El manejo político y la crisis económica en nuestro país

POR: LAURA BENÍTEZ CISNEROS

El manejo político y la crisis del presidente Moreno, en nuestro país está atravesando el peor momento económico, social y estructural. La crisis y la falta de gobernabilidad se ha combinado con la pasividad política y una lentitud en el retorno a una auténtica democracia. Los oscuros años que vivió nuestro Ecuador desde finales del 2014, en lo económico, político y social ha pasado por apresurados cambios y nuestro país se sigue enfrentando a la corrupción herencia de la época correísta en toda su magnitud.

El desequilibrio económico que dejó la década del gobierno pasado aún no ha sido aclarado en su totalidad, en los últimos años de esté gobierno sigue estancada la producción e inversión y la deuda pública sigue creciendo, conforme se va pagando sigue aumentando y vamos caminando de tumbón en tumbón.

La recuperación que los ecuatorianos necesitamos, cotidianamente para un diario vivir, son fuentes de trabajo, un empleo digno, techo y una seguridad social y ciudadana ante tanta ola de violencia. La crisis sigue en aumento, no ha mejorado en nada, cada provincia y región reclama lo que a cada una les corresponde, la falta de atención a las demandas deben ser analizadas y puntualizadas de acuerdo a las necesidades de cada región del país.

El nuevo consenso con el Fondo Monetario Internacional si se encontraba en primer plano era necesario y obligatorio poner en conocimiento al pueblo, para dar soluciones a los problemas económicos en los que se plantearon en el año 2017, algunas medidas que en la actualidad las estamos viviendo. En primer término tenía que incentivar la creación del empleo, reducir el déficit fiscal, generando austeridad, reduciendo en un 10% el sueldo de los servidores públicos, igualando como el que ganan los trabajadores privados. Dando créditos sin trabas a la economía popular, porque a la necesidad y falta de trabajo no se la puede calificar con puntos.

POR: LAURA BENÍTEZ CISNEROS

El manejo político y la crisis del presidente Moreno, en nuestro país está atravesando el peor momento económico, social y estructural. La crisis y la falta de gobernabilidad se ha combinado con la pasividad política y una lentitud en el retorno a una auténtica democracia. Los oscuros años que vivió nuestro Ecuador desde finales del 2014, en lo económico, político y social ha pasado por apresurados cambios y nuestro país se sigue enfrentando a la corrupción herencia de la época correísta en toda su magnitud.

El desequilibrio económico que dejó la década del gobierno pasado aún no ha sido aclarado en su totalidad, en los últimos años de esté gobierno sigue estancada la producción e inversión y la deuda pública sigue creciendo, conforme se va pagando sigue aumentando y vamos caminando de tumbón en tumbón.

La recuperación que los ecuatorianos necesitamos, cotidianamente para un diario vivir, son fuentes de trabajo, un empleo digno, techo y una seguridad social y ciudadana ante tanta ola de violencia. La crisis sigue en aumento, no ha mejorado en nada, cada provincia y región reclama lo que a cada una les corresponde, la falta de atención a las demandas deben ser analizadas y puntualizadas de acuerdo a las necesidades de cada región del país.

El nuevo consenso con el Fondo Monetario Internacional si se encontraba en primer plano era necesario y obligatorio poner en conocimiento al pueblo, para dar soluciones a los problemas económicos en los que se plantearon en el año 2017, algunas medidas que en la actualidad las estamos viviendo. En primer término tenía que incentivar la creación del empleo, reducir el déficit fiscal, generando austeridad, reduciendo en un 10% el sueldo de los servidores públicos, igualando como el que ganan los trabajadores privados. Dando créditos sin trabas a la economía popular, porque a la necesidad y falta de trabajo no se la puede calificar con puntos.

POR: LAURA BENÍTEZ CISNEROS

El manejo político y la crisis del presidente Moreno, en nuestro país está atravesando el peor momento económico, social y estructural. La crisis y la falta de gobernabilidad se ha combinado con la pasividad política y una lentitud en el retorno a una auténtica democracia. Los oscuros años que vivió nuestro Ecuador desde finales del 2014, en lo económico, político y social ha pasado por apresurados cambios y nuestro país se sigue enfrentando a la corrupción herencia de la época correísta en toda su magnitud.

El desequilibrio económico que dejó la década del gobierno pasado aún no ha sido aclarado en su totalidad, en los últimos años de esté gobierno sigue estancada la producción e inversión y la deuda pública sigue creciendo, conforme se va pagando sigue aumentando y vamos caminando de tumbón en tumbón.

La recuperación que los ecuatorianos necesitamos, cotidianamente para un diario vivir, son fuentes de trabajo, un empleo digno, techo y una seguridad social y ciudadana ante tanta ola de violencia. La crisis sigue en aumento, no ha mejorado en nada, cada provincia y región reclama lo que a cada una les corresponde, la falta de atención a las demandas deben ser analizadas y puntualizadas de acuerdo a las necesidades de cada región del país.

El nuevo consenso con el Fondo Monetario Internacional si se encontraba en primer plano era necesario y obligatorio poner en conocimiento al pueblo, para dar soluciones a los problemas económicos en los que se plantearon en el año 2017, algunas medidas que en la actualidad las estamos viviendo. En primer término tenía que incentivar la creación del empleo, reducir el déficit fiscal, generando austeridad, reduciendo en un 10% el sueldo de los servidores públicos, igualando como el que ganan los trabajadores privados. Dando créditos sin trabas a la economía popular, porque a la necesidad y falta de trabajo no se la puede calificar con puntos.

POR: LAURA BENÍTEZ CISNEROS

El manejo político y la crisis del presidente Moreno, en nuestro país está atravesando el peor momento económico, social y estructural. La crisis y la falta de gobernabilidad se ha combinado con la pasividad política y una lentitud en el retorno a una auténtica democracia. Los oscuros años que vivió nuestro Ecuador desde finales del 2014, en lo económico, político y social ha pasado por apresurados cambios y nuestro país se sigue enfrentando a la corrupción herencia de la época correísta en toda su magnitud.

El desequilibrio económico que dejó la década del gobierno pasado aún no ha sido aclarado en su totalidad, en los últimos años de esté gobierno sigue estancada la producción e inversión y la deuda pública sigue creciendo, conforme se va pagando sigue aumentando y vamos caminando de tumbón en tumbón.

La recuperación que los ecuatorianos necesitamos, cotidianamente para un diario vivir, son fuentes de trabajo, un empleo digno, techo y una seguridad social y ciudadana ante tanta ola de violencia. La crisis sigue en aumento, no ha mejorado en nada, cada provincia y región reclama lo que a cada una les corresponde, la falta de atención a las demandas deben ser analizadas y puntualizadas de acuerdo a las necesidades de cada región del país.

El nuevo consenso con el Fondo Monetario Internacional si se encontraba en primer plano era necesario y obligatorio poner en conocimiento al pueblo, para dar soluciones a los problemas económicos en los que se plantearon en el año 2017, algunas medidas que en la actualidad las estamos viviendo. En primer término tenía que incentivar la creación del empleo, reducir el déficit fiscal, generando austeridad, reduciendo en un 10% el sueldo de los servidores públicos, igualando como el que ganan los trabajadores privados. Dando créditos sin trabas a la economía popular, porque a la necesidad y falta de trabajo no se la puede calificar con puntos.