¿Hacer lo mismo y esperar resultados distintos?

Salvatore Foti

En Argentina triunfó el kirchnerismo y el país se prepara a una difícil transición en medio de un gravísima, y tal vez histórica, recesión económica. Macri, en su gestión, logró convencer a muchos ortodoxos e inclusive al FMI; sin embargo, no pudo convencer a la mayoría de los argentinos, quienes en las urnas le expresaron su rechazo, haciéndolo perder en primera vuelta.

No bastó acusar de corrupción al anterior gobierno y tampoco destrozar y perseguir a Cristina Fernández y a su entorno. Ni los medios ni nadie lograron capitalizar las arremetidas en contra del kirchnerismo. Aparentemente, Macri cometió un error imperdonable, se despreocupó de la gente y de sus más importantes anhelos: vivir bien y tener suficiente plata en los bolsillos.

La economía con Macri cayó y hoy se profundiza, peligrosamente, la división entre derecha e izquierda. Por ende, podríamos afirmar que la economía se volvió la causa más importante de la derrota de Macri. En Ecuador pasaron y pasan cosas bastante parecidas y el desenlace podría ser, más temprano que tarde, el mismo que se dio en Argentina.

Hace rato muchos advertimos que a Correa solo se le estaba posicionando y fortaleciendo y hace rato se nos dijo que desde el Ejecutivo se estaba haciendo un excelente trabajo y que uno que otro asesor de Moreno iba a “ganar un Premio Nobel”. Los hechos dan la razón a los escépticos.

Lo que ocurrió hace poco en Ecuador solo ratifica que la gente es bastante indolente frente a las acusaciones de corrupción y más bien sensible a lo que el correísmo tilda de persecución. Hace falta, y de manera urgente, un dramático cambio de ruta, pues se dejan vacíos sociales y políticos que alguien, más temprano que tarde, va a ocupar.

Hace falta que la política y la población se reconcilien lo más pronto posible, pues hay divisiones históricas que podrían llevar al país a más convulsión e incertidumbre. Lo único que logra mantener a salvo el país, es el presidente George Washington en el billete de a dólar. Así que, por favor, no sigan haciendo lo mismo esperando resultados distintos. Eso solo va a perjudicar al país.

[email protected]

Salvatore Foti

En Argentina triunfó el kirchnerismo y el país se prepara a una difícil transición en medio de un gravísima, y tal vez histórica, recesión económica. Macri, en su gestión, logró convencer a muchos ortodoxos e inclusive al FMI; sin embargo, no pudo convencer a la mayoría de los argentinos, quienes en las urnas le expresaron su rechazo, haciéndolo perder en primera vuelta.

No bastó acusar de corrupción al anterior gobierno y tampoco destrozar y perseguir a Cristina Fernández y a su entorno. Ni los medios ni nadie lograron capitalizar las arremetidas en contra del kirchnerismo. Aparentemente, Macri cometió un error imperdonable, se despreocupó de la gente y de sus más importantes anhelos: vivir bien y tener suficiente plata en los bolsillos.

La economía con Macri cayó y hoy se profundiza, peligrosamente, la división entre derecha e izquierda. Por ende, podríamos afirmar que la economía se volvió la causa más importante de la derrota de Macri. En Ecuador pasaron y pasan cosas bastante parecidas y el desenlace podría ser, más temprano que tarde, el mismo que se dio en Argentina.

Hace rato muchos advertimos que a Correa solo se le estaba posicionando y fortaleciendo y hace rato se nos dijo que desde el Ejecutivo se estaba haciendo un excelente trabajo y que uno que otro asesor de Moreno iba a “ganar un Premio Nobel”. Los hechos dan la razón a los escépticos.

Lo que ocurrió hace poco en Ecuador solo ratifica que la gente es bastante indolente frente a las acusaciones de corrupción y más bien sensible a lo que el correísmo tilda de persecución. Hace falta, y de manera urgente, un dramático cambio de ruta, pues se dejan vacíos sociales y políticos que alguien, más temprano que tarde, va a ocupar.

Hace falta que la política y la población se reconcilien lo más pronto posible, pues hay divisiones históricas que podrían llevar al país a más convulsión e incertidumbre. Lo único que logra mantener a salvo el país, es el presidente George Washington en el billete de a dólar. Así que, por favor, no sigan haciendo lo mismo esperando resultados distintos. Eso solo va a perjudicar al país.

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Salvatore Foti

En Argentina triunfó el kirchnerismo y el país se prepara a una difícil transición en medio de un gravísima, y tal vez histórica, recesión económica. Macri, en su gestión, logró convencer a muchos ortodoxos e inclusive al FMI; sin embargo, no pudo convencer a la mayoría de los argentinos, quienes en las urnas le expresaron su rechazo, haciéndolo perder en primera vuelta.

No bastó acusar de corrupción al anterior gobierno y tampoco destrozar y perseguir a Cristina Fernández y a su entorno. Ni los medios ni nadie lograron capitalizar las arremetidas en contra del kirchnerismo. Aparentemente, Macri cometió un error imperdonable, se despreocupó de la gente y de sus más importantes anhelos: vivir bien y tener suficiente plata en los bolsillos.

La economía con Macri cayó y hoy se profundiza, peligrosamente, la división entre derecha e izquierda. Por ende, podríamos afirmar que la economía se volvió la causa más importante de la derrota de Macri. En Ecuador pasaron y pasan cosas bastante parecidas y el desenlace podría ser, más temprano que tarde, el mismo que se dio en Argentina.

Hace rato muchos advertimos que a Correa solo se le estaba posicionando y fortaleciendo y hace rato se nos dijo que desde el Ejecutivo se estaba haciendo un excelente trabajo y que uno que otro asesor de Moreno iba a “ganar un Premio Nobel”. Los hechos dan la razón a los escépticos.

Lo que ocurrió hace poco en Ecuador solo ratifica que la gente es bastante indolente frente a las acusaciones de corrupción y más bien sensible a lo que el correísmo tilda de persecución. Hace falta, y de manera urgente, un dramático cambio de ruta, pues se dejan vacíos sociales y políticos que alguien, más temprano que tarde, va a ocupar.

Hace falta que la política y la población se reconcilien lo más pronto posible, pues hay divisiones históricas que podrían llevar al país a más convulsión e incertidumbre. Lo único que logra mantener a salvo el país, es el presidente George Washington en el billete de a dólar. Así que, por favor, no sigan haciendo lo mismo esperando resultados distintos. Eso solo va a perjudicar al país.

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Salvatore Foti

En Argentina triunfó el kirchnerismo y el país se prepara a una difícil transición en medio de un gravísima, y tal vez histórica, recesión económica. Macri, en su gestión, logró convencer a muchos ortodoxos e inclusive al FMI; sin embargo, no pudo convencer a la mayoría de los argentinos, quienes en las urnas le expresaron su rechazo, haciéndolo perder en primera vuelta.

No bastó acusar de corrupción al anterior gobierno y tampoco destrozar y perseguir a Cristina Fernández y a su entorno. Ni los medios ni nadie lograron capitalizar las arremetidas en contra del kirchnerismo. Aparentemente, Macri cometió un error imperdonable, se despreocupó de la gente y de sus más importantes anhelos: vivir bien y tener suficiente plata en los bolsillos.

La economía con Macri cayó y hoy se profundiza, peligrosamente, la división entre derecha e izquierda. Por ende, podríamos afirmar que la economía se volvió la causa más importante de la derrota de Macri. En Ecuador pasaron y pasan cosas bastante parecidas y el desenlace podría ser, más temprano que tarde, el mismo que se dio en Argentina.

Hace rato muchos advertimos que a Correa solo se le estaba posicionando y fortaleciendo y hace rato se nos dijo que desde el Ejecutivo se estaba haciendo un excelente trabajo y que uno que otro asesor de Moreno iba a “ganar un Premio Nobel”. Los hechos dan la razón a los escépticos.

Lo que ocurrió hace poco en Ecuador solo ratifica que la gente es bastante indolente frente a las acusaciones de corrupción y más bien sensible a lo que el correísmo tilda de persecución. Hace falta, y de manera urgente, un dramático cambio de ruta, pues se dejan vacíos sociales y políticos que alguien, más temprano que tarde, va a ocupar.

Hace falta que la política y la población se reconcilien lo más pronto posible, pues hay divisiones históricas que podrían llevar al país a más convulsión e incertidumbre. Lo único que logra mantener a salvo el país, es el presidente George Washington en el billete de a dólar. Así que, por favor, no sigan haciendo lo mismo esperando resultados distintos. Eso solo va a perjudicar al país.

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