Panorama político

FAUSTO MERINO MANCHENO

Lenín Moreno, nuestro presidente, es un ciudadano de origen humilde que llegó a la vicepresidencia por una jugada estratégica de política de marketing en la primera presidencia de Correa. Una figura disminuida físicamente, aparentemente débil, de hablar despacioso, ademanes pausados y oratoria que sintonizaba con el pueblo llano, permitieron que junto a la fogosidad, la energía desbordante y el discurso de barricada de Correa, demolieran a sus contrincantes.

Electo ahora hace apenas un año por la misma enseña partidista, muchos supusieron iba a seguir el mismo estilo del gobierno anterior, con los mismos personajes que acompañaron a Correa en sus 10 años de gobernanza. Pero, desde sus primeras declaraciones tuvimos la sorpresa de que Moreno tenía la voluntad de zafarse del ancla correísta. Los sucesos se fueron dando hasta echar al traste con la bancada mayoritaria de la Asamblea Nacional de 74 miembros. Esta se escindió en dos tendencias: la morenista con 44 seguidores y la correísta con 23. Quedaron en el limbo 7 asambleístas por definirse, que actúan como independientes.

Resulta que después de la rotunda y clamorosa división, ha habido varias ocasiones en que las fuerzas aparentemente divididas han votado en conjunto, resolviendo favorablemente sus tesis. La oposición cuenta con 60 votos, insuficientes para resolver cualquier propuesta planteada. ¿Cómo seguirá este tira y afloja? ¿Podrá Moreno conseguir la adhesión mayoritaria a temas tan importantes como los económicos que están a punto de aflorar? ¿O cambiar leyes como de la Comunicación, por ejemplo?

El pueblo está expectante del futuro político. Varios funcionarios que fueron íntimos y serviles funcionarios de Correa, han debido salir del actual gobierno por orden presidencial. Otros ya dejaron de ser y varios dejarán de serlo muy pronto, con el apoyo mayoritario popular a la decisión del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio, liderado por ese ciudadano ejemplar Julio César Trujillo y su equipo de miembros empeñados en poner freno a la corrupción en determinadas áreas claves, con funcionarios impuestos por el gobierno anterior.

El Presidente debe dar un apoyo irrestricto a este Consejo y llamar al orden a pocos asambleístas de su bancada que tratan de boicotear el accionar del Consejo Transitorio.

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