Un antes y un después

Primero fue una festividad religiosa por el nacimiento, en la familia de un carpintero, de un niño al que llamaron Jesús, que con el tiempo sus seguidores verían como el mesías prometido en la Biblia hebrea. Su discurso y su trayectoria, marcaron para siempre el carácter esencial de la cultura de Occidente. Este hombre estableció un antes y un después en la historia de la Humanidad.

Sus tesis sobre el amor, la justicia, la solidaridad, la compasión y el perdón son normas de convivencia en nuestras sociedades, independientemente de las diversas iglesias e instituciones que le rinden culto. Inolvidables son sus bienaventuranzas, en las que se sintetizan espiritualidad y compasión, amor y humildad. Quienes tengan esas actitudes en su vida tendrán para sí una inmensa y personal felicidad.

Culminan festejos que se traducen en emotivos encuentros, pues algunos de los que participan vienen de lejos, incluso allende las fronteras. Padres e hijos, parientes y amigos se funden en un gran abrazo, en el ejercicio de una bienaventuranza emocionante e imperecedera. Los odios y los rencores, las desavenencias y los insultos, todo lo negativo, para suerte de todos, se deja a un lado.

El país se torna afortunado: desde el núcleo y el entorno familiar renacen esperanzas que irradian a toda la sociedad. Se detienen el debate y la confrontación sobre el destino del país, la manera de construirlo y llevarlo adelante. Sea cual fuere nuestra ideología, religión, descreimiento materialista o escepticismo sobre la figura de aquel judío nacido en Palestina, sus ideas crecen, pues inducen a la esperanza.


Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las
mismas cosas”. Albert Einstein Científico alemán (1879-1955)

En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber”. William Shakespeare Escritor británico (1564-1616)

Primero fue una festividad religiosa por el nacimiento, en la familia de un carpintero, de un niño al que llamaron Jesús, que con el tiempo sus seguidores verían como el mesías prometido en la Biblia hebrea. Su discurso y su trayectoria, marcaron para siempre el carácter esencial de la cultura de Occidente. Este hombre estableció un antes y un después en la historia de la Humanidad.

Sus tesis sobre el amor, la justicia, la solidaridad, la compasión y el perdón son normas de convivencia en nuestras sociedades, independientemente de las diversas iglesias e instituciones que le rinden culto. Inolvidables son sus bienaventuranzas, en las que se sintetizan espiritualidad y compasión, amor y humildad. Quienes tengan esas actitudes en su vida tendrán para sí una inmensa y personal felicidad.

Culminan festejos que se traducen en emotivos encuentros, pues algunos de los que participan vienen de lejos, incluso allende las fronteras. Padres e hijos, parientes y amigos se funden en un gran abrazo, en el ejercicio de una bienaventuranza emocionante e imperecedera. Los odios y los rencores, las desavenencias y los insultos, todo lo negativo, para suerte de todos, se deja a un lado.

El país se torna afortunado: desde el núcleo y el entorno familiar renacen esperanzas que irradian a toda la sociedad. Se detienen el debate y la confrontación sobre el destino del país, la manera de construirlo y llevarlo adelante. Sea cual fuere nuestra ideología, religión, descreimiento materialista o escepticismo sobre la figura de aquel judío nacido en Palestina, sus ideas crecen, pues inducen a la esperanza.


Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las
mismas cosas”. Albert Einstein Científico alemán (1879-1955)

En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber”. William Shakespeare Escritor británico (1564-1616)

Primero fue una festividad religiosa por el nacimiento, en la familia de un carpintero, de un niño al que llamaron Jesús, que con el tiempo sus seguidores verían como el mesías prometido en la Biblia hebrea. Su discurso y su trayectoria, marcaron para siempre el carácter esencial de la cultura de Occidente. Este hombre estableció un antes y un después en la historia de la Humanidad.

Sus tesis sobre el amor, la justicia, la solidaridad, la compasión y el perdón son normas de convivencia en nuestras sociedades, independientemente de las diversas iglesias e instituciones que le rinden culto. Inolvidables son sus bienaventuranzas, en las que se sintetizan espiritualidad y compasión, amor y humildad. Quienes tengan esas actitudes en su vida tendrán para sí una inmensa y personal felicidad.

Culminan festejos que se traducen en emotivos encuentros, pues algunos de los que participan vienen de lejos, incluso allende las fronteras. Padres e hijos, parientes y amigos se funden en un gran abrazo, en el ejercicio de una bienaventuranza emocionante e imperecedera. Los odios y los rencores, las desavenencias y los insultos, todo lo negativo, para suerte de todos, se deja a un lado.

El país se torna afortunado: desde el núcleo y el entorno familiar renacen esperanzas que irradian a toda la sociedad. Se detienen el debate y la confrontación sobre el destino del país, la manera de construirlo y llevarlo adelante. Sea cual fuere nuestra ideología, religión, descreimiento materialista o escepticismo sobre la figura de aquel judío nacido en Palestina, sus ideas crecen, pues inducen a la esperanza.


Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las
mismas cosas”. Albert Einstein Científico alemán (1879-1955)

En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber”. William Shakespeare Escritor británico (1564-1616)

Primero fue una festividad religiosa por el nacimiento, en la familia de un carpintero, de un niño al que llamaron Jesús, que con el tiempo sus seguidores verían como el mesías prometido en la Biblia hebrea. Su discurso y su trayectoria, marcaron para siempre el carácter esencial de la cultura de Occidente. Este hombre estableció un antes y un después en la historia de la Humanidad.

Sus tesis sobre el amor, la justicia, la solidaridad, la compasión y el perdón son normas de convivencia en nuestras sociedades, independientemente de las diversas iglesias e instituciones que le rinden culto. Inolvidables son sus bienaventuranzas, en las que se sintetizan espiritualidad y compasión, amor y humildad. Quienes tengan esas actitudes en su vida tendrán para sí una inmensa y personal felicidad.

Culminan festejos que se traducen en emotivos encuentros, pues algunos de los que participan vienen de lejos, incluso allende las fronteras. Padres e hijos, parientes y amigos se funden en un gran abrazo, en el ejercicio de una bienaventuranza emocionante e imperecedera. Los odios y los rencores, las desavenencias y los insultos, todo lo negativo, para suerte de todos, se deja a un lado.

El país se torna afortunado: desde el núcleo y el entorno familiar renacen esperanzas que irradian a toda la sociedad. Se detienen el debate y la confrontación sobre el destino del país, la manera de construirlo y llevarlo adelante. Sea cual fuere nuestra ideología, religión, descreimiento materialista o escepticismo sobre la figura de aquel judío nacido en Palestina, sus ideas crecen, pues inducen a la esperanza.


Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las
mismas cosas”. Albert Einstein Científico alemán (1879-1955)

En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber”. William Shakespeare Escritor británico (1564-1616)