Circo, epidemia y virus

Kléber Mantilla Cisneros

El brote epidémico del coronavirus permite descubrir la realidad enigmática de China y su expansión económica y cultural. La marcha y el futuro del mundo y la dependencia de países pobres por su limitado derecho a la protección de la salud humana. La OMS (Organización Mundial de Salud) consideró prioridad la alerta global ante un virus que nació y mutó desde algún mercado de mariscos y animales exóticos desde el gigante asiático.

Con prácticas culinarias con murciélagos, serpientes y pájaros, la ciudad de Wuhan escenifica un centro político, económico, financiero, comercial, bioquímico e incluso militar clausurado en China. Ahí, donde viven 11 millones de personas y están en cuarentena millones más a la espera de una vacuna o un tratamiento efectivo.

El resto del mundo cierra las rutas: conexiones aéreas, terrestres y marinas. Pero, la difusión rutilante del virus en redes sociales causa sobresalto y miedo. La desigualdad entre países al descubierto. Unos con la precarización y deterioro de servicios de salud que reflejan malas o pésimas políticas preventivas. El peligroso acompañamiento a cataclísmicos desastres naturales producto del calentamiento global a la orden. ¿Otra profecía?

En un país con dos exvicepresidentes con cárcel por enriquecimiento ilegal y concusión por ‘diezmos’, ¿no es momento de depurar esa mala política antes que nos arrase una epidemia mortal? ¿Por qué Ecuador espera ‘a la fila’ constatar un caso de coronavirus cuando gasta USD 2,5 millones en un circo de hielo que pretende comunicar proyectos sociales? ¿Mediocridad y corrupción, acaso no tienen un límite?

La dependencia con China en proyectos de infraestructura desde hace 12 años movilizó gente que hoy urgen medidas drásticas de prevención. Pues, no es un simple problema de prestamistas o de reglas a depredadores del mar. Sino, de una epidemia que refleja la debilidad estatal, de su sistema de salud y del absurdo de la mentira política cuando entra en acción. Sin escrúpulos y descaro se pretenden construir plataformas electorales con un pueblo que se aproxima al precipicio por un riesgo silencioso ante el contagio masivo.

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