De la historia se aprende poco

¿Quedarnos con los brazos cruzados cuando en el índice de Percepción de la Corrupción, Ecuador obtuvo 34 sobre 100 en transparencia del sector público, que nos ubica en el puesto 93 de 180 países? Imposible sería si es que se toma en serio aquello de “hacer una cirugía radical” que ponga freno a la corrupción sistémica que nos azota. ¿Es más probable la vuelta atrás que ir hacia delante?

Lo que sucede trae a la memoria los célebres “gastos reservados” de antaño. El sistema de compras públicas adolece de varias falencias, puesto que la Ley que las norma, al ser discrecional, permite poca transparencia en los procesos. Hay mejoras en cuanto al aumento de adjudicaciones por un régimen común, es cierto. Quedó atrás el “régimen especial”, que permitía la “asignación a dedo”. Sin embargo, hay oscuridad en la transparencia y el acceso a la información.

Los entendidos señalan que aún hay un marco muy amplio y susceptible a la discrecionalidad, para declarar confidencial o reservado un proceso de contratación. El vocablo “discrecional” tiene como sinónimos “voluntario, facultativo, potestativo”. Discrecionalidad, según los diccionarios, hace referencia a aquello que se hace libremente, a la facultad del Gobierno en funciones que no están regladas. ¿Es éste nuestro caso?

De la historia se aprende muy poco. Lo visto en el sistema de compras públicas (las del Estado) es que la discrecionalidad está presente y operando. La enmienda mediante el diálogo, la confrontación democrática, la organización y la cooperación entre las instituciones llamadas a defender los intereses ciudadanos son indispensables. De lo contrario, pronto tendremos que hablar de otra “década ganada” tipo correísta.


Así como el hierro se oxida por falta de uso, también la inactividad destruye el intelecto”. Leonardo Da Vinci Pintor, escultor e inventor italiano (1452-1519)

Las voluntades débiles se traducen en discursos; las fuertes, en actos”. Gustave Le Bon Psicólogo francés (1841-1931).