Justísima aspiración de Loja

Santiago Armijos Valdivieso

Viajar desde Loja a Catamayo, o viceversa, se ha convertido en suplicio y en reto de altísimo riesgo. Los dos carriles por los que circulan aproximadamente siete mil vehículos diarios son compartidos por buses, volquetes, tanqueros, plataformas y automotores livianos en una especie de danza macabra de frenazos, rebasamientos frenéticos, pitazos desesperados y temerarias invasiones de carriles contrarios, cuyas espeluznantes consecuencias llenan las crónicas rojas. Como penosos ejemplos refiero los siguientes: (25.02.18) un fallecido y 12 heridos por colisión entre todoterreno, bus y camión; (15.10.18) un fallecido y dos heridos por estrellamiento entre vehículo liviano y plataforma, a la altura de la entrada a Chuquiribamba; (11.09.19) un muerto y 4 heridos dejó un choque frontal entre bus y vehículo liviano -sector El Plateado-.

Penosamente, esta radiografía de horror no logra conmover completamente a las autoridades nacionales, quienes, siguen viendo a Loja como una lejana referencia geográfica carente de prioridad.

Esto es tan cierto que, dizque para atender el problema, el M. de Transporte anunció tibiamente la construcción de un tercer carril, lo cual sigue siendo muy insuficiente para atender la creciente necesidad de transporte desde y hacia Loja, que incluso se agravará tremendamente con el peligroso tránsito de cientos de enormes volquetes con material minero desde Zamora hasta Puerto Bolívar.

Por todo ello, autoridades locales y ciudadanía debemos exigir, al unísono, la ampliación a cuatro carriles de la carretera; eso sí, considerando la situación financiera gubernamental, es justo proponer que, a los fondos estatales hay que sumar el cobro de un peaje para mantenimiento y el aporte compensatorio de las empresas mineras que necesitan pisar tierra lojana para transportar el material que les generará enormes ganancias. (O)

[email protected]

Santiago Armijos Valdivieso

Viajar desde Loja a Catamayo, o viceversa, se ha convertido en suplicio y en reto de altísimo riesgo. Los dos carriles por los que circulan aproximadamente siete mil vehículos diarios son compartidos por buses, volquetes, tanqueros, plataformas y automotores livianos en una especie de danza macabra de frenazos, rebasamientos frenéticos, pitazos desesperados y temerarias invasiones de carriles contrarios, cuyas espeluznantes consecuencias llenan las crónicas rojas. Como penosos ejemplos refiero los siguientes: (25.02.18) un fallecido y 12 heridos por colisión entre todoterreno, bus y camión; (15.10.18) un fallecido y dos heridos por estrellamiento entre vehículo liviano y plataforma, a la altura de la entrada a Chuquiribamba; (11.09.19) un muerto y 4 heridos dejó un choque frontal entre bus y vehículo liviano -sector El Plateado-.

Penosamente, esta radiografía de horror no logra conmover completamente a las autoridades nacionales, quienes, siguen viendo a Loja como una lejana referencia geográfica carente de prioridad.

Esto es tan cierto que, dizque para atender el problema, el M. de Transporte anunció tibiamente la construcción de un tercer carril, lo cual sigue siendo muy insuficiente para atender la creciente necesidad de transporte desde y hacia Loja, que incluso se agravará tremendamente con el peligroso tránsito de cientos de enormes volquetes con material minero desde Zamora hasta Puerto Bolívar.

Por todo ello, autoridades locales y ciudadanía debemos exigir, al unísono, la ampliación a cuatro carriles de la carretera; eso sí, considerando la situación financiera gubernamental, es justo proponer que, a los fondos estatales hay que sumar el cobro de un peaje para mantenimiento y el aporte compensatorio de las empresas mineras que necesitan pisar tierra lojana para transportar el material que les generará enormes ganancias. (O)

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Viajar desde Loja a Catamayo, o viceversa, se ha convertido en suplicio y en reto de altísimo riesgo. Los dos carriles por los que circulan aproximadamente siete mil vehículos diarios son compartidos por buses, volquetes, tanqueros, plataformas y automotores livianos en una especie de danza macabra de frenazos, rebasamientos frenéticos, pitazos desesperados y temerarias invasiones de carriles contrarios, cuyas espeluznantes consecuencias llenan las crónicas rojas. Como penosos ejemplos refiero los siguientes: (25.02.18) un fallecido y 12 heridos por colisión entre todoterreno, bus y camión; (15.10.18) un fallecido y dos heridos por estrellamiento entre vehículo liviano y plataforma, a la altura de la entrada a Chuquiribamba; (11.09.19) un muerto y 4 heridos dejó un choque frontal entre bus y vehículo liviano -sector El Plateado-.

Penosamente, esta radiografía de horror no logra conmover completamente a las autoridades nacionales, quienes, siguen viendo a Loja como una lejana referencia geográfica carente de prioridad.

Esto es tan cierto que, dizque para atender el problema, el M. de Transporte anunció tibiamente la construcción de un tercer carril, lo cual sigue siendo muy insuficiente para atender la creciente necesidad de transporte desde y hacia Loja, que incluso se agravará tremendamente con el peligroso tránsito de cientos de enormes volquetes con material minero desde Zamora hasta Puerto Bolívar.

Por todo ello, autoridades locales y ciudadanía debemos exigir, al unísono, la ampliación a cuatro carriles de la carretera; eso sí, considerando la situación financiera gubernamental, es justo proponer que, a los fondos estatales hay que sumar el cobro de un peaje para mantenimiento y el aporte compensatorio de las empresas mineras que necesitan pisar tierra lojana para transportar el material que les generará enormes ganancias. (O)

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Viajar desde Loja a Catamayo, o viceversa, se ha convertido en suplicio y en reto de altísimo riesgo. Los dos carriles por los que circulan aproximadamente siete mil vehículos diarios son compartidos por buses, volquetes, tanqueros, plataformas y automotores livianos en una especie de danza macabra de frenazos, rebasamientos frenéticos, pitazos desesperados y temerarias invasiones de carriles contrarios, cuyas espeluznantes consecuencias llenan las crónicas rojas. Como penosos ejemplos refiero los siguientes: (25.02.18) un fallecido y 12 heridos por colisión entre todoterreno, bus y camión; (15.10.18) un fallecido y dos heridos por estrellamiento entre vehículo liviano y plataforma, a la altura de la entrada a Chuquiribamba; (11.09.19) un muerto y 4 heridos dejó un choque frontal entre bus y vehículo liviano -sector El Plateado-.

Penosamente, esta radiografía de horror no logra conmover completamente a las autoridades nacionales, quienes, siguen viendo a Loja como una lejana referencia geográfica carente de prioridad.

Esto es tan cierto que, dizque para atender el problema, el M. de Transporte anunció tibiamente la construcción de un tercer carril, lo cual sigue siendo muy insuficiente para atender la creciente necesidad de transporte desde y hacia Loja, que incluso se agravará tremendamente con el peligroso tránsito de cientos de enormes volquetes con material minero desde Zamora hasta Puerto Bolívar.

Por todo ello, autoridades locales y ciudadanía debemos exigir, al unísono, la ampliación a cuatro carriles de la carretera; eso sí, considerando la situación financiera gubernamental, es justo proponer que, a los fondos estatales hay que sumar el cobro de un peaje para mantenimiento y el aporte compensatorio de las empresas mineras que necesitan pisar tierra lojana para transportar el material que les generará enormes ganancias. (O)

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