Reglas que no se cumplen

Jaime A. Guzmàn R.

La Constitución de la República del Ecuador establece la obligación del gobierno de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los ecuatorianos.

Esta figura constitucional implica que el régimen de turno, tiene el deber legal y moral de tomar todas las acciones y mecanismos pertinentes para originar y resguardar todos y cada uno de nuestros derechos civiles, culturales, políticos, económicos y sociales.

Aunque pueda parecer exagerado, en la práctica esta reglamentación no se cumple, es decir esta norma es “letra muerta”, pues lo que está explícito en ella no se refleja en acciones concretas, eficaces y eficientes.

Esta actitud pestilente, obviamente, es la causa principal de los conflictos, la inseguridad en la que vivimos y el debilitamiento de las acciones para establecer, mantener y consolidar la paz y la igualdad en nuestra Patria.

Sin sesgos ni selectividad de ninguna naturaleza y con cabeza fría pienso que, tanto los gobiernos conservadores y de izquierda, han estado y están ciegos a los problemas de nuestro tiempo y obviamente, con las excepciones de rigor, son los responsables de muy graves violaciones de los derechos humanos.

Difícil es encontrar una solución a esta problemática, pero no imposible. Lo importante, lo verdaderamente trascendental es, por ahora, aprender a aprender a informar, educar, fomentar el desarrollo de valores y actitudes y alentar medidas que permitan defender los derechos humanos para que no se violen.

Esperemos que pronto concluya esta monstruosidad y que nuestros gobernantes escudriñen nuevas y certeras formas de cumplir y hacer cumplir tales derechos. (O)

[email protected]

Jaime A. Guzmàn R.

La Constitución de la República del Ecuador establece la obligación del gobierno de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los ecuatorianos.

Esta figura constitucional implica que el régimen de turno, tiene el deber legal y moral de tomar todas las acciones y mecanismos pertinentes para originar y resguardar todos y cada uno de nuestros derechos civiles, culturales, políticos, económicos y sociales.

Aunque pueda parecer exagerado, en la práctica esta reglamentación no se cumple, es decir esta norma es “letra muerta”, pues lo que está explícito en ella no se refleja en acciones concretas, eficaces y eficientes.

Esta actitud pestilente, obviamente, es la causa principal de los conflictos, la inseguridad en la que vivimos y el debilitamiento de las acciones para establecer, mantener y consolidar la paz y la igualdad en nuestra Patria.

Sin sesgos ni selectividad de ninguna naturaleza y con cabeza fría pienso que, tanto los gobiernos conservadores y de izquierda, han estado y están ciegos a los problemas de nuestro tiempo y obviamente, con las excepciones de rigor, son los responsables de muy graves violaciones de los derechos humanos.

Difícil es encontrar una solución a esta problemática, pero no imposible. Lo importante, lo verdaderamente trascendental es, por ahora, aprender a aprender a informar, educar, fomentar el desarrollo de valores y actitudes y alentar medidas que permitan defender los derechos humanos para que no se violen.

Esperemos que pronto concluya esta monstruosidad y que nuestros gobernantes escudriñen nuevas y certeras formas de cumplir y hacer cumplir tales derechos. (O)

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La Constitución de la República del Ecuador establece la obligación del gobierno de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los ecuatorianos.

Esta figura constitucional implica que el régimen de turno, tiene el deber legal y moral de tomar todas las acciones y mecanismos pertinentes para originar y resguardar todos y cada uno de nuestros derechos civiles, culturales, políticos, económicos y sociales.

Aunque pueda parecer exagerado, en la práctica esta reglamentación no se cumple, es decir esta norma es “letra muerta”, pues lo que está explícito en ella no se refleja en acciones concretas, eficaces y eficientes.

Esta actitud pestilente, obviamente, es la causa principal de los conflictos, la inseguridad en la que vivimos y el debilitamiento de las acciones para establecer, mantener y consolidar la paz y la igualdad en nuestra Patria.

Sin sesgos ni selectividad de ninguna naturaleza y con cabeza fría pienso que, tanto los gobiernos conservadores y de izquierda, han estado y están ciegos a los problemas de nuestro tiempo y obviamente, con las excepciones de rigor, son los responsables de muy graves violaciones de los derechos humanos.

Difícil es encontrar una solución a esta problemática, pero no imposible. Lo importante, lo verdaderamente trascendental es, por ahora, aprender a aprender a informar, educar, fomentar el desarrollo de valores y actitudes y alentar medidas que permitan defender los derechos humanos para que no se violen.

Esperemos que pronto concluya esta monstruosidad y que nuestros gobernantes escudriñen nuevas y certeras formas de cumplir y hacer cumplir tales derechos. (O)

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Jaime A. Guzmàn R.

La Constitución de la República del Ecuador establece la obligación del gobierno de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los ecuatorianos.

Esta figura constitucional implica que el régimen de turno, tiene el deber legal y moral de tomar todas las acciones y mecanismos pertinentes para originar y resguardar todos y cada uno de nuestros derechos civiles, culturales, políticos, económicos y sociales.

Aunque pueda parecer exagerado, en la práctica esta reglamentación no se cumple, es decir esta norma es “letra muerta”, pues lo que está explícito en ella no se refleja en acciones concretas, eficaces y eficientes.

Esta actitud pestilente, obviamente, es la causa principal de los conflictos, la inseguridad en la que vivimos y el debilitamiento de las acciones para establecer, mantener y consolidar la paz y la igualdad en nuestra Patria.

Sin sesgos ni selectividad de ninguna naturaleza y con cabeza fría pienso que, tanto los gobiernos conservadores y de izquierda, han estado y están ciegos a los problemas de nuestro tiempo y obviamente, con las excepciones de rigor, son los responsables de muy graves violaciones de los derechos humanos.

Difícil es encontrar una solución a esta problemática, pero no imposible. Lo importante, lo verdaderamente trascendental es, por ahora, aprender a aprender a informar, educar, fomentar el desarrollo de valores y actitudes y alentar medidas que permitan defender los derechos humanos para que no se violen.

Esperemos que pronto concluya esta monstruosidad y que nuestros gobernantes escudriñen nuevas y certeras formas de cumplir y hacer cumplir tales derechos. (O)

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