Raciocinar y reflexionar

MARÍA LUISA GÓMEZ DE LA TORRE GÓMEZ

Prudente es al llegar la finalización del año calendario realizar la retrospección de lo vivido considerando que la vida es digna de ser apreciada, querida y se apodera de los corazones de los mortales para enrumbarse por el ambiente de paz, amor, alegría y esperanza; por ello es necesario renovar nuestro compromiso para con nosotros mismos y para con nuestros semejantes.

Vivimos en un mundo carente de espiritualización, estamos llevando la salud al exterminio porque se está destruyendo el planeta y nuestra vida, simplemente salta a la vista la comodidad de las personas, siempre se busca un culpable para endilgar los errores, no se medita dentro de sí y del pensamiento propio. El mal que se ocasiona al semejante se revertirá en los hijos, los nietos en un medio que heredarán con la venia del hombre destructor, como se palpa a diario con guerras, sublevaciones, irrespeto, ambición de poder, parricidios, violaciones, crímenes, corrupción, calentamiento global, deshielos, cruentos inviernos y desastres.

El entendimiento y el amor hacen falta para respetar a la humanidad, pensamientos positivos traen como consecuencias acciones positivas. Que el nuevo año permita enfocarnos con una mentalidad avanzada, superándonos para obrar sin egoísmos, con falsas promesas que francamente los ecuatorianos no lo merecemos. Una felicidad completa en un país no existe por la falta de calidad humana, de la percepción de la realidad en que vivimos, el odio, la ignorancia que permite muchos errores.

Llego a ustedes con un sublime mensaje de amor, paz y solidaridad, amar, reverenciar y sentir gratitud es pensar en Dios; llenemos nuestra mente de pensamientos positivos, constructivos y respetuosos que serán los verdaderos soportes de nuestra felicidad, elevemos los pensamientos, la atención y el corazón hacia el bien y la virtud, dando lo mejor de nuestro ser. El infinito tesoro se halla en el cofre de nuestro mundo interior. ¡Feliz año 2020!

[email protected]

MARÍA LUISA GÓMEZ DE LA TORRE GÓMEZ

Prudente es al llegar la finalización del año calendario realizar la retrospección de lo vivido considerando que la vida es digna de ser apreciada, querida y se apodera de los corazones de los mortales para enrumbarse por el ambiente de paz, amor, alegría y esperanza; por ello es necesario renovar nuestro compromiso para con nosotros mismos y para con nuestros semejantes.

Vivimos en un mundo carente de espiritualización, estamos llevando la salud al exterminio porque se está destruyendo el planeta y nuestra vida, simplemente salta a la vista la comodidad de las personas, siempre se busca un culpable para endilgar los errores, no se medita dentro de sí y del pensamiento propio. El mal que se ocasiona al semejante se revertirá en los hijos, los nietos en un medio que heredarán con la venia del hombre destructor, como se palpa a diario con guerras, sublevaciones, irrespeto, ambición de poder, parricidios, violaciones, crímenes, corrupción, calentamiento global, deshielos, cruentos inviernos y desastres.

El entendimiento y el amor hacen falta para respetar a la humanidad, pensamientos positivos traen como consecuencias acciones positivas. Que el nuevo año permita enfocarnos con una mentalidad avanzada, superándonos para obrar sin egoísmos, con falsas promesas que francamente los ecuatorianos no lo merecemos. Una felicidad completa en un país no existe por la falta de calidad humana, de la percepción de la realidad en que vivimos, el odio, la ignorancia que permite muchos errores.

Llego a ustedes con un sublime mensaje de amor, paz y solidaridad, amar, reverenciar y sentir gratitud es pensar en Dios; llenemos nuestra mente de pensamientos positivos, constructivos y respetuosos que serán los verdaderos soportes de nuestra felicidad, elevemos los pensamientos, la atención y el corazón hacia el bien y la virtud, dando lo mejor de nuestro ser. El infinito tesoro se halla en el cofre de nuestro mundo interior. ¡Feliz año 2020!

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Prudente es al llegar la finalización del año calendario realizar la retrospección de lo vivido considerando que la vida es digna de ser apreciada, querida y se apodera de los corazones de los mortales para enrumbarse por el ambiente de paz, amor, alegría y esperanza; por ello es necesario renovar nuestro compromiso para con nosotros mismos y para con nuestros semejantes.

Vivimos en un mundo carente de espiritualización, estamos llevando la salud al exterminio porque se está destruyendo el planeta y nuestra vida, simplemente salta a la vista la comodidad de las personas, siempre se busca un culpable para endilgar los errores, no se medita dentro de sí y del pensamiento propio. El mal que se ocasiona al semejante se revertirá en los hijos, los nietos en un medio que heredarán con la venia del hombre destructor, como se palpa a diario con guerras, sublevaciones, irrespeto, ambición de poder, parricidios, violaciones, crímenes, corrupción, calentamiento global, deshielos, cruentos inviernos y desastres.

El entendimiento y el amor hacen falta para respetar a la humanidad, pensamientos positivos traen como consecuencias acciones positivas. Que el nuevo año permita enfocarnos con una mentalidad avanzada, superándonos para obrar sin egoísmos, con falsas promesas que francamente los ecuatorianos no lo merecemos. Una felicidad completa en un país no existe por la falta de calidad humana, de la percepción de la realidad en que vivimos, el odio, la ignorancia que permite muchos errores.

Llego a ustedes con un sublime mensaje de amor, paz y solidaridad, amar, reverenciar y sentir gratitud es pensar en Dios; llenemos nuestra mente de pensamientos positivos, constructivos y respetuosos que serán los verdaderos soportes de nuestra felicidad, elevemos los pensamientos, la atención y el corazón hacia el bien y la virtud, dando lo mejor de nuestro ser. El infinito tesoro se halla en el cofre de nuestro mundo interior. ¡Feliz año 2020!

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Prudente es al llegar la finalización del año calendario realizar la retrospección de lo vivido considerando que la vida es digna de ser apreciada, querida y se apodera de los corazones de los mortales para enrumbarse por el ambiente de paz, amor, alegría y esperanza; por ello es necesario renovar nuestro compromiso para con nosotros mismos y para con nuestros semejantes.

Vivimos en un mundo carente de espiritualización, estamos llevando la salud al exterminio porque se está destruyendo el planeta y nuestra vida, simplemente salta a la vista la comodidad de las personas, siempre se busca un culpable para endilgar los errores, no se medita dentro de sí y del pensamiento propio. El mal que se ocasiona al semejante se revertirá en los hijos, los nietos en un medio que heredarán con la venia del hombre destructor, como se palpa a diario con guerras, sublevaciones, irrespeto, ambición de poder, parricidios, violaciones, crímenes, corrupción, calentamiento global, deshielos, cruentos inviernos y desastres.

El entendimiento y el amor hacen falta para respetar a la humanidad, pensamientos positivos traen como consecuencias acciones positivas. Que el nuevo año permita enfocarnos con una mentalidad avanzada, superándonos para obrar sin egoísmos, con falsas promesas que francamente los ecuatorianos no lo merecemos. Una felicidad completa en un país no existe por la falta de calidad humana, de la percepción de la realidad en que vivimos, el odio, la ignorancia que permite muchos errores.

Llego a ustedes con un sublime mensaje de amor, paz y solidaridad, amar, reverenciar y sentir gratitud es pensar en Dios; llenemos nuestra mente de pensamientos positivos, constructivos y respetuosos que serán los verdaderos soportes de nuestra felicidad, elevemos los pensamientos, la atención y el corazón hacia el bien y la virtud, dando lo mejor de nuestro ser. El infinito tesoro se halla en el cofre de nuestro mundo interior. ¡Feliz año 2020!

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