Petrolero

Eduardo F. Naranjo C.

La percepción humana generalmente equivoca, por lo que se requiere el análisis como mecanismo de conocimiento. Todo bien resulta del trabajo de alguien, gente que está fuera de los grandes centros poblados, en el campo, en la selva, en el mar, pero la apreciación del citadino es sesgada o insulsa en relación a las actividades productivas. El beneficio de los recursos naturales se ve lejanamente, poco importa, con tal de aprovecharse de su uso en cualquier forma.

Hace pocos días se celebró el día del trabajador petrolero, por ello retornamos a meditar sobre la gente que ha generado durante más de 50 años la riqueza del país y de cuyas vidas nadie se acuerda, menos aún aquellos que medran oscuramente de esta industria.

El sueño de los mandatarios, Rodríguez Lara y Jaime Roldós, de desarrollar una industria hidrocarburífera ecuatoriana se esfumó en un cincuenta por ciento, por la intromisión de poderosas fuerzas gansteriles, que se lanzaron sobre la presa y aprovechan hasta hoy, introduciendo en cada cambio de gobierno a sus “gentes”, para la maniobra y la corrupción, en tanto los trabajadores en los campos, refinerías, transporte, comercialización y administración, siempre son víctimas frágiles.

Celebrar las diferentes funciones humanas por sus actividades es al menos recordar de lejos, que existimos como sociedad gracias a que hay personas en todos los campos produciendo riqueza mineral y agroganadera, los petroleros hombres y mujeres, tienen una existencia dura, con altos riesgos tanto en lo social como en lo físico, internados en selvas, junto a refinerías, pendientes día y noche que todo marche bien, atentos a cualquier emergencia y coordinando acciones con la gestión administrativa en ciudades y campamentos. Aplaudimos a todo el sector petrolero honesto.

[email protected]

Eduardo F. Naranjo C.

La percepción humana generalmente equivoca, por lo que se requiere el análisis como mecanismo de conocimiento. Todo bien resulta del trabajo de alguien, gente que está fuera de los grandes centros poblados, en el campo, en la selva, en el mar, pero la apreciación del citadino es sesgada o insulsa en relación a las actividades productivas. El beneficio de los recursos naturales se ve lejanamente, poco importa, con tal de aprovecharse de su uso en cualquier forma.

Hace pocos días se celebró el día del trabajador petrolero, por ello retornamos a meditar sobre la gente que ha generado durante más de 50 años la riqueza del país y de cuyas vidas nadie se acuerda, menos aún aquellos que medran oscuramente de esta industria.

El sueño de los mandatarios, Rodríguez Lara y Jaime Roldós, de desarrollar una industria hidrocarburífera ecuatoriana se esfumó en un cincuenta por ciento, por la intromisión de poderosas fuerzas gansteriles, que se lanzaron sobre la presa y aprovechan hasta hoy, introduciendo en cada cambio de gobierno a sus “gentes”, para la maniobra y la corrupción, en tanto los trabajadores en los campos, refinerías, transporte, comercialización y administración, siempre son víctimas frágiles.

Celebrar las diferentes funciones humanas por sus actividades es al menos recordar de lejos, que existimos como sociedad gracias a que hay personas en todos los campos produciendo riqueza mineral y agroganadera, los petroleros hombres y mujeres, tienen una existencia dura, con altos riesgos tanto en lo social como en lo físico, internados en selvas, junto a refinerías, pendientes día y noche que todo marche bien, atentos a cualquier emergencia y coordinando acciones con la gestión administrativa en ciudades y campamentos. Aplaudimos a todo el sector petrolero honesto.

[email protected]

Eduardo F. Naranjo C.

La percepción humana generalmente equivoca, por lo que se requiere el análisis como mecanismo de conocimiento. Todo bien resulta del trabajo de alguien, gente que está fuera de los grandes centros poblados, en el campo, en la selva, en el mar, pero la apreciación del citadino es sesgada o insulsa en relación a las actividades productivas. El beneficio de los recursos naturales se ve lejanamente, poco importa, con tal de aprovecharse de su uso en cualquier forma.

Hace pocos días se celebró el día del trabajador petrolero, por ello retornamos a meditar sobre la gente que ha generado durante más de 50 años la riqueza del país y de cuyas vidas nadie se acuerda, menos aún aquellos que medran oscuramente de esta industria.

El sueño de los mandatarios, Rodríguez Lara y Jaime Roldós, de desarrollar una industria hidrocarburífera ecuatoriana se esfumó en un cincuenta por ciento, por la intromisión de poderosas fuerzas gansteriles, que se lanzaron sobre la presa y aprovechan hasta hoy, introduciendo en cada cambio de gobierno a sus “gentes”, para la maniobra y la corrupción, en tanto los trabajadores en los campos, refinerías, transporte, comercialización y administración, siempre son víctimas frágiles.

Celebrar las diferentes funciones humanas por sus actividades es al menos recordar de lejos, que existimos como sociedad gracias a que hay personas en todos los campos produciendo riqueza mineral y agroganadera, los petroleros hombres y mujeres, tienen una existencia dura, con altos riesgos tanto en lo social como en lo físico, internados en selvas, junto a refinerías, pendientes día y noche que todo marche bien, atentos a cualquier emergencia y coordinando acciones con la gestión administrativa en ciudades y campamentos. Aplaudimos a todo el sector petrolero honesto.

[email protected]

Eduardo F. Naranjo C.

La percepción humana generalmente equivoca, por lo que se requiere el análisis como mecanismo de conocimiento. Todo bien resulta del trabajo de alguien, gente que está fuera de los grandes centros poblados, en el campo, en la selva, en el mar, pero la apreciación del citadino es sesgada o insulsa en relación a las actividades productivas. El beneficio de los recursos naturales se ve lejanamente, poco importa, con tal de aprovecharse de su uso en cualquier forma.

Hace pocos días se celebró el día del trabajador petrolero, por ello retornamos a meditar sobre la gente que ha generado durante más de 50 años la riqueza del país y de cuyas vidas nadie se acuerda, menos aún aquellos que medran oscuramente de esta industria.

El sueño de los mandatarios, Rodríguez Lara y Jaime Roldós, de desarrollar una industria hidrocarburífera ecuatoriana se esfumó en un cincuenta por ciento, por la intromisión de poderosas fuerzas gansteriles, que se lanzaron sobre la presa y aprovechan hasta hoy, introduciendo en cada cambio de gobierno a sus “gentes”, para la maniobra y la corrupción, en tanto los trabajadores en los campos, refinerías, transporte, comercialización y administración, siempre son víctimas frágiles.

Celebrar las diferentes funciones humanas por sus actividades es al menos recordar de lejos, que existimos como sociedad gracias a que hay personas en todos los campos produciendo riqueza mineral y agroganadera, los petroleros hombres y mujeres, tienen una existencia dura, con altos riesgos tanto en lo social como en lo físico, internados en selvas, junto a refinerías, pendientes día y noche que todo marche bien, atentos a cualquier emergencia y coordinando acciones con la gestión administrativa en ciudades y campamentos. Aplaudimos a todo el sector petrolero honesto.

[email protected]