Apátridas

Estimado lector, ¿Se imagina usted no ser ciudadano de ningún país? ¿Qué pasaría si en su propio país no puede realizar las actividades más elementales como ir al mercado a comprar alimentos o medicinas? ¿Cómo reaccionaría si, de pronto, es como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra? Esto es precisamente lo que ocurre en varios países del mundo que por diversos motivos como guerras, gobiernos totalitarios, hambruna, etc., sus ciudadanos se han visto forzados a abandonar su patria y a aventurarse en tierras lejanas, con gente que no es solidaria, que se resisten a su llegada y les hacen su permanencia imposible.

Poco a poco los migrantes se convierten en apátridas, es decir, en personas sin patria, pues el país que visitan no los recibe y a su propia tierra no pueden regresar porque son víctimas de su propio gobierno, de quienes deberían proporcionarles las condiciones elementales para una vida digna. Los desplazados quedan sumidos en una especie de limbo legal, no son nadie, no existen. Esto los convierte en seres excluidos, víctimas de violaciones a sus derechos humanos, vulnerables al tráfico de personas, prostitución, etc.

En Ecuador aparecieron los patrioteros o chauvinistas, que, con falso patriotismo, se oponen al ingreso de venezolanos que escapan de un gobierno oprobioso que les obliga a huir. No vienen de vacaciones ni a quitar el trabajo a nadie. Son víctimas de las circunstancias. Lamentablemente, vienen también los delincuentes. Recordemos que Fidel Castro abrió las cárceles cubanas para que su lumpen, la escoria de la sociedad cubana, ingresen a los Estados Unidos. Hay quienes piensan que Maduro está haciendo lo mismo con sus presos.

Las autoridades ecuatorianas deben controlar e impedir que los delincuentes vengan al Ecuador con un adecuado registro de quienes ingresan.