No seas el primero, sé el último

Pablo Ruiz Aguirre

En un mes se acaba tu tiempo, así que haz una pausa. Y comprende que es mejor responder a reaccionar, reflexionar a criticar, escuchar a hablar, pensar a imponer, lo primero siempre merece sabiduría y consciencia, lo segundo merece vanidad e imprudencia. Que el lunes o el viernes no existen, tienes tiempo y tú decides poseer un lunes aviernado o un viernes adomingado.

Comprende que afuera tenemos un espectáculo en vivo: el sol te da vida, la lluvia limpia todo, la luna te acompaña a cenar y los pájaros te dan un concierto de primera fila, pero no lo vemos. Que rara vez te has escuchado caminar y casi nunca te has preguntado cuál es el olor del aire. Que muchas veces nos comparamos con caminos transitados y perdemos tiempo dando lo único que se necesita, tu primer paso. Que nos encantan los «ismos» y con ello perdemos libertad, que nos encanta tener la razón y con ello perdemos la virtud más grande: el saberte ignorante para aprender. Que mucho de tu tiempo existes, pero no vives, estás pero no eres.

Así que conéctate con la vida, téjete un par de alas y busca la sabiduría y tu consciencia, el tiempo a tu medida, siéntate a ver la obra que el cosmos tiene para ti día a día, escúchate y percibe, despierta y anda, no busques razones ajenas sino tu propia ignorancia, y sobre todo mata tu existencia para empezar a vivir.

¿Quieres buscar algo? Busca un mundo al revés, un mundo mejor. Donde los pies los usemos para bailar y no para caminar al hábito. Donde si compramos algo, compramos un pedazo de aire para sentir la vida misma. Donde si regalamos algo, eso sea un pedazo de cada uno. Donde un beso es todo, donde todo es todos. Un mundo al revés. Donde hacer es más contundente que decir. Donde abrazar es el dogma que se defiende y de hecho la única manera de saludar. Donde la oración es «seré menos ignorante, serviré más al prójimo». Donde el cuerpo no se viste pues es un conjunto de vísceras, pero se trata de vestir la mente y el espíritu todos los días de tolerancia, libertad, igualdad y fraternidad. Donde el pobre es el que más tiene y el rico el que menos posee. Donde el título que todos quieren alcanzar es graduado en humanidad.

¿Quieres un lugar? Sé el último. El último en besar antes de despedirse. El último en ceder al precio que compra. El último en dejar de perseverar por el sueño. El último en dormir por la meta. El último en hablar para escuchar al prójimo. El último en hacer para meditar tu acción. El último en ascender para ser base del amigo. El último en abrazar para entregarte por completo. En una sociedad que siempre te convoca a ser el primero, en hablar, en hacer, en transar, en dejar, en partir, ser el último es una necesidad. (O)

[email protected]

Pablo Ruiz Aguirre

En un mes se acaba tu tiempo, así que haz una pausa. Y comprende que es mejor responder a reaccionar, reflexionar a criticar, escuchar a hablar, pensar a imponer, lo primero siempre merece sabiduría y consciencia, lo segundo merece vanidad e imprudencia. Que el lunes o el viernes no existen, tienes tiempo y tú decides poseer un lunes aviernado o un viernes adomingado.

Comprende que afuera tenemos un espectáculo en vivo: el sol te da vida, la lluvia limpia todo, la luna te acompaña a cenar y los pájaros te dan un concierto de primera fila, pero no lo vemos. Que rara vez te has escuchado caminar y casi nunca te has preguntado cuál es el olor del aire. Que muchas veces nos comparamos con caminos transitados y perdemos tiempo dando lo único que se necesita, tu primer paso. Que nos encantan los «ismos» y con ello perdemos libertad, que nos encanta tener la razón y con ello perdemos la virtud más grande: el saberte ignorante para aprender. Que mucho de tu tiempo existes, pero no vives, estás pero no eres.

Así que conéctate con la vida, téjete un par de alas y busca la sabiduría y tu consciencia, el tiempo a tu medida, siéntate a ver la obra que el cosmos tiene para ti día a día, escúchate y percibe, despierta y anda, no busques razones ajenas sino tu propia ignorancia, y sobre todo mata tu existencia para empezar a vivir.

¿Quieres buscar algo? Busca un mundo al revés, un mundo mejor. Donde los pies los usemos para bailar y no para caminar al hábito. Donde si compramos algo, compramos un pedazo de aire para sentir la vida misma. Donde si regalamos algo, eso sea un pedazo de cada uno. Donde un beso es todo, donde todo es todos. Un mundo al revés. Donde hacer es más contundente que decir. Donde abrazar es el dogma que se defiende y de hecho la única manera de saludar. Donde la oración es «seré menos ignorante, serviré más al prójimo». Donde el cuerpo no se viste pues es un conjunto de vísceras, pero se trata de vestir la mente y el espíritu todos los días de tolerancia, libertad, igualdad y fraternidad. Donde el pobre es el que más tiene y el rico el que menos posee. Donde el título que todos quieren alcanzar es graduado en humanidad.

¿Quieres un lugar? Sé el último. El último en besar antes de despedirse. El último en ceder al precio que compra. El último en dejar de perseverar por el sueño. El último en dormir por la meta. El último en hablar para escuchar al prójimo. El último en hacer para meditar tu acción. El último en ascender para ser base del amigo. El último en abrazar para entregarte por completo. En una sociedad que siempre te convoca a ser el primero, en hablar, en hacer, en transar, en dejar, en partir, ser el último es una necesidad. (O)

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Pablo Ruiz Aguirre

En un mes se acaba tu tiempo, así que haz una pausa. Y comprende que es mejor responder a reaccionar, reflexionar a criticar, escuchar a hablar, pensar a imponer, lo primero siempre merece sabiduría y consciencia, lo segundo merece vanidad e imprudencia. Que el lunes o el viernes no existen, tienes tiempo y tú decides poseer un lunes aviernado o un viernes adomingado.

Comprende que afuera tenemos un espectáculo en vivo: el sol te da vida, la lluvia limpia todo, la luna te acompaña a cenar y los pájaros te dan un concierto de primera fila, pero no lo vemos. Que rara vez te has escuchado caminar y casi nunca te has preguntado cuál es el olor del aire. Que muchas veces nos comparamos con caminos transitados y perdemos tiempo dando lo único que se necesita, tu primer paso. Que nos encantan los «ismos» y con ello perdemos libertad, que nos encanta tener la razón y con ello perdemos la virtud más grande: el saberte ignorante para aprender. Que mucho de tu tiempo existes, pero no vives, estás pero no eres.

Así que conéctate con la vida, téjete un par de alas y busca la sabiduría y tu consciencia, el tiempo a tu medida, siéntate a ver la obra que el cosmos tiene para ti día a día, escúchate y percibe, despierta y anda, no busques razones ajenas sino tu propia ignorancia, y sobre todo mata tu existencia para empezar a vivir.

¿Quieres buscar algo? Busca un mundo al revés, un mundo mejor. Donde los pies los usemos para bailar y no para caminar al hábito. Donde si compramos algo, compramos un pedazo de aire para sentir la vida misma. Donde si regalamos algo, eso sea un pedazo de cada uno. Donde un beso es todo, donde todo es todos. Un mundo al revés. Donde hacer es más contundente que decir. Donde abrazar es el dogma que se defiende y de hecho la única manera de saludar. Donde la oración es «seré menos ignorante, serviré más al prójimo». Donde el cuerpo no se viste pues es un conjunto de vísceras, pero se trata de vestir la mente y el espíritu todos los días de tolerancia, libertad, igualdad y fraternidad. Donde el pobre es el que más tiene y el rico el que menos posee. Donde el título que todos quieren alcanzar es graduado en humanidad.

¿Quieres un lugar? Sé el último. El último en besar antes de despedirse. El último en ceder al precio que compra. El último en dejar de perseverar por el sueño. El último en dormir por la meta. El último en hablar para escuchar al prójimo. El último en hacer para meditar tu acción. El último en ascender para ser base del amigo. El último en abrazar para entregarte por completo. En una sociedad que siempre te convoca a ser el primero, en hablar, en hacer, en transar, en dejar, en partir, ser el último es una necesidad. (O)

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Pablo Ruiz Aguirre

En un mes se acaba tu tiempo, así que haz una pausa. Y comprende que es mejor responder a reaccionar, reflexionar a criticar, escuchar a hablar, pensar a imponer, lo primero siempre merece sabiduría y consciencia, lo segundo merece vanidad e imprudencia. Que el lunes o el viernes no existen, tienes tiempo y tú decides poseer un lunes aviernado o un viernes adomingado.

Comprende que afuera tenemos un espectáculo en vivo: el sol te da vida, la lluvia limpia todo, la luna te acompaña a cenar y los pájaros te dan un concierto de primera fila, pero no lo vemos. Que rara vez te has escuchado caminar y casi nunca te has preguntado cuál es el olor del aire. Que muchas veces nos comparamos con caminos transitados y perdemos tiempo dando lo único que se necesita, tu primer paso. Que nos encantan los «ismos» y con ello perdemos libertad, que nos encanta tener la razón y con ello perdemos la virtud más grande: el saberte ignorante para aprender. Que mucho de tu tiempo existes, pero no vives, estás pero no eres.

Así que conéctate con la vida, téjete un par de alas y busca la sabiduría y tu consciencia, el tiempo a tu medida, siéntate a ver la obra que el cosmos tiene para ti día a día, escúchate y percibe, despierta y anda, no busques razones ajenas sino tu propia ignorancia, y sobre todo mata tu existencia para empezar a vivir.

¿Quieres buscar algo? Busca un mundo al revés, un mundo mejor. Donde los pies los usemos para bailar y no para caminar al hábito. Donde si compramos algo, compramos un pedazo de aire para sentir la vida misma. Donde si regalamos algo, eso sea un pedazo de cada uno. Donde un beso es todo, donde todo es todos. Un mundo al revés. Donde hacer es más contundente que decir. Donde abrazar es el dogma que se defiende y de hecho la única manera de saludar. Donde la oración es «seré menos ignorante, serviré más al prójimo». Donde el cuerpo no se viste pues es un conjunto de vísceras, pero se trata de vestir la mente y el espíritu todos los días de tolerancia, libertad, igualdad y fraternidad. Donde el pobre es el que más tiene y el rico el que menos posee. Donde el título que todos quieren alcanzar es graduado en humanidad.

¿Quieres un lugar? Sé el último. El último en besar antes de despedirse. El último en ceder al precio que compra. El último en dejar de perseverar por el sueño. El último en dormir por la meta. El último en hablar para escuchar al prójimo. El último en hacer para meditar tu acción. El último en ascender para ser base del amigo. El último en abrazar para entregarte por completo. En una sociedad que siempre te convoca a ser el primero, en hablar, en hacer, en transar, en dejar, en partir, ser el último es una necesidad. (O)

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