Con sus manos prodigiosas, las parteras traen a las criaturas al mundo

CONOCIMIENTO. Zoila Caicedo, una de las comadronas de Esmeraldas.
CONOCIMIENTO. Zoila Caicedo, una de las comadronas de Esmeraldas.
CONOCIMIENTO. Zoila Caicedo, una de las comadronas de Esmeraldas.
CONOCIMIENTO. Zoila Caicedo, una de las comadronas de Esmeraldas.

Redacción LA HORA, ESMERALDAS

Zoila Caicedo Nazareno goza de gran popularidad en la ciudad de Esmeraldas. Durante 50 años, se ha dedicado a ‘partear’ a un elevado número de mujeres, razón por la cual es muy apreciada por la comunidad.

Su residencia está ubicada en el barrio Bellavista Sur. A pesar de su edad avanzada (93 años), sigue atendiendo a las madres que buscan sus servicios: “Ya estoy retirada, ya no parteo; sin embargo, me necesitan cuando los niños están mal ubicados en el vientre”, dice.

Caicedo forma parte del numeroso grupo de ‘comadronas’ (parteras), que han ayudado a las parturientas a salir bien libradas en esa noble y arriesgada misión de traer una criatura a este mundo.

Historias de vida
San José de Cachaví es una remota comunidad perteneciente a la parroquia Urbina, del cantón San Lorenzo. Allá nació Caicedo, quien se trasladó a Esmeraldas hace 50 años. El oficio de partera lo aprendió de su mamá, Sofía Nazareno Mina, que tuvo por costumbre dar a luz sus hijos sin ayuda de nadie.

Caicedo relata que una vez acompañaba a su mamá, quien estaba estaba en días de dar a luz, cuando ella le manifestó que sentía dolores de parto: “Me mandó a buscar ramas secas, ordenó que hiciera una fogata y que pasara una y otra vez el machete por las llamas”.

Cuando le apuraron los dolores, su madre se puso en cuclillas con las piernas abiertas y le dio instrucciones sobre cómo proceder: “Ayudé a salir a la criatura, era una niña, con el machete le corté y aplasté el ombligo para evitar una infección. Me pidió que le aplastara el vientre y expulsó la placenta”, cuenta.

Capacitación
Las autoridades de salud valoran el aporte de las comadronas en el alumbramiento. Por eso, periódicamente realizan jornadas de capacitación para asegurar que tengan los conocimientos necesarios para realizar este trabajo.

“A las mujeres que atendí les hacía un seguimiento previo para saber la posición del niño. Gracias a Dios, todas las parturientas y sus hijos vivieron con felicidad”, afirma Caicedo.

Luego del parto, sostiene, la partera debe estar pendiente de la salud de la madre y del niño. Hay que verificar que al bebé se le ‘caiga’ el ombligo, se lo cura con alumbre y hoja de guayaba, se hace una mezcla y ese polvo se aplica al recién nacido hasta que esté sano, que por lo general demora cuatro días.

Confianza de la paciente
Pércides Solís es una matrona que reside en Ricaurte, cabecera parroquial de Tululbí, cantón San Lorenzo, en el norte de la provincia de Esmeraldas. Ella es madre de ochos hijos y a todos los tuvo bajo el cuidado de parteras.
“Gracias a Dios, jamás tuve complicaciones. Fui atendida en ocasiones por dos parteras, en otras solo por una. Ambas ya fallecieron, las recuerdo con mucho cariño”, dice.

Sobre los cuidados que le daban las expertas, Solís cuenta: “Las comadronas se encargaban de tocarme durante el embarazo, para acomodar a la criatura. Ellas sabían que, si estaba boca abajo, era varón; pero si estaba boca arriba, mujer. Cuando nacían, por cuarenta días comía únicamente gallina criolla o caldo de bagre, ingería agua de nacedera para limpiar el vientre, también de manzanilla y borraja, así como tomar la botella curada”. (DLH)

Las primeras obstetras
° Esmeraldas tuvo sus primeras obstetrices hace más de 90 años. Estas fueron Gelma Villacrés y Eloísa Díaz Drouet, en los años 30, cuando los servicios de salud eran precarios y la mayoría de los partos eran atendidos por las parteras o comadronas. En los distritos de salud de Esmeraldas y Atacames, todos los años se realizan jornadas de capacitación a las parteras, con la finalidad de que desarrollen en buena forma su trabajo. “El Ministerio de Salud valora el aporte dado por las parteras y curanderos en bien de la salud de la población, por eso la importancia de capacitarlos, pensando en el bienestar de la población”, dice Saskia Lastra Corozo, médica del Distrito de Salud de Esmeraldas.