Esencial: enmendar errores

El único modo de ser distinto es que no todo sea reemplazado o echado al tacho de la basura sin mayores contemplaciones. No es “cambiar” para que todo siga igual, pues de ser así el estancamiento en la economía, lo social, la política, la educación y la cultura nos llevaría a un callejón sin salida y a un adormecimiento enfermizo que nos relegaría al oscuro fondo del baúl de la historia.

En cuanto a la educación en particular, desde Vicente Rocafuerte y García Moreno en el siglo XIX hasta Eloy Alfaro y José María Velasco Ibarra en el XX, por solo citar dos ejemplos, hay incontables logros y aportaciones rescatables y permanentes en la historia nacional. No es cuestión de defender o de discrepar sobre lo que se deshaga o se haga, es que, de ser así, no debería llamarse cambio.

Cada gobierno, sea bueno o malo, regular o hasta el peor, para bien de la sociedad debe emprender reales procesos de cambio y si quiere dejar huella hacerlos con radicalidad y con estilo propio. No es fácil cambiar, eso lo saben y lo padecen los líderes verdaderos. Los cambios y los momentos de cambio no deberían sustentarse en procurar lo nuevo en abandono de lo viejo. Tampoco en “cacerías de brujas”.

Enmendar errores es parte esencial del proceso educativo. Si se denunciaron anomalías en la prueba Ser Bachiller, pues a investigarlas y enderezar lo torcido. Si es necesario y comprobable que sus contenidos sean ajustados, pues ¿qué nos detiene? Que la prueba devela vacíos y desniveles en los educandos, su corrección debe contemplarse en los planes de trabajo del Ministerio e instituciones del ramo.


Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros”. Cicerón Escritor, orador y político romano (106 AC-43 AC)El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad”. Albert Einstein Científico alemán (1879-1955)