Las ‘brisas bolivarianas’

Asusta oír al dictador venezolano Nicolás Maduro y a su compinche, Diosdado Cabello (líder del cartel de los soles), hablar de “brisas bolivarianas” en países latinoamericanos y Cataluña, donde existe barbarie y vandalismo (ataque a bienes públicos, transportes, vías, supermercados, farmacias y medios de comunicación). Ambos hablan del Foro de San Paulo, y dicen: “estamos cumpliendo el plan. El plan va perfecto… Ustedes me entienden, va en pleno desarrollo, victorioso”.

Como el guión de una novela de terror, por ciertas similitudes en las insurrecciones de Ecuador, Chile y España, siendo los primeros focos de infección que muestran las intenciones del Foro de San Pablo y el Grupo de Puebla, en su estrategia de “black bloc” para la toma violenta del poder.

Tras caer el muro de Berlín y la URSS en 1990, se formó el Foro de Sao Paulo, con agrupaciones comunistas, socialistas y guerrilleras hispanoamericanas, convocadas por Lula da Silva, para generar estrategias de una izquierda sin soporte soviético, para armar y financiar sublevaciones e insurrección en la región. En julio pasado se conformó, con fines similares, el Grupo de Puebla.

Los teóricos del “socialismo del siglo XXI” instituyeron sus tácticas: denigrar la democracia, los medios de comunicación, organizaciones políticas, militares y civiles. Copar instituciones tras el caos, tomar el poder, apoyar al nuevo líder (auspiciado por Cuba y Venezuela), cambiar la constitución y usar recursos económicos para exportar la subversión a otros países.

Igualmente, se van infiltrando en organizaciones de género, ecologistas, antimineras y anti extractivistas, grupos políticos, indígenas, sindicatos, universidades y gremios profesionales, para gestar plataformas de desestabilización.

La estrategia está en marcha (Ecuador, Cataluña y Chile son globos de ensayo para consolidar el operativo en la región). Evo Morales debe mantener por fuerza el poder en Bolivia (el apagón informático y el fraude lo posibilitan); los Fernández (kirchneristas) lo deben retomar en Argentina. Atentos con el rol de López Obrador en México y Putin en Rusia.

Entretanto, se presiona a la justicia en Brasil (para excarcelar a Lula) y Ecuador (para demorar procesos contra Correa). El siguiente lugar del caos sería Perú, donde el presidente Viscarra disolvió el parlamento y adelantó elecciones. Hay que ver qué sucede en otros países donde haya violencia por medidas económicas. El objetivo de estos grupos será seguir creando zozobra.

[email protected]

Asusta oír al dictador venezolano Nicolás Maduro y a su compinche, Diosdado Cabello (líder del cartel de los soles), hablar de “brisas bolivarianas” en países latinoamericanos y Cataluña, donde existe barbarie y vandalismo (ataque a bienes públicos, transportes, vías, supermercados, farmacias y medios de comunicación). Ambos hablan del Foro de San Paulo, y dicen: “estamos cumpliendo el plan. El plan va perfecto… Ustedes me entienden, va en pleno desarrollo, victorioso”.

Como el guión de una novela de terror, por ciertas similitudes en las insurrecciones de Ecuador, Chile y España, siendo los primeros focos de infección que muestran las intenciones del Foro de San Pablo y el Grupo de Puebla, en su estrategia de “black bloc” para la toma violenta del poder.

Tras caer el muro de Berlín y la URSS en 1990, se formó el Foro de Sao Paulo, con agrupaciones comunistas, socialistas y guerrilleras hispanoamericanas, convocadas por Lula da Silva, para generar estrategias de una izquierda sin soporte soviético, para armar y financiar sublevaciones e insurrección en la región. En julio pasado se conformó, con fines similares, el Grupo de Puebla.

Los teóricos del “socialismo del siglo XXI” instituyeron sus tácticas: denigrar la democracia, los medios de comunicación, organizaciones políticas, militares y civiles. Copar instituciones tras el caos, tomar el poder, apoyar al nuevo líder (auspiciado por Cuba y Venezuela), cambiar la constitución y usar recursos económicos para exportar la subversión a otros países.

Igualmente, se van infiltrando en organizaciones de género, ecologistas, antimineras y anti extractivistas, grupos políticos, indígenas, sindicatos, universidades y gremios profesionales, para gestar plataformas de desestabilización.

La estrategia está en marcha (Ecuador, Cataluña y Chile son globos de ensayo para consolidar el operativo en la región). Evo Morales debe mantener por fuerza el poder en Bolivia (el apagón informático y el fraude lo posibilitan); los Fernández (kirchneristas) lo deben retomar en Argentina. Atentos con el rol de López Obrador en México y Putin en Rusia.

Entretanto, se presiona a la justicia en Brasil (para excarcelar a Lula) y Ecuador (para demorar procesos contra Correa). El siguiente lugar del caos sería Perú, donde el presidente Viscarra disolvió el parlamento y adelantó elecciones. Hay que ver qué sucede en otros países donde haya violencia por medidas económicas. El objetivo de estos grupos será seguir creando zozobra.

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Asusta oír al dictador venezolano Nicolás Maduro y a su compinche, Diosdado Cabello (líder del cartel de los soles), hablar de “brisas bolivarianas” en países latinoamericanos y Cataluña, donde existe barbarie y vandalismo (ataque a bienes públicos, transportes, vías, supermercados, farmacias y medios de comunicación). Ambos hablan del Foro de San Paulo, y dicen: “estamos cumpliendo el plan. El plan va perfecto… Ustedes me entienden, va en pleno desarrollo, victorioso”.

Como el guión de una novela de terror, por ciertas similitudes en las insurrecciones de Ecuador, Chile y España, siendo los primeros focos de infección que muestran las intenciones del Foro de San Pablo y el Grupo de Puebla, en su estrategia de “black bloc” para la toma violenta del poder.

Tras caer el muro de Berlín y la URSS en 1990, se formó el Foro de Sao Paulo, con agrupaciones comunistas, socialistas y guerrilleras hispanoamericanas, convocadas por Lula da Silva, para generar estrategias de una izquierda sin soporte soviético, para armar y financiar sublevaciones e insurrección en la región. En julio pasado se conformó, con fines similares, el Grupo de Puebla.

Los teóricos del “socialismo del siglo XXI” instituyeron sus tácticas: denigrar la democracia, los medios de comunicación, organizaciones políticas, militares y civiles. Copar instituciones tras el caos, tomar el poder, apoyar al nuevo líder (auspiciado por Cuba y Venezuela), cambiar la constitución y usar recursos económicos para exportar la subversión a otros países.

Igualmente, se van infiltrando en organizaciones de género, ecologistas, antimineras y anti extractivistas, grupos políticos, indígenas, sindicatos, universidades y gremios profesionales, para gestar plataformas de desestabilización.

La estrategia está en marcha (Ecuador, Cataluña y Chile son globos de ensayo para consolidar el operativo en la región). Evo Morales debe mantener por fuerza el poder en Bolivia (el apagón informático y el fraude lo posibilitan); los Fernández (kirchneristas) lo deben retomar en Argentina. Atentos con el rol de López Obrador en México y Putin en Rusia.

Entretanto, se presiona a la justicia en Brasil (para excarcelar a Lula) y Ecuador (para demorar procesos contra Correa). El siguiente lugar del caos sería Perú, donde el presidente Viscarra disolvió el parlamento y adelantó elecciones. Hay que ver qué sucede en otros países donde haya violencia por medidas económicas. El objetivo de estos grupos será seguir creando zozobra.

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Asusta oír al dictador venezolano Nicolás Maduro y a su compinche, Diosdado Cabello (líder del cartel de los soles), hablar de “brisas bolivarianas” en países latinoamericanos y Cataluña, donde existe barbarie y vandalismo (ataque a bienes públicos, transportes, vías, supermercados, farmacias y medios de comunicación). Ambos hablan del Foro de San Paulo, y dicen: “estamos cumpliendo el plan. El plan va perfecto… Ustedes me entienden, va en pleno desarrollo, victorioso”.

Como el guión de una novela de terror, por ciertas similitudes en las insurrecciones de Ecuador, Chile y España, siendo los primeros focos de infección que muestran las intenciones del Foro de San Pablo y el Grupo de Puebla, en su estrategia de “black bloc” para la toma violenta del poder.

Tras caer el muro de Berlín y la URSS en 1990, se formó el Foro de Sao Paulo, con agrupaciones comunistas, socialistas y guerrilleras hispanoamericanas, convocadas por Lula da Silva, para generar estrategias de una izquierda sin soporte soviético, para armar y financiar sublevaciones e insurrección en la región. En julio pasado se conformó, con fines similares, el Grupo de Puebla.

Los teóricos del “socialismo del siglo XXI” instituyeron sus tácticas: denigrar la democracia, los medios de comunicación, organizaciones políticas, militares y civiles. Copar instituciones tras el caos, tomar el poder, apoyar al nuevo líder (auspiciado por Cuba y Venezuela), cambiar la constitución y usar recursos económicos para exportar la subversión a otros países.

Igualmente, se van infiltrando en organizaciones de género, ecologistas, antimineras y anti extractivistas, grupos políticos, indígenas, sindicatos, universidades y gremios profesionales, para gestar plataformas de desestabilización.

La estrategia está en marcha (Ecuador, Cataluña y Chile son globos de ensayo para consolidar el operativo en la región). Evo Morales debe mantener por fuerza el poder en Bolivia (el apagón informático y el fraude lo posibilitan); los Fernández (kirchneristas) lo deben retomar en Argentina. Atentos con el rol de López Obrador en México y Putin en Rusia.

Entretanto, se presiona a la justicia en Brasil (para excarcelar a Lula) y Ecuador (para demorar procesos contra Correa). El siguiente lugar del caos sería Perú, donde el presidente Viscarra disolvió el parlamento y adelantó elecciones. Hay que ver qué sucede en otros países donde haya violencia por medidas económicas. El objetivo de estos grupos será seguir creando zozobra.

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