maestra o el maestro. Con motivo de la epidemia del Covid-19 o Coronavirus, se hace hincapié en el lavado de manos, la mascarilla, saber toser con el pañuelo sobre la boca o utilizar la parte interna del codo; el estornudo puede aparecer en cualquier momento y lo recomendable es esquivar a los demás y procurar que parte del esputo caiga hacia el suelo.

Sabemos que el estado gripal amerita reposo, cubrirse, no dar la mano, alejarse de las personas, pues, el contagio aflora rápidamente, más aún el saludo con beso en la mejilla resulta conflictivo; ahora se prohíbe dar la mano y saludar con el beso. Existen las toallas húmedas para portarlas con facilidad y desecharlas en fundita plástica, se generaliza la mascarilla como protector bucal y nasal. La buena enseñanza y la sana costumbre nos conllevan al aseo de manos frecuentemente, no es tan propicio dar la mano, pues, es transmisora de descuidos en el aseo.

Dentro de casa y fuera de ella hay que procurar el lavado de manos, no sentarse en la cama con la ropa diaria, con mayor razón si venimos de visitar a un enfermo, del sepelio o cementerio; los zapatos deben ubicarse en cierto lugar al llegar a casa y cambiarlos por las zapatillas, pues, en la calle se pisa sin pensar lo que hubo antes de llegar allí. En la enseñanza infantil existió el rincón de aseo para que los pequeños maduraran la idea del aseo corporal, con toalla limpia, jabón suficiente, lavacara y jarras blancas para observar la nitidez, esta norma contribuyó de manera ejemplar para el seno del hogar de los niños.

La sabia norma del aseo debe perdurar y mantenerse desde que amanece hasta que llega la hora de dormir, sin descuidar el lavado de manos en el inodoro. La OMS, los medios de difusión, los médicos, reiteran constantemente el aseo de las manos con abundante jabón y, a propósito, es bueno recordar que las uñas deben ser renovadas, recortadas, pues, allí se almacenan focos infecciosos. Es hora de que cumplamos con precisión las medidas tomadas a nivel mundial para preservar la salud y que Dios Todopoderoso nos ampare y nos vea con ojos de piedad.