El día que cambió el mundo

HISTÓRICO. Miles de ciudadanos pasaron de un lado a otro de Alemania y se posaron sobre el muro, horas antes de que fuera derruido por ellos mismos.
HISTÓRICO. Miles de ciudadanos pasaron de un lado a otro de Alemania y se posaron sobre el muro, horas antes de que fuera derruido por ellos mismos.
HISTÓRICO. Miles de ciudadanos pasaron de un lado a otro de Alemania y se posaron sobre el muro, horas antes de que fuera derruido por ellos mismos.
HISTÓRICO. Miles de ciudadanos pasaron de un lado a otro de Alemania y se posaron sobre el muro, horas antes de que fuera derruido por ellos mismos.
HISTÓRICO. Miles de ciudadanos pasaron de un lado a otro de Alemania y se posaron sobre el muro, horas antes de que fuera derruido por ellos mismos.
HISTÓRICO. Miles de ciudadanos pasaron de un lado a otro de Alemania y se posaron sobre el muro, horas antes de que fuera derruido por ellos mismos.
HISTÓRICO. Miles de ciudadanos pasaron de un lado a otro de Alemania y se posaron sobre el muro, horas antes de que fuera derruido por ellos mismos.
HISTÓRICO. Miles de ciudadanos pasaron de un lado a otro de Alemania y se posaron sobre el muro, horas antes de que fuera derruido por ellos mismos.

Redacción INTERNACIONAL-AGENCIAS

Günter Schabowski se rasca la cabeza, se coloca las gafas, duda, hurga en sus notas manuscritas. Parece buscar comprender lo que está leyendo y luego responde: “Hasta donde yo entiendo, esto entra en vigencia de manera inmediata, sin demora…”.

La bomba acaba de ser lanzada. Son cerca de las 19 horas del 9 de noviembre de 1989.

Miembro de la oficina política del comité central del Partido Comunista de la República Democrática de Alemania (RDA), responsable de la información, este integrante del primer círculo de la dirección del “Estado de los obreros y los campesinos” llega como si nada a anunciar la apertura del Muro de Berlín ante decenas de periodistas estupefactos.

Parece hacerlo de manera inadvertida, al final de una conferencia de prensa y en respuesta a preguntas sobre las condiciones de salida del territorio para los ciudadanos de Alemania Oriental. No habrá vuelta atrás

Pero 30 años después el debate sigue muy vivo: ¿la brutal caída del Muro de Berlín, en preludio de la del bloque comunista entero, es un accidente de la Historia? ¿El fruto de un error de la jerarquía comunista mal preparada o un gesto calculado de parte de una dictadura de la RDA agotada?

Un régimen desesperado
En los pasillos del poder en Berlín-Este, en el interior de las suntuosas residencias de Wandlitz que ocupan los burócratas del aparato comunista, la atmósfera es irrespirable desde hace varias semanas. ¿Cómo salvar la situación?

3
Milliones de alemanes pasaron en un fin de semana a Berlín occidental.La población de la RDA, encadenada detrás de la Cortina de Hierro desde 1961, vota ahora “con los pies” y desde agosto de 1989 emigra a Alemania Occidental pasando por otros países del bloque comunista como Hungría o Checoslovaquia, que cierran cada vez más los ojos.

En forma paralela desde principios de septiembre, cientos de miles de alemanes orientales se manifiestan contra el régimen en varias ciudades todas las semanas al grito de “¡Somos el pueblo!” o “¡Queremos salir!”.

La crisis se encuentran en su clímax. Y la RDA no puede contar con una intervención del gran hermano soviético.

Advertencia de Gorbachov
En Moscú, Mijaíl Gorbachov sólo tiene en sus labios las palabras “perestroika” y “glasnost”.

A principios de octubre el dirigente soviético acaba de lanzar una advertencia profética a Erich Honecker, el hombre fuerte de la Alemania comunista: “La vida castiga a los que llegan tarde”.

EL DATO
El muro fue
despedazado con picos, mazas, martillos y cinceles por una multitud jubilosa.Honecker queda afuera del juego unos pocos días después, el 18 de octubre. Este dirigente, que apenas unos meses antes aplaudía a China por “el aplastamiento del levantamiento contrarrevolucionario” en la plaza Tiananmen, es reemplazado por Egon Krenz.

Presentado como más moderado, Krenz pretende salvar a la RDA con algunas reformas, por ejemplo la liberalización de los viajes con visa de salida sin condiciones previas.

“Salvar a la RDA”
“Ya nadie podía detener el movimiento que acababa de ser lanzado con mi anuncio”, analizó con simpleza, buscando aparecer a posteriori como un ardiente reformista.

Según su versión, la apertura de las fronteras fue impuesta el 9 de noviembre de 1989 de manera brutal al comité central del partido, dominado por una retaguardia de herederos del estalinismo, por parte de un pequeño círculo de reformistas.

“Llegamos a la conclusión de que si queríamos salvar a la RDA había que dejar partir a la gente que quería huir”, contó Schabowski al diario TAZ en 2009.

Redacción INTERNACIONAL-AGENCIAS

Günter Schabowski se rasca la cabeza, se coloca las gafas, duda, hurga en sus notas manuscritas. Parece buscar comprender lo que está leyendo y luego responde: “Hasta donde yo entiendo, esto entra en vigencia de manera inmediata, sin demora…”.

La bomba acaba de ser lanzada. Son cerca de las 19 horas del 9 de noviembre de 1989.

Miembro de la oficina política del comité central del Partido Comunista de la República Democrática de Alemania (RDA), responsable de la información, este integrante del primer círculo de la dirección del “Estado de los obreros y los campesinos” llega como si nada a anunciar la apertura del Muro de Berlín ante decenas de periodistas estupefactos.

Parece hacerlo de manera inadvertida, al final de una conferencia de prensa y en respuesta a preguntas sobre las condiciones de salida del territorio para los ciudadanos de Alemania Oriental. No habrá vuelta atrás

Pero 30 años después el debate sigue muy vivo: ¿la brutal caída del Muro de Berlín, en preludio de la del bloque comunista entero, es un accidente de la Historia? ¿El fruto de un error de la jerarquía comunista mal preparada o un gesto calculado de parte de una dictadura de la RDA agotada?

Un régimen desesperado
En los pasillos del poder en Berlín-Este, en el interior de las suntuosas residencias de Wandlitz que ocupan los burócratas del aparato comunista, la atmósfera es irrespirable desde hace varias semanas. ¿Cómo salvar la situación?

3
Milliones de alemanes pasaron en un fin de semana a Berlín occidental.La población de la RDA, encadenada detrás de la Cortina de Hierro desde 1961, vota ahora “con los pies” y desde agosto de 1989 emigra a Alemania Occidental pasando por otros países del bloque comunista como Hungría o Checoslovaquia, que cierran cada vez más los ojos.

En forma paralela desde principios de septiembre, cientos de miles de alemanes orientales se manifiestan contra el régimen en varias ciudades todas las semanas al grito de “¡Somos el pueblo!” o “¡Queremos salir!”.

La crisis se encuentran en su clímax. Y la RDA no puede contar con una intervención del gran hermano soviético.

Advertencia de Gorbachov
En Moscú, Mijaíl Gorbachov sólo tiene en sus labios las palabras “perestroika” y “glasnost”.

A principios de octubre el dirigente soviético acaba de lanzar una advertencia profética a Erich Honecker, el hombre fuerte de la Alemania comunista: “La vida castiga a los que llegan tarde”.

EL DATO
El muro fue
despedazado con picos, mazas, martillos y cinceles por una multitud jubilosa.Honecker queda afuera del juego unos pocos días después, el 18 de octubre. Este dirigente, que apenas unos meses antes aplaudía a China por “el aplastamiento del levantamiento contrarrevolucionario” en la plaza Tiananmen, es reemplazado por Egon Krenz.

Presentado como más moderado, Krenz pretende salvar a la RDA con algunas reformas, por ejemplo la liberalización de los viajes con visa de salida sin condiciones previas.

“Salvar a la RDA”
“Ya nadie podía detener el movimiento que acababa de ser lanzado con mi anuncio”, analizó con simpleza, buscando aparecer a posteriori como un ardiente reformista.

Según su versión, la apertura de las fronteras fue impuesta el 9 de noviembre de 1989 de manera brutal al comité central del partido, dominado por una retaguardia de herederos del estalinismo, por parte de un pequeño círculo de reformistas.

“Llegamos a la conclusión de que si queríamos salvar a la RDA había que dejar partir a la gente que quería huir”, contó Schabowski al diario TAZ en 2009.

Redacción INTERNACIONAL-AGENCIAS

Günter Schabowski se rasca la cabeza, se coloca las gafas, duda, hurga en sus notas manuscritas. Parece buscar comprender lo que está leyendo y luego responde: “Hasta donde yo entiendo, esto entra en vigencia de manera inmediata, sin demora…”.

La bomba acaba de ser lanzada. Son cerca de las 19 horas del 9 de noviembre de 1989.

Miembro de la oficina política del comité central del Partido Comunista de la República Democrática de Alemania (RDA), responsable de la información, este integrante del primer círculo de la dirección del “Estado de los obreros y los campesinos” llega como si nada a anunciar la apertura del Muro de Berlín ante decenas de periodistas estupefactos.

Parece hacerlo de manera inadvertida, al final de una conferencia de prensa y en respuesta a preguntas sobre las condiciones de salida del territorio para los ciudadanos de Alemania Oriental. No habrá vuelta atrás

Pero 30 años después el debate sigue muy vivo: ¿la brutal caída del Muro de Berlín, en preludio de la del bloque comunista entero, es un accidente de la Historia? ¿El fruto de un error de la jerarquía comunista mal preparada o un gesto calculado de parte de una dictadura de la RDA agotada?

Un régimen desesperado
En los pasillos del poder en Berlín-Este, en el interior de las suntuosas residencias de Wandlitz que ocupan los burócratas del aparato comunista, la atmósfera es irrespirable desde hace varias semanas. ¿Cómo salvar la situación?

3
Milliones de alemanes pasaron en un fin de semana a Berlín occidental.La población de la RDA, encadenada detrás de la Cortina de Hierro desde 1961, vota ahora “con los pies” y desde agosto de 1989 emigra a Alemania Occidental pasando por otros países del bloque comunista como Hungría o Checoslovaquia, que cierran cada vez más los ojos.

En forma paralela desde principios de septiembre, cientos de miles de alemanes orientales se manifiestan contra el régimen en varias ciudades todas las semanas al grito de “¡Somos el pueblo!” o “¡Queremos salir!”.

La crisis se encuentran en su clímax. Y la RDA no puede contar con una intervención del gran hermano soviético.

Advertencia de Gorbachov
En Moscú, Mijaíl Gorbachov sólo tiene en sus labios las palabras “perestroika” y “glasnost”.

A principios de octubre el dirigente soviético acaba de lanzar una advertencia profética a Erich Honecker, el hombre fuerte de la Alemania comunista: “La vida castiga a los que llegan tarde”.

EL DATO
El muro fue
despedazado con picos, mazas, martillos y cinceles por una multitud jubilosa.Honecker queda afuera del juego unos pocos días después, el 18 de octubre. Este dirigente, que apenas unos meses antes aplaudía a China por “el aplastamiento del levantamiento contrarrevolucionario” en la plaza Tiananmen, es reemplazado por Egon Krenz.

Presentado como más moderado, Krenz pretende salvar a la RDA con algunas reformas, por ejemplo la liberalización de los viajes con visa de salida sin condiciones previas.

“Salvar a la RDA”
“Ya nadie podía detener el movimiento que acababa de ser lanzado con mi anuncio”, analizó con simpleza, buscando aparecer a posteriori como un ardiente reformista.

Según su versión, la apertura de las fronteras fue impuesta el 9 de noviembre de 1989 de manera brutal al comité central del partido, dominado por una retaguardia de herederos del estalinismo, por parte de un pequeño círculo de reformistas.

“Llegamos a la conclusión de que si queríamos salvar a la RDA había que dejar partir a la gente que quería huir”, contó Schabowski al diario TAZ en 2009.

Redacción INTERNACIONAL-AGENCIAS

Günter Schabowski se rasca la cabeza, se coloca las gafas, duda, hurga en sus notas manuscritas. Parece buscar comprender lo que está leyendo y luego responde: “Hasta donde yo entiendo, esto entra en vigencia de manera inmediata, sin demora…”.

La bomba acaba de ser lanzada. Son cerca de las 19 horas del 9 de noviembre de 1989.

Miembro de la oficina política del comité central del Partido Comunista de la República Democrática de Alemania (RDA), responsable de la información, este integrante del primer círculo de la dirección del “Estado de los obreros y los campesinos” llega como si nada a anunciar la apertura del Muro de Berlín ante decenas de periodistas estupefactos.

Parece hacerlo de manera inadvertida, al final de una conferencia de prensa y en respuesta a preguntas sobre las condiciones de salida del territorio para los ciudadanos de Alemania Oriental. No habrá vuelta atrás

Pero 30 años después el debate sigue muy vivo: ¿la brutal caída del Muro de Berlín, en preludio de la del bloque comunista entero, es un accidente de la Historia? ¿El fruto de un error de la jerarquía comunista mal preparada o un gesto calculado de parte de una dictadura de la RDA agotada?

Un régimen desesperado
En los pasillos del poder en Berlín-Este, en el interior de las suntuosas residencias de Wandlitz que ocupan los burócratas del aparato comunista, la atmósfera es irrespirable desde hace varias semanas. ¿Cómo salvar la situación?

3
Milliones de alemanes pasaron en un fin de semana a Berlín occidental.La población de la RDA, encadenada detrás de la Cortina de Hierro desde 1961, vota ahora “con los pies” y desde agosto de 1989 emigra a Alemania Occidental pasando por otros países del bloque comunista como Hungría o Checoslovaquia, que cierran cada vez más los ojos.

En forma paralela desde principios de septiembre, cientos de miles de alemanes orientales se manifiestan contra el régimen en varias ciudades todas las semanas al grito de “¡Somos el pueblo!” o “¡Queremos salir!”.

La crisis se encuentran en su clímax. Y la RDA no puede contar con una intervención del gran hermano soviético.

Advertencia de Gorbachov
En Moscú, Mijaíl Gorbachov sólo tiene en sus labios las palabras “perestroika” y “glasnost”.

A principios de octubre el dirigente soviético acaba de lanzar una advertencia profética a Erich Honecker, el hombre fuerte de la Alemania comunista: “La vida castiga a los que llegan tarde”.

EL DATO
El muro fue
despedazado con picos, mazas, martillos y cinceles por una multitud jubilosa.Honecker queda afuera del juego unos pocos días después, el 18 de octubre. Este dirigente, que apenas unos meses antes aplaudía a China por “el aplastamiento del levantamiento contrarrevolucionario” en la plaza Tiananmen, es reemplazado por Egon Krenz.

Presentado como más moderado, Krenz pretende salvar a la RDA con algunas reformas, por ejemplo la liberalización de los viajes con visa de salida sin condiciones previas.

“Salvar a la RDA”
“Ya nadie podía detener el movimiento que acababa de ser lanzado con mi anuncio”, analizó con simpleza, buscando aparecer a posteriori como un ardiente reformista.

Según su versión, la apertura de las fronteras fue impuesta el 9 de noviembre de 1989 de manera brutal al comité central del partido, dominado por una retaguardia de herederos del estalinismo, por parte de un pequeño círculo de reformistas.

“Llegamos a la conclusión de que si queríamos salvar a la RDA había que dejar partir a la gente que quería huir”, contó Schabowski al diario TAZ en 2009.

Estupefacción
El resultado tomó por sorpresa a la RDA y cambió la situación internacional tras más de 40 años de Guerra Fría. Tras haber escuchado el mensaje en la radio, la televisión o por el boca en boca, rápidamente son miles los alemanes del Este que se agolpan en los puestos fronterizos.

Primero prudentes, incrédulos, se envalentonan alentados por los berlineses del Oeste que ya celebran del otro lado.

Frente a una multitud que se anima, pronto se abren por completo los controles.

Entre los berlineses del Este que se abalanzan en ese lugar hacia el oeste símbolo de libertad sin creer demasiado en lo que ocurre se encuentra una tal Angela Merkel. La actual canciller alemana vive por entonces en el barrio y acaba de salir del sauna. “Estábamos mudos y felices”, recuerda en declaraciones a ARD.

El alcalde de Berlín-Oeste Walter Momper se hace eco rápidamente hablando de una jornada “histórica”. La suerte está echada.

“El Muro de Berlín ya no divide nada”, escriben los periodistas de la AFP, muy emocionados y conscientes de ver la Historia en marcha.

Cae la muralla
En esa noche de locura, los berlineses de uno y otro lado escalan el Muro ante la Puerta de Brandeburgo, símbolo de la división de la ciudad. Algunos sacan los primeros martillos para destruir la construcción de cemento de 160 km de largo.En cada rincón las mismas escenas de alegría darán la vuelta al mundo, el reencuentro en lágrimas de un pueblo separado desde el final de la guerra.

FRASES

La noche de la caída del Muro fue la peor de mi vida”. Egon Krenz, último líder comunista de la Alemania Orientalw.

Todas las naciones deben destruir todas las armas nucleares”. Mijaíl Gorbachov Exsecretario del Partido Comunista Soviético

Estupefacción
El resultado tomó por sorpresa a la RDA y cambió la situación internacional tras más de 40 años de Guerra Fría. Tras haber escuchado el mensaje en la radio, la televisión o por el boca en boca, rápidamente son miles los alemanes del Este que se agolpan en los puestos fronterizos.

Primero prudentes, incrédulos, se envalentonan alentados por los berlineses del Oeste que ya celebran del otro lado.

Frente a una multitud que se anima, pronto se abren por completo los controles.

Entre los berlineses del Este que se abalanzan en ese lugar hacia el oeste símbolo de libertad sin creer demasiado en lo que ocurre se encuentra una tal Angela Merkel. La actual canciller alemana vive por entonces en el barrio y acaba de salir del sauna. “Estábamos mudos y felices”, recuerda en declaraciones a ARD.

El alcalde de Berlín-Oeste Walter Momper se hace eco rápidamente hablando de una jornada “histórica”. La suerte está echada.

“El Muro de Berlín ya no divide nada”, escriben los periodistas de la AFP, muy emocionados y conscientes de ver la Historia en marcha.

Cae la muralla
En esa noche de locura, los berlineses de uno y otro lado escalan el Muro ante la Puerta de Brandeburgo, símbolo de la división de la ciudad. Algunos sacan los primeros martillos para destruir la construcción de cemento de 160 km de largo.En cada rincón las mismas escenas de alegría darán la vuelta al mundo, el reencuentro en lágrimas de un pueblo separado desde el final de la guerra.

FRASES

La noche de la caída del Muro fue la peor de mi vida”. Egon Krenz, último líder comunista de la Alemania Orientalw.

Todas las naciones deben destruir todas las armas nucleares”. Mijaíl Gorbachov Exsecretario del Partido Comunista Soviético

Estupefacción
El resultado tomó por sorpresa a la RDA y cambió la situación internacional tras más de 40 años de Guerra Fría. Tras haber escuchado el mensaje en la radio, la televisión o por el boca en boca, rápidamente son miles los alemanes del Este que se agolpan en los puestos fronterizos.

Primero prudentes, incrédulos, se envalentonan alentados por los berlineses del Oeste que ya celebran del otro lado.

Frente a una multitud que se anima, pronto se abren por completo los controles.

Entre los berlineses del Este que se abalanzan en ese lugar hacia el oeste símbolo de libertad sin creer demasiado en lo que ocurre se encuentra una tal Angela Merkel. La actual canciller alemana vive por entonces en el barrio y acaba de salir del sauna. “Estábamos mudos y felices”, recuerda en declaraciones a ARD.

El alcalde de Berlín-Oeste Walter Momper se hace eco rápidamente hablando de una jornada “histórica”. La suerte está echada.

“El Muro de Berlín ya no divide nada”, escriben los periodistas de la AFP, muy emocionados y conscientes de ver la Historia en marcha.

Cae la muralla
En esa noche de locura, los berlineses de uno y otro lado escalan el Muro ante la Puerta de Brandeburgo, símbolo de la división de la ciudad. Algunos sacan los primeros martillos para destruir la construcción de cemento de 160 km de largo.En cada rincón las mismas escenas de alegría darán la vuelta al mundo, el reencuentro en lágrimas de un pueblo separado desde el final de la guerra.

FRASES

La noche de la caída del Muro fue la peor de mi vida”. Egon Krenz, último líder comunista de la Alemania Orientalw.

Todas las naciones deben destruir todas las armas nucleares”. Mijaíl Gorbachov Exsecretario del Partido Comunista Soviético

Estupefacción
El resultado tomó por sorpresa a la RDA y cambió la situación internacional tras más de 40 años de Guerra Fría. Tras haber escuchado el mensaje en la radio, la televisión o por el boca en boca, rápidamente son miles los alemanes del Este que se agolpan en los puestos fronterizos.

Primero prudentes, incrédulos, se envalentonan alentados por los berlineses del Oeste que ya celebran del otro lado.

Frente a una multitud que se anima, pronto se abren por completo los controles.

Entre los berlineses del Este que se abalanzan en ese lugar hacia el oeste símbolo de libertad sin creer demasiado en lo que ocurre se encuentra una tal Angela Merkel. La actual canciller alemana vive por entonces en el barrio y acaba de salir del sauna. “Estábamos mudos y felices”, recuerda en declaraciones a ARD.

El alcalde de Berlín-Oeste Walter Momper se hace eco rápidamente hablando de una jornada “histórica”. La suerte está echada.

“El Muro de Berlín ya no divide nada”, escriben los periodistas de la AFP, muy emocionados y conscientes de ver la Historia en marcha.

Cae la muralla
En esa noche de locura, los berlineses de uno y otro lado escalan el Muro ante la Puerta de Brandeburgo, símbolo de la división de la ciudad. Algunos sacan los primeros martillos para destruir la construcción de cemento de 160 km de largo.En cada rincón las mismas escenas de alegría darán la vuelta al mundo, el reencuentro en lágrimas de un pueblo separado desde el final de la guerra.

FRASES

La noche de la caída del Muro fue la peor de mi vida”. Egon Krenz, último líder comunista de la Alemania Orientalw.

Todas las naciones deben destruir todas las armas nucleares”. Mijaíl Gorbachov Exsecretario del Partido Comunista Soviético