Historia de dos hermanas

Gabriel U. García T.

Cuando, en 1532, Francisco Pizarro fundó San Miguel de Piura, quizás no imaginó el crecimiento que tendría, Actualmente la habitan cerca de medio millón de personas. Tiene una economía pujante que, en gran medida, se debe al comercio y la producción. Ha sido tierra de fuertes lazos con Loja. Algunas de sus calles se denominan con apellidos que nos resultan familiares.

Históricamente, esos lazos también eran comerciales. La naturaleza permitió economías complementarias. Desde Loja se enviaba ganado, cerdos, manteca. De allá se traían plásticos, tejidos y claro, como no, el famoso pisco «Italia».

Piura siguió creciendo. Su puerto, en Paita, le permite vincularse con el comercio mundial. El Estado y su gente constituyeron una zona franca para estimular su desarrollo. Claro, todavía sufre de enormes inequidades sociales que son visibles cuando uno camina por sus calles.

En cambio Loja, después de la guerra del 41, vio cerrar sus fronteras y, con ello, gran parte de su futuro. Los pueblos cercanos a la raya, lentamente, fueron muriendo. La población dejó de crecer, puesto que 11 de sus 16 cantones, cada año, pierden habitantes. A lo mejor cuando don Alonso de Mercadillo fundó su capital, en 1548, tampoco imaginó que iba a tener esa suerte.

Muchas veces, desde el centro del poder y sin consulta se decidió sobre su destino. Allá, en las enormes instalaciones burocráticas, se dispuso lo que se podía comerciar con el vecino del sur. No importó la realidad de la gente, que era valiosa solo cuando había conflicto. Ahora, que vamos a cumplir 471 años, es momento de construir. Pensar en una economía integrada con el mercado del norte peruano. Para ello necesitamos infraestructura pero, no por eso, los lojanos, debemos conocer «la geometría de la rodilla doblada». (O)

@gulpiano1

Gabriel U. García T.

Cuando, en 1532, Francisco Pizarro fundó San Miguel de Piura, quizás no imaginó el crecimiento que tendría, Actualmente la habitan cerca de medio millón de personas. Tiene una economía pujante que, en gran medida, se debe al comercio y la producción. Ha sido tierra de fuertes lazos con Loja. Algunas de sus calles se denominan con apellidos que nos resultan familiares.

Históricamente, esos lazos también eran comerciales. La naturaleza permitió economías complementarias. Desde Loja se enviaba ganado, cerdos, manteca. De allá se traían plásticos, tejidos y claro, como no, el famoso pisco «Italia».

Piura siguió creciendo. Su puerto, en Paita, le permite vincularse con el comercio mundial. El Estado y su gente constituyeron una zona franca para estimular su desarrollo. Claro, todavía sufre de enormes inequidades sociales que son visibles cuando uno camina por sus calles.

En cambio Loja, después de la guerra del 41, vio cerrar sus fronteras y, con ello, gran parte de su futuro. Los pueblos cercanos a la raya, lentamente, fueron muriendo. La población dejó de crecer, puesto que 11 de sus 16 cantones, cada año, pierden habitantes. A lo mejor cuando don Alonso de Mercadillo fundó su capital, en 1548, tampoco imaginó que iba a tener esa suerte.

Muchas veces, desde el centro del poder y sin consulta se decidió sobre su destino. Allá, en las enormes instalaciones burocráticas, se dispuso lo que se podía comerciar con el vecino del sur. No importó la realidad de la gente, que era valiosa solo cuando había conflicto. Ahora, que vamos a cumplir 471 años, es momento de construir. Pensar en una economía integrada con el mercado del norte peruano. Para ello necesitamos infraestructura pero, no por eso, los lojanos, debemos conocer «la geometría de la rodilla doblada». (O)

@gulpiano1

Gabriel U. García T.

Cuando, en 1532, Francisco Pizarro fundó San Miguel de Piura, quizás no imaginó el crecimiento que tendría, Actualmente la habitan cerca de medio millón de personas. Tiene una economía pujante que, en gran medida, se debe al comercio y la producción. Ha sido tierra de fuertes lazos con Loja. Algunas de sus calles se denominan con apellidos que nos resultan familiares.

Históricamente, esos lazos también eran comerciales. La naturaleza permitió economías complementarias. Desde Loja se enviaba ganado, cerdos, manteca. De allá se traían plásticos, tejidos y claro, como no, el famoso pisco «Italia».

Piura siguió creciendo. Su puerto, en Paita, le permite vincularse con el comercio mundial. El Estado y su gente constituyeron una zona franca para estimular su desarrollo. Claro, todavía sufre de enormes inequidades sociales que son visibles cuando uno camina por sus calles.

En cambio Loja, después de la guerra del 41, vio cerrar sus fronteras y, con ello, gran parte de su futuro. Los pueblos cercanos a la raya, lentamente, fueron muriendo. La población dejó de crecer, puesto que 11 de sus 16 cantones, cada año, pierden habitantes. A lo mejor cuando don Alonso de Mercadillo fundó su capital, en 1548, tampoco imaginó que iba a tener esa suerte.

Muchas veces, desde el centro del poder y sin consulta se decidió sobre su destino. Allá, en las enormes instalaciones burocráticas, se dispuso lo que se podía comerciar con el vecino del sur. No importó la realidad de la gente, que era valiosa solo cuando había conflicto. Ahora, que vamos a cumplir 471 años, es momento de construir. Pensar en una economía integrada con el mercado del norte peruano. Para ello necesitamos infraestructura pero, no por eso, los lojanos, debemos conocer «la geometría de la rodilla doblada». (O)

@gulpiano1

Gabriel U. García T.

Cuando, en 1532, Francisco Pizarro fundó San Miguel de Piura, quizás no imaginó el crecimiento que tendría, Actualmente la habitan cerca de medio millón de personas. Tiene una economía pujante que, en gran medida, se debe al comercio y la producción. Ha sido tierra de fuertes lazos con Loja. Algunas de sus calles se denominan con apellidos que nos resultan familiares.

Históricamente, esos lazos también eran comerciales. La naturaleza permitió economías complementarias. Desde Loja se enviaba ganado, cerdos, manteca. De allá se traían plásticos, tejidos y claro, como no, el famoso pisco «Italia».

Piura siguió creciendo. Su puerto, en Paita, le permite vincularse con el comercio mundial. El Estado y su gente constituyeron una zona franca para estimular su desarrollo. Claro, todavía sufre de enormes inequidades sociales que son visibles cuando uno camina por sus calles.

En cambio Loja, después de la guerra del 41, vio cerrar sus fronteras y, con ello, gran parte de su futuro. Los pueblos cercanos a la raya, lentamente, fueron muriendo. La población dejó de crecer, puesto que 11 de sus 16 cantones, cada año, pierden habitantes. A lo mejor cuando don Alonso de Mercadillo fundó su capital, en 1548, tampoco imaginó que iba a tener esa suerte.

Muchas veces, desde el centro del poder y sin consulta se decidió sobre su destino. Allá, en las enormes instalaciones burocráticas, se dispuso lo que se podía comerciar con el vecino del sur. No importó la realidad de la gente, que era valiosa solo cuando había conflicto. Ahora, que vamos a cumplir 471 años, es momento de construir. Pensar en una economía integrada con el mercado del norte peruano. Para ello necesitamos infraestructura pero, no por eso, los lojanos, debemos conocer «la geometría de la rodilla doblada». (O)

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