La peor consejera

Fredy Cueva Castillo

Platón decía que de todos los males del hombre, la ignorancia era el ´peor, también sostenía, que aquellas personas que llegaran a conocer el bien, no podían hacer el mal bajo ninguna circunstancia.

Hurgando un poco respecto a la ignorancia y sus aristas, con asombro pude leer que existe una empresa llamada Ipsos Mori, la cual desde 2014 realiza un sondeo en varios países del mundo para medir lo que han llamado el índice de ignorancia de las naciones, esto según las percepciones que tienen los habitantes sobre distintos temas.

Fieles a nuestra tradición en estos temas, América Latina cuenta con varios países representantes dentro del Top 10 de este Ranking, lo que a todas luces nos explicaría en buena parte, muchas de las acciones vandálicas de destrucción, saqueos y anarquía que están sacudiendo a países como Ecuador, Chile, Bolivia y Haití.

Definitivamente, no existe peor consejera que la ignorancia, José Ramón López, historiador y etnógrafo, autor de referencia mundial, en sintonía con estos temas considera que el hombre ignorante no puede ser justo aunque se lo proponga con todas las fuerzas de su alma, porque para obrar con justicia, es necesario primero procesar una cadena de razonamientos para los que el cerebro del estulto no está habilitado, señala el historiador.

Combatir la ignorancia debería ser una de las prioridades en nuestro continente, para esto es necesario realizar acciones responsables a todo nivel, principalmente desde la educación, donde los profesores deben asumir su rol de formadores, antes que amigo de los estudiantes, del mismo modo los gobernantes tienen que asumir su responsabilidad y comportarse como autoridad, evitando caer en el populismo al querer complacer a todo el mundo.

Y, finalmente, nosotros como sociedad ya no ser tan indiferentes al querer ver los toros desde lejos, asumiendo que otros se encargarán de apagar el fuego que amenaza con arrastrar al continente hacia un mar de violencia, culpando a los gobiernos por no hacer nada para mejorar nuestra situación. (O)

[email protected]

Fredy Cueva Castillo

Platón decía que de todos los males del hombre, la ignorancia era el ´peor, también sostenía, que aquellas personas que llegaran a conocer el bien, no podían hacer el mal bajo ninguna circunstancia.

Hurgando un poco respecto a la ignorancia y sus aristas, con asombro pude leer que existe una empresa llamada Ipsos Mori, la cual desde 2014 realiza un sondeo en varios países del mundo para medir lo que han llamado el índice de ignorancia de las naciones, esto según las percepciones que tienen los habitantes sobre distintos temas.

Fieles a nuestra tradición en estos temas, América Latina cuenta con varios países representantes dentro del Top 10 de este Ranking, lo que a todas luces nos explicaría en buena parte, muchas de las acciones vandálicas de destrucción, saqueos y anarquía que están sacudiendo a países como Ecuador, Chile, Bolivia y Haití.

Definitivamente, no existe peor consejera que la ignorancia, José Ramón López, historiador y etnógrafo, autor de referencia mundial, en sintonía con estos temas considera que el hombre ignorante no puede ser justo aunque se lo proponga con todas las fuerzas de su alma, porque para obrar con justicia, es necesario primero procesar una cadena de razonamientos para los que el cerebro del estulto no está habilitado, señala el historiador.

Combatir la ignorancia debería ser una de las prioridades en nuestro continente, para esto es necesario realizar acciones responsables a todo nivel, principalmente desde la educación, donde los profesores deben asumir su rol de formadores, antes que amigo de los estudiantes, del mismo modo los gobernantes tienen que asumir su responsabilidad y comportarse como autoridad, evitando caer en el populismo al querer complacer a todo el mundo.

Y, finalmente, nosotros como sociedad ya no ser tan indiferentes al querer ver los toros desde lejos, asumiendo que otros se encargarán de apagar el fuego que amenaza con arrastrar al continente hacia un mar de violencia, culpando a los gobiernos por no hacer nada para mejorar nuestra situación. (O)

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Platón decía que de todos los males del hombre, la ignorancia era el ´peor, también sostenía, que aquellas personas que llegaran a conocer el bien, no podían hacer el mal bajo ninguna circunstancia.

Hurgando un poco respecto a la ignorancia y sus aristas, con asombro pude leer que existe una empresa llamada Ipsos Mori, la cual desde 2014 realiza un sondeo en varios países del mundo para medir lo que han llamado el índice de ignorancia de las naciones, esto según las percepciones que tienen los habitantes sobre distintos temas.

Fieles a nuestra tradición en estos temas, América Latina cuenta con varios países representantes dentro del Top 10 de este Ranking, lo que a todas luces nos explicaría en buena parte, muchas de las acciones vandálicas de destrucción, saqueos y anarquía que están sacudiendo a países como Ecuador, Chile, Bolivia y Haití.

Definitivamente, no existe peor consejera que la ignorancia, José Ramón López, historiador y etnógrafo, autor de referencia mundial, en sintonía con estos temas considera que el hombre ignorante no puede ser justo aunque se lo proponga con todas las fuerzas de su alma, porque para obrar con justicia, es necesario primero procesar una cadena de razonamientos para los que el cerebro del estulto no está habilitado, señala el historiador.

Combatir la ignorancia debería ser una de las prioridades en nuestro continente, para esto es necesario realizar acciones responsables a todo nivel, principalmente desde la educación, donde los profesores deben asumir su rol de formadores, antes que amigo de los estudiantes, del mismo modo los gobernantes tienen que asumir su responsabilidad y comportarse como autoridad, evitando caer en el populismo al querer complacer a todo el mundo.

Y, finalmente, nosotros como sociedad ya no ser tan indiferentes al querer ver los toros desde lejos, asumiendo que otros se encargarán de apagar el fuego que amenaza con arrastrar al continente hacia un mar de violencia, culpando a los gobiernos por no hacer nada para mejorar nuestra situación. (O)

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Platón decía que de todos los males del hombre, la ignorancia era el ´peor, también sostenía, que aquellas personas que llegaran a conocer el bien, no podían hacer el mal bajo ninguna circunstancia.

Hurgando un poco respecto a la ignorancia y sus aristas, con asombro pude leer que existe una empresa llamada Ipsos Mori, la cual desde 2014 realiza un sondeo en varios países del mundo para medir lo que han llamado el índice de ignorancia de las naciones, esto según las percepciones que tienen los habitantes sobre distintos temas.

Fieles a nuestra tradición en estos temas, América Latina cuenta con varios países representantes dentro del Top 10 de este Ranking, lo que a todas luces nos explicaría en buena parte, muchas de las acciones vandálicas de destrucción, saqueos y anarquía que están sacudiendo a países como Ecuador, Chile, Bolivia y Haití.

Definitivamente, no existe peor consejera que la ignorancia, José Ramón López, historiador y etnógrafo, autor de referencia mundial, en sintonía con estos temas considera que el hombre ignorante no puede ser justo aunque se lo proponga con todas las fuerzas de su alma, porque para obrar con justicia, es necesario primero procesar una cadena de razonamientos para los que el cerebro del estulto no está habilitado, señala el historiador.

Combatir la ignorancia debería ser una de las prioridades en nuestro continente, para esto es necesario realizar acciones responsables a todo nivel, principalmente desde la educación, donde los profesores deben asumir su rol de formadores, antes que amigo de los estudiantes, del mismo modo los gobernantes tienen que asumir su responsabilidad y comportarse como autoridad, evitando caer en el populismo al querer complacer a todo el mundo.

Y, finalmente, nosotros como sociedad ya no ser tan indiferentes al querer ver los toros desde lejos, asumiendo que otros se encargarán de apagar el fuego que amenaza con arrastrar al continente hacia un mar de violencia, culpando a los gobiernos por no hacer nada para mejorar nuestra situación. (O)

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