El arte del sombrero de paja toquilla objeto de encuentro inédito en Ecuador

CALIDAD. Ecuador se especializa por producir finas variedades de sombreros que cumplen con altos estándares.
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EFE • El arte de entrelazar finas hebras para conformar un sombrero de paja toquilla, patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, y el futuro de esta artesanal industria, serán objeto de análisis en un encuentro en Ecuador.

La cita será el 4 y 5 de diciembre en el Teatro Municipal de Biblián, cantón de Cañar.

La convocatoria cuenta con patrocinios locales y del Fons Valenciá, una asociación de ayuntamientos de la Comunidad Valenciana (este de España) para la cooperación al desarrollo.

El alcalde de Biblián, Guillermo Espinoza, explicó ayer en un acto de lanzamiento del encuentro, que se ha buscado que la reunión coincida con el séptimo aniversario de la declaratoria por parte de la Unesco del tejido tradicional del sombrero de paja toquilla como patrimonio.

Especificó que alrededor de 13.000 artesanas son las que efectúan principalmente la actividad, y se reparten en cuatro provincias: Cañar, Azuay, Manabí y Santa Elena.

Promoción
En total, cerca de 50 comunidades y una quincena de municipios ecuatorianos están involucrados en la confección del tejido y participarán en el evento nacional, que busca consolidar la producción del elemento, quizás, más emblemático del país, el sombrero ecuatoriano también conocido internacionalmente como ‘Panama hat’.

«En el caso de Biblián, se va viendo el cambio de la matriz productiva, dejando de ser productores de materia prima, para darle un valor agregado», mencionó el Alcalde.

Gracias a la creación hace cuatro años de la Cooperativa de Producción Artesanal Padre Rafael González, el cantón ha desarrollado una marca propia, con la que ha exportado 24.000 unidades, especialmente a Europa.

Espinoza indica que las artesanas han dejado de vender el «sombrero en crudo» en la provincia, que ahora cuenta con el primer centro de acopio, y que se ha diversificado la producción con incursiones en la bisutería, los bolsos y los estuches.

En pro de la comunidades
La representante de la Unesco en Ecuador, Ana González, recordó que la inscripción de la actividad en 2012 en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la Organización, «no es el fin en sí mismo, sino que debería constituir el principio de un trabajo importante, en el que los gobiernos locales tienen un rol fundamental para promover y salvaguardar este patrimonio». Destacó la dimensión productiva que supone la consideración, en la que «los principales beneficiarios de la actividad económica deben ser las comunidades», y el valor social y simbólico de estas manifestaciones, «porque cuando dejan de tener este valor, dejan de ser viables como patrimonio».

Antecedentes
° El origen del sombrero de paja toquilla en Ecuador surgió en Manabí, en el siglo XVII, y se extendió por otras regiones del país. Fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX, con la construcción del Canal de Panamá, que se popularizó debido a la exportación de millares de piezas para los obreros de esa obra de ingeniería.

Detalles
° Tocada con un sombrero tradicional de color natural, Martha Lema, vicepresidenta de la Cooperativa de Producción Artesanal Padre Rafael González, dijo que la confección de este atuendo varía en función del tejido empleado, entre un día, si es grueso, y de tres a cuatro, para hebras más finas.

Antes de que decidieran asociarse, las artesanas vendían los artículos a intermediarios por 3 o 4 dólares, en la actualidad la Cooperativa les permite sacar entre 10 y 11 dólares por unidad.

En el emprendimiento trabajan de manera activa unas 80 artesanas, y el reto es la capacitación constante y enseñar a las nuevas generaciones, “¿porqué no pensar en una escuela de enseñanza?”, interpela retóricamente Lema.

EFE • El arte de entrelazar finas hebras para conformar un sombrero de paja toquilla, patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, y el futuro de esta artesanal industria, serán objeto de análisis en un encuentro en Ecuador.

La cita será el 4 y 5 de diciembre en el Teatro Municipal de Biblián, cantón de Cañar.

La convocatoria cuenta con patrocinios locales y del Fons Valenciá, una asociación de ayuntamientos de la Comunidad Valenciana (este de España) para la cooperación al desarrollo.

El alcalde de Biblián, Guillermo Espinoza, explicó ayer en un acto de lanzamiento del encuentro, que se ha buscado que la reunión coincida con el séptimo aniversario de la declaratoria por parte de la Unesco del tejido tradicional del sombrero de paja toquilla como patrimonio.

Especificó que alrededor de 13.000 artesanas son las que efectúan principalmente la actividad, y se reparten en cuatro provincias: Cañar, Azuay, Manabí y Santa Elena.

Promoción
En total, cerca de 50 comunidades y una quincena de municipios ecuatorianos están involucrados en la confección del tejido y participarán en el evento nacional, que busca consolidar la producción del elemento, quizás, más emblemático del país, el sombrero ecuatoriano también conocido internacionalmente como ‘Panama hat’.

«En el caso de Biblián, se va viendo el cambio de la matriz productiva, dejando de ser productores de materia prima, para darle un valor agregado», mencionó el Alcalde.

Gracias a la creación hace cuatro años de la Cooperativa de Producción Artesanal Padre Rafael González, el cantón ha desarrollado una marca propia, con la que ha exportado 24.000 unidades, especialmente a Europa.

Espinoza indica que las artesanas han dejado de vender el «sombrero en crudo» en la provincia, que ahora cuenta con el primer centro de acopio, y que se ha diversificado la producción con incursiones en la bisutería, los bolsos y los estuches.

En pro de la comunidades
La representante de la Unesco en Ecuador, Ana González, recordó que la inscripción de la actividad en 2012 en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la Organización, «no es el fin en sí mismo, sino que debería constituir el principio de un trabajo importante, en el que los gobiernos locales tienen un rol fundamental para promover y salvaguardar este patrimonio». Destacó la dimensión productiva que supone la consideración, en la que «los principales beneficiarios de la actividad económica deben ser las comunidades», y el valor social y simbólico de estas manifestaciones, «porque cuando dejan de tener este valor, dejan de ser viables como patrimonio».

Antecedentes
° El origen del sombrero de paja toquilla en Ecuador surgió en Manabí, en el siglo XVII, y se extendió por otras regiones del país. Fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX, con la construcción del Canal de Panamá, que se popularizó debido a la exportación de millares de piezas para los obreros de esa obra de ingeniería.

Detalles
° Tocada con un sombrero tradicional de color natural, Martha Lema, vicepresidenta de la Cooperativa de Producción Artesanal Padre Rafael González, dijo que la confección de este atuendo varía en función del tejido empleado, entre un día, si es grueso, y de tres a cuatro, para hebras más finas.

Antes de que decidieran asociarse, las artesanas vendían los artículos a intermediarios por 3 o 4 dólares, en la actualidad la Cooperativa les permite sacar entre 10 y 11 dólares por unidad.

En el emprendimiento trabajan de manera activa unas 80 artesanas, y el reto es la capacitación constante y enseñar a las nuevas generaciones, “¿porqué no pensar en una escuela de enseñanza?”, interpela retóricamente Lema.

EFE • El arte de entrelazar finas hebras para conformar un sombrero de paja toquilla, patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, y el futuro de esta artesanal industria, serán objeto de análisis en un encuentro en Ecuador.

La cita será el 4 y 5 de diciembre en el Teatro Municipal de Biblián, cantón de Cañar.

La convocatoria cuenta con patrocinios locales y del Fons Valenciá, una asociación de ayuntamientos de la Comunidad Valenciana (este de España) para la cooperación al desarrollo.

El alcalde de Biblián, Guillermo Espinoza, explicó ayer en un acto de lanzamiento del encuentro, que se ha buscado que la reunión coincida con el séptimo aniversario de la declaratoria por parte de la Unesco del tejido tradicional del sombrero de paja toquilla como patrimonio.

Especificó que alrededor de 13.000 artesanas son las que efectúan principalmente la actividad, y se reparten en cuatro provincias: Cañar, Azuay, Manabí y Santa Elena.

Promoción
En total, cerca de 50 comunidades y una quincena de municipios ecuatorianos están involucrados en la confección del tejido y participarán en el evento nacional, que busca consolidar la producción del elemento, quizás, más emblemático del país, el sombrero ecuatoriano también conocido internacionalmente como ‘Panama hat’.

«En el caso de Biblián, se va viendo el cambio de la matriz productiva, dejando de ser productores de materia prima, para darle un valor agregado», mencionó el Alcalde.

Gracias a la creación hace cuatro años de la Cooperativa de Producción Artesanal Padre Rafael González, el cantón ha desarrollado una marca propia, con la que ha exportado 24.000 unidades, especialmente a Europa.

Espinoza indica que las artesanas han dejado de vender el «sombrero en crudo» en la provincia, que ahora cuenta con el primer centro de acopio, y que se ha diversificado la producción con incursiones en la bisutería, los bolsos y los estuches.

En pro de la comunidades
La representante de la Unesco en Ecuador, Ana González, recordó que la inscripción de la actividad en 2012 en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la Organización, «no es el fin en sí mismo, sino que debería constituir el principio de un trabajo importante, en el que los gobiernos locales tienen un rol fundamental para promover y salvaguardar este patrimonio». Destacó la dimensión productiva que supone la consideración, en la que «los principales beneficiarios de la actividad económica deben ser las comunidades», y el valor social y simbólico de estas manifestaciones, «porque cuando dejan de tener este valor, dejan de ser viables como patrimonio».

Antecedentes
° El origen del sombrero de paja toquilla en Ecuador surgió en Manabí, en el siglo XVII, y se extendió por otras regiones del país. Fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX, con la construcción del Canal de Panamá, que se popularizó debido a la exportación de millares de piezas para los obreros de esa obra de ingeniería.

Detalles
° Tocada con un sombrero tradicional de color natural, Martha Lema, vicepresidenta de la Cooperativa de Producción Artesanal Padre Rafael González, dijo que la confección de este atuendo varía en función del tejido empleado, entre un día, si es grueso, y de tres a cuatro, para hebras más finas.

Antes de que decidieran asociarse, las artesanas vendían los artículos a intermediarios por 3 o 4 dólares, en la actualidad la Cooperativa les permite sacar entre 10 y 11 dólares por unidad.

En el emprendimiento trabajan de manera activa unas 80 artesanas, y el reto es la capacitación constante y enseñar a las nuevas generaciones, “¿porqué no pensar en una escuela de enseñanza?”, interpela retóricamente Lema.

EFE • El arte de entrelazar finas hebras para conformar un sombrero de paja toquilla, patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, y el futuro de esta artesanal industria, serán objeto de análisis en un encuentro en Ecuador.

La cita será el 4 y 5 de diciembre en el Teatro Municipal de Biblián, cantón de Cañar.

La convocatoria cuenta con patrocinios locales y del Fons Valenciá, una asociación de ayuntamientos de la Comunidad Valenciana (este de España) para la cooperación al desarrollo.

El alcalde de Biblián, Guillermo Espinoza, explicó ayer en un acto de lanzamiento del encuentro, que se ha buscado que la reunión coincida con el séptimo aniversario de la declaratoria por parte de la Unesco del tejido tradicional del sombrero de paja toquilla como patrimonio.

Especificó que alrededor de 13.000 artesanas son las que efectúan principalmente la actividad, y se reparten en cuatro provincias: Cañar, Azuay, Manabí y Santa Elena.

Promoción
En total, cerca de 50 comunidades y una quincena de municipios ecuatorianos están involucrados en la confección del tejido y participarán en el evento nacional, que busca consolidar la producción del elemento, quizás, más emblemático del país, el sombrero ecuatoriano también conocido internacionalmente como ‘Panama hat’.

«En el caso de Biblián, se va viendo el cambio de la matriz productiva, dejando de ser productores de materia prima, para darle un valor agregado», mencionó el Alcalde.

Gracias a la creación hace cuatro años de la Cooperativa de Producción Artesanal Padre Rafael González, el cantón ha desarrollado una marca propia, con la que ha exportado 24.000 unidades, especialmente a Europa.

Espinoza indica que las artesanas han dejado de vender el «sombrero en crudo» en la provincia, que ahora cuenta con el primer centro de acopio, y que se ha diversificado la producción con incursiones en la bisutería, los bolsos y los estuches.

En pro de la comunidades
La representante de la Unesco en Ecuador, Ana González, recordó que la inscripción de la actividad en 2012 en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la Organización, «no es el fin en sí mismo, sino que debería constituir el principio de un trabajo importante, en el que los gobiernos locales tienen un rol fundamental para promover y salvaguardar este patrimonio». Destacó la dimensión productiva que supone la consideración, en la que «los principales beneficiarios de la actividad económica deben ser las comunidades», y el valor social y simbólico de estas manifestaciones, «porque cuando dejan de tener este valor, dejan de ser viables como patrimonio».

Antecedentes
° El origen del sombrero de paja toquilla en Ecuador surgió en Manabí, en el siglo XVII, y se extendió por otras regiones del país. Fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX, con la construcción del Canal de Panamá, que se popularizó debido a la exportación de millares de piezas para los obreros de esa obra de ingeniería.

Detalles
° Tocada con un sombrero tradicional de color natural, Martha Lema, vicepresidenta de la Cooperativa de Producción Artesanal Padre Rafael González, dijo que la confección de este atuendo varía en función del tejido empleado, entre un día, si es grueso, y de tres a cuatro, para hebras más finas.

Antes de que decidieran asociarse, las artesanas vendían los artículos a intermediarios por 3 o 4 dólares, en la actualidad la Cooperativa les permite sacar entre 10 y 11 dólares por unidad.

En el emprendimiento trabajan de manera activa unas 80 artesanas, y el reto es la capacitación constante y enseñar a las nuevas generaciones, “¿porqué no pensar en una escuela de enseñanza?”, interpela retóricamente Lema.