‘Falsos positivos’ reviven en Colombia

Labor. Justicia Especial para la Paz es el organismo que lidera las indagaciones.
Labor. Justicia Especial para la Paz es el organismo que lidera las indagaciones.
Labor. Justicia Especial para la Paz es el organismo que lidera las indagaciones.
Labor. Justicia Especial para la Paz es el organismo que lidera las indagaciones.
Labor. Justicia Especial para la Paz es el organismo que lidera las indagaciones.
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Labor. Justicia Especial para la Paz es el organismo que lidera las indagaciones.

Redacción BOGOTÁ

EFE

El hallazgo en un cementerio del noroeste de Colombia de fosas en las que se cree están enterrados al menos 50 civiles víctimas de ejecuciones extrajudiciales abrió un nuevo capítulo del horror conocido como «falsos positivos».

La investigación en el cementerio Las Mercedes, del municipio de Dabeiba, unos 200 kilómetros al noroeste de Medellín, en Antioquia, está a cargo de la Justicia Especial para la Paz (JEP).

«Se presume que en el cementerio de Dabeiba se encontrarían los restos de más de 50 personas presentadas ilegítimamente como bajas en combate (‘falsos positivos’)», afirmó la JEP en un comunicado, en el que señaló la exhumación de los cadáveres comenzó el pasado lunes.

Según este tribunal, creado a instancias del acuerdo de paz firmado en noviembre de 2016 entre el Gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), los trabajos en Dabeiba dejan hasta el momento «la exhumación de siete cadáveres completos de presuntas víctimas de estos hechos».

«Los indicios preliminares indicarían que se trata de hombres entre los 15 y los 56 años, con domicilio en Medellín y entre los que se encontrarían personas en condición de discapacidad», explicó la JEP.

Escándalo recurrente
Este hallazgo vuelve a poner sobre la mesa los ‘falsos positivos’, un escabrosa política aplicada por miembros del Ejército colombiano desde la década del 90’ y que consistía en «reclutar» civiles con promesas de falsos trabajos para conducirlos a lugares distintos a los de su residencia donde posteriormente eran ejecutados.

5.000
casos cometidos entre 1988 y 2014 ha investigado la Fiscalía.Una vez perpetrado el crimen, los militares presentaban a los asesinados como guerrilleros muertos en combate con el objetivo de obtener de sus superiores beneficios como ascensos, condecoraciones o permisos.

Este escándalo ya fue objeto de controversia en mayo pasado, cuando un artículo publicado en el diario The New York Times reveló la existencia de una directriz en el Ejército orientada a revivir las ejecuciones de civiles que esa institución se vio obligada a retirar.

Nuevo capítulo
La investigación en Dabeiba, donde operaba el bloque José María Córdova de las FARC, saca a la luz el que puede ser el caso más grande de ‘falsos positivos’.

Las fosas del lugar tienen la particularidad de que se encuentran en un cementerio situado dentro del perímetro urbano, a diferencia de otros casos similares en los que los cadáveres fueron encontrados en zonas despobladas, generalmente en las montañas.

Testimonio clave
En la investigación ha sido fundamental el testimonio de un exintegrante del Ejército que «indicó tener conocimiento de muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate.

Según medios locales, un exsoldado del Ejército que acompañó a la JEP a la exhumación, detalló que superiores le ordenaron disparar con una ametralladora en la cabeza de los víctimas para que no pudieran ser identificadas.

Operación macabra
° Los ‘falsos positivos’, condenados de manera reiterada por organismos internacionales como Human Rights Watch, salieron a la luz hace más de una década después de que varios jóvenes, algunos de ellos con discapacidad, aparecieron muertos en las afueras de Ocaña, en Santander. Ese caso, que causó conmoción en 2008, se convirtió en el más reconocido de las ejecuciones extrajudiciales pues al menos 15 de las víctimas sepultadas como guerrilleros procedían de Soacha, municipio vecino de Bogotá.

Redacción BOGOTÁ

EFE

El hallazgo en un cementerio del noroeste de Colombia de fosas en las que se cree están enterrados al menos 50 civiles víctimas de ejecuciones extrajudiciales abrió un nuevo capítulo del horror conocido como «falsos positivos».

La investigación en el cementerio Las Mercedes, del municipio de Dabeiba, unos 200 kilómetros al noroeste de Medellín, en Antioquia, está a cargo de la Justicia Especial para la Paz (JEP).

«Se presume que en el cementerio de Dabeiba se encontrarían los restos de más de 50 personas presentadas ilegítimamente como bajas en combate (‘falsos positivos’)», afirmó la JEP en un comunicado, en el que señaló la exhumación de los cadáveres comenzó el pasado lunes.

Según este tribunal, creado a instancias del acuerdo de paz firmado en noviembre de 2016 entre el Gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), los trabajos en Dabeiba dejan hasta el momento «la exhumación de siete cadáveres completos de presuntas víctimas de estos hechos».

«Los indicios preliminares indicarían que se trata de hombres entre los 15 y los 56 años, con domicilio en Medellín y entre los que se encontrarían personas en condición de discapacidad», explicó la JEP.

Escándalo recurrente
Este hallazgo vuelve a poner sobre la mesa los ‘falsos positivos’, un escabrosa política aplicada por miembros del Ejército colombiano desde la década del 90’ y que consistía en «reclutar» civiles con promesas de falsos trabajos para conducirlos a lugares distintos a los de su residencia donde posteriormente eran ejecutados.

5.000
casos cometidos entre 1988 y 2014 ha investigado la Fiscalía.Una vez perpetrado el crimen, los militares presentaban a los asesinados como guerrilleros muertos en combate con el objetivo de obtener de sus superiores beneficios como ascensos, condecoraciones o permisos.

Este escándalo ya fue objeto de controversia en mayo pasado, cuando un artículo publicado en el diario The New York Times reveló la existencia de una directriz en el Ejército orientada a revivir las ejecuciones de civiles que esa institución se vio obligada a retirar.

Nuevo capítulo
La investigación en Dabeiba, donde operaba el bloque José María Córdova de las FARC, saca a la luz el que puede ser el caso más grande de ‘falsos positivos’.

Las fosas del lugar tienen la particularidad de que se encuentran en un cementerio situado dentro del perímetro urbano, a diferencia de otros casos similares en los que los cadáveres fueron encontrados en zonas despobladas, generalmente en las montañas.

Testimonio clave
En la investigación ha sido fundamental el testimonio de un exintegrante del Ejército que «indicó tener conocimiento de muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate.

Según medios locales, un exsoldado del Ejército que acompañó a la JEP a la exhumación, detalló que superiores le ordenaron disparar con una ametralladora en la cabeza de los víctimas para que no pudieran ser identificadas.

Operación macabra
° Los ‘falsos positivos’, condenados de manera reiterada por organismos internacionales como Human Rights Watch, salieron a la luz hace más de una década después de que varios jóvenes, algunos de ellos con discapacidad, aparecieron muertos en las afueras de Ocaña, en Santander. Ese caso, que causó conmoción en 2008, se convirtió en el más reconocido de las ejecuciones extrajudiciales pues al menos 15 de las víctimas sepultadas como guerrilleros procedían de Soacha, municipio vecino de Bogotá.

Redacción BOGOTÁ

EFE

El hallazgo en un cementerio del noroeste de Colombia de fosas en las que se cree están enterrados al menos 50 civiles víctimas de ejecuciones extrajudiciales abrió un nuevo capítulo del horror conocido como «falsos positivos».

La investigación en el cementerio Las Mercedes, del municipio de Dabeiba, unos 200 kilómetros al noroeste de Medellín, en Antioquia, está a cargo de la Justicia Especial para la Paz (JEP).

«Se presume que en el cementerio de Dabeiba se encontrarían los restos de más de 50 personas presentadas ilegítimamente como bajas en combate (‘falsos positivos’)», afirmó la JEP en un comunicado, en el que señaló la exhumación de los cadáveres comenzó el pasado lunes.

Según este tribunal, creado a instancias del acuerdo de paz firmado en noviembre de 2016 entre el Gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), los trabajos en Dabeiba dejan hasta el momento «la exhumación de siete cadáveres completos de presuntas víctimas de estos hechos».

«Los indicios preliminares indicarían que se trata de hombres entre los 15 y los 56 años, con domicilio en Medellín y entre los que se encontrarían personas en condición de discapacidad», explicó la JEP.

Escándalo recurrente
Este hallazgo vuelve a poner sobre la mesa los ‘falsos positivos’, un escabrosa política aplicada por miembros del Ejército colombiano desde la década del 90’ y que consistía en «reclutar» civiles con promesas de falsos trabajos para conducirlos a lugares distintos a los de su residencia donde posteriormente eran ejecutados.

5.000
casos cometidos entre 1988 y 2014 ha investigado la Fiscalía.Una vez perpetrado el crimen, los militares presentaban a los asesinados como guerrilleros muertos en combate con el objetivo de obtener de sus superiores beneficios como ascensos, condecoraciones o permisos.

Este escándalo ya fue objeto de controversia en mayo pasado, cuando un artículo publicado en el diario The New York Times reveló la existencia de una directriz en el Ejército orientada a revivir las ejecuciones de civiles que esa institución se vio obligada a retirar.

Nuevo capítulo
La investigación en Dabeiba, donde operaba el bloque José María Córdova de las FARC, saca a la luz el que puede ser el caso más grande de ‘falsos positivos’.

Las fosas del lugar tienen la particularidad de que se encuentran en un cementerio situado dentro del perímetro urbano, a diferencia de otros casos similares en los que los cadáveres fueron encontrados en zonas despobladas, generalmente en las montañas.

Testimonio clave
En la investigación ha sido fundamental el testimonio de un exintegrante del Ejército que «indicó tener conocimiento de muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate.

Según medios locales, un exsoldado del Ejército que acompañó a la JEP a la exhumación, detalló que superiores le ordenaron disparar con una ametralladora en la cabeza de los víctimas para que no pudieran ser identificadas.

Operación macabra
° Los ‘falsos positivos’, condenados de manera reiterada por organismos internacionales como Human Rights Watch, salieron a la luz hace más de una década después de que varios jóvenes, algunos de ellos con discapacidad, aparecieron muertos en las afueras de Ocaña, en Santander. Ese caso, que causó conmoción en 2008, se convirtió en el más reconocido de las ejecuciones extrajudiciales pues al menos 15 de las víctimas sepultadas como guerrilleros procedían de Soacha, municipio vecino de Bogotá.

Redacción BOGOTÁ

EFE

El hallazgo en un cementerio del noroeste de Colombia de fosas en las que se cree están enterrados al menos 50 civiles víctimas de ejecuciones extrajudiciales abrió un nuevo capítulo del horror conocido como «falsos positivos».

La investigación en el cementerio Las Mercedes, del municipio de Dabeiba, unos 200 kilómetros al noroeste de Medellín, en Antioquia, está a cargo de la Justicia Especial para la Paz (JEP).

«Se presume que en el cementerio de Dabeiba se encontrarían los restos de más de 50 personas presentadas ilegítimamente como bajas en combate (‘falsos positivos’)», afirmó la JEP en un comunicado, en el que señaló la exhumación de los cadáveres comenzó el pasado lunes.

Según este tribunal, creado a instancias del acuerdo de paz firmado en noviembre de 2016 entre el Gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), los trabajos en Dabeiba dejan hasta el momento «la exhumación de siete cadáveres completos de presuntas víctimas de estos hechos».

«Los indicios preliminares indicarían que se trata de hombres entre los 15 y los 56 años, con domicilio en Medellín y entre los que se encontrarían personas en condición de discapacidad», explicó la JEP.

Escándalo recurrente
Este hallazgo vuelve a poner sobre la mesa los ‘falsos positivos’, un escabrosa política aplicada por miembros del Ejército colombiano desde la década del 90’ y que consistía en «reclutar» civiles con promesas de falsos trabajos para conducirlos a lugares distintos a los de su residencia donde posteriormente eran ejecutados.

5.000
casos cometidos entre 1988 y 2014 ha investigado la Fiscalía.Una vez perpetrado el crimen, los militares presentaban a los asesinados como guerrilleros muertos en combate con el objetivo de obtener de sus superiores beneficios como ascensos, condecoraciones o permisos.

Este escándalo ya fue objeto de controversia en mayo pasado, cuando un artículo publicado en el diario The New York Times reveló la existencia de una directriz en el Ejército orientada a revivir las ejecuciones de civiles que esa institución se vio obligada a retirar.

Nuevo capítulo
La investigación en Dabeiba, donde operaba el bloque José María Córdova de las FARC, saca a la luz el que puede ser el caso más grande de ‘falsos positivos’.

Las fosas del lugar tienen la particularidad de que se encuentran en un cementerio situado dentro del perímetro urbano, a diferencia de otros casos similares en los que los cadáveres fueron encontrados en zonas despobladas, generalmente en las montañas.

Testimonio clave
En la investigación ha sido fundamental el testimonio de un exintegrante del Ejército que «indicó tener conocimiento de muertes ilegítimamente presentadas como bajas en combate.

Según medios locales, un exsoldado del Ejército que acompañó a la JEP a la exhumación, detalló que superiores le ordenaron disparar con una ametralladora en la cabeza de los víctimas para que no pudieran ser identificadas.

Operación macabra
° Los ‘falsos positivos’, condenados de manera reiterada por organismos internacionales como Human Rights Watch, salieron a la luz hace más de una década después de que varios jóvenes, algunos de ellos con discapacidad, aparecieron muertos en las afueras de Ocaña, en Santander. Ese caso, que causó conmoción en 2008, se convirtió en el más reconocido de las ejecuciones extrajudiciales pues al menos 15 de las víctimas sepultadas como guerrilleros procedían de Soacha, municipio vecino de Bogotá.