El polígrafo, necesidad urgente

Luis Muñoz Muñoz

En la actualidad, con el incremento de las denuncias en Fiscalía, por delitos de orden sexual, es necesario y urgente otorgarle al jurista una serie de herramientas legales, que le permitan descubrir la verdad histórica de los hechos y de esa forma garantizar un una verdad procesal apegada al debido proceso, a efecto de que el juzgador tenga los elementos de convicción necesarios para absolver o condenar.

Por falta de estas herramientas legales, muchos imputados proclaman su inocencia desde las mazmorras de los centros de rehabilitación social o las comúnmente llamadas cárceles. Para entregar estas herramientas legales, es necesario reformar leyes y aprobar reglamentos para la correcta utilización de nuevas técnicas científicas, cuyos informes luego de un estudio pormenorizado alcancen el valor de pruebas contundentes.

Una de estas pruebas puede ser el polígrafo, un invento de John Augustus Larson y Leonarde Keeler, que auxiliarían a los jueces para dictar sus fallos con mayor certeza, en este tipo de delitos que han proliferado considerablemente y que en la actualidad por ser delitos ocultos como llaman los tratadistas el 99% de credibilidad dan los fiscales y jueces a la versión de la víctima, al igual que a la declaración anticipada en Cámara de Gesell.

En otros países como Estados Unidos, por ejemplo, el polígrafo se consolidó como una herramienta indispensable para la justicia, la policía y el ejército, con el fin de ayudar a detectar las mentiras y/o engaños de las personas. Sin embargo, en Ecuador la Asamblea Nacional no permite esta importante experticia como un medio legal de prueba, bajo el ardid no permitir violar los derechos humanos. La sociedad civil y los gremios de Abogados deberían exigir a la Asamblea que legalice el uso del polígrafo, para ayudar al descubrimiento de la verdad en delitos de orden sexual y de corrupción. ¿Pero, quién le pone cascabel al gato? (O)

[email protected]

Luis Muñoz Muñoz

En la actualidad, con el incremento de las denuncias en Fiscalía, por delitos de orden sexual, es necesario y urgente otorgarle al jurista una serie de herramientas legales, que le permitan descubrir la verdad histórica de los hechos y de esa forma garantizar un una verdad procesal apegada al debido proceso, a efecto de que el juzgador tenga los elementos de convicción necesarios para absolver o condenar.

Por falta de estas herramientas legales, muchos imputados proclaman su inocencia desde las mazmorras de los centros de rehabilitación social o las comúnmente llamadas cárceles. Para entregar estas herramientas legales, es necesario reformar leyes y aprobar reglamentos para la correcta utilización de nuevas técnicas científicas, cuyos informes luego de un estudio pormenorizado alcancen el valor de pruebas contundentes.

Una de estas pruebas puede ser el polígrafo, un invento de John Augustus Larson y Leonarde Keeler, que auxiliarían a los jueces para dictar sus fallos con mayor certeza, en este tipo de delitos que han proliferado considerablemente y que en la actualidad por ser delitos ocultos como llaman los tratadistas el 99% de credibilidad dan los fiscales y jueces a la versión de la víctima, al igual que a la declaración anticipada en Cámara de Gesell.

En otros países como Estados Unidos, por ejemplo, el polígrafo se consolidó como una herramienta indispensable para la justicia, la policía y el ejército, con el fin de ayudar a detectar las mentiras y/o engaños de las personas. Sin embargo, en Ecuador la Asamblea Nacional no permite esta importante experticia como un medio legal de prueba, bajo el ardid no permitir violar los derechos humanos. La sociedad civil y los gremios de Abogados deberían exigir a la Asamblea que legalice el uso del polígrafo, para ayudar al descubrimiento de la verdad en delitos de orden sexual y de corrupción. ¿Pero, quién le pone cascabel al gato? (O)

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En la actualidad, con el incremento de las denuncias en Fiscalía, por delitos de orden sexual, es necesario y urgente otorgarle al jurista una serie de herramientas legales, que le permitan descubrir la verdad histórica de los hechos y de esa forma garantizar un una verdad procesal apegada al debido proceso, a efecto de que el juzgador tenga los elementos de convicción necesarios para absolver o condenar.

Por falta de estas herramientas legales, muchos imputados proclaman su inocencia desde las mazmorras de los centros de rehabilitación social o las comúnmente llamadas cárceles. Para entregar estas herramientas legales, es necesario reformar leyes y aprobar reglamentos para la correcta utilización de nuevas técnicas científicas, cuyos informes luego de un estudio pormenorizado alcancen el valor de pruebas contundentes.

Una de estas pruebas puede ser el polígrafo, un invento de John Augustus Larson y Leonarde Keeler, que auxiliarían a los jueces para dictar sus fallos con mayor certeza, en este tipo de delitos que han proliferado considerablemente y que en la actualidad por ser delitos ocultos como llaman los tratadistas el 99% de credibilidad dan los fiscales y jueces a la versión de la víctima, al igual que a la declaración anticipada en Cámara de Gesell.

En otros países como Estados Unidos, por ejemplo, el polígrafo se consolidó como una herramienta indispensable para la justicia, la policía y el ejército, con el fin de ayudar a detectar las mentiras y/o engaños de las personas. Sin embargo, en Ecuador la Asamblea Nacional no permite esta importante experticia como un medio legal de prueba, bajo el ardid no permitir violar los derechos humanos. La sociedad civil y los gremios de Abogados deberían exigir a la Asamblea que legalice el uso del polígrafo, para ayudar al descubrimiento de la verdad en delitos de orden sexual y de corrupción. ¿Pero, quién le pone cascabel al gato? (O)

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Luis Muñoz Muñoz

En la actualidad, con el incremento de las denuncias en Fiscalía, por delitos de orden sexual, es necesario y urgente otorgarle al jurista una serie de herramientas legales, que le permitan descubrir la verdad histórica de los hechos y de esa forma garantizar un una verdad procesal apegada al debido proceso, a efecto de que el juzgador tenga los elementos de convicción necesarios para absolver o condenar.

Por falta de estas herramientas legales, muchos imputados proclaman su inocencia desde las mazmorras de los centros de rehabilitación social o las comúnmente llamadas cárceles. Para entregar estas herramientas legales, es necesario reformar leyes y aprobar reglamentos para la correcta utilización de nuevas técnicas científicas, cuyos informes luego de un estudio pormenorizado alcancen el valor de pruebas contundentes.

Una de estas pruebas puede ser el polígrafo, un invento de John Augustus Larson y Leonarde Keeler, que auxiliarían a los jueces para dictar sus fallos con mayor certeza, en este tipo de delitos que han proliferado considerablemente y que en la actualidad por ser delitos ocultos como llaman los tratadistas el 99% de credibilidad dan los fiscales y jueces a la versión de la víctima, al igual que a la declaración anticipada en Cámara de Gesell.

En otros países como Estados Unidos, por ejemplo, el polígrafo se consolidó como una herramienta indispensable para la justicia, la policía y el ejército, con el fin de ayudar a detectar las mentiras y/o engaños de las personas. Sin embargo, en Ecuador la Asamblea Nacional no permite esta importante experticia como un medio legal de prueba, bajo el ardid no permitir violar los derechos humanos. La sociedad civil y los gremios de Abogados deberían exigir a la Asamblea que legalice el uso del polígrafo, para ayudar al descubrimiento de la verdad en delitos de orden sexual y de corrupción. ¿Pero, quién le pone cascabel al gato? (O)

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