El poder curativo de las plantas medicinales sigue latente

CONSERVACIÓN. Hay quienes tienen plantas medicinales en sus casas.
CONSERVACIÓN. Hay quienes tienen plantas medicinales en sus casas.
CONSERVACIÓN. Hay quienes tienen plantas medicinales en sus casas.
CONSERVACIÓN. Hay quienes tienen plantas medicinales en sus casas.
CONSERVACIÓN. Hay quienes tienen plantas medicinales en sus casas.
CONSERVACIÓN. Hay quienes tienen plantas medicinales en sus casas.
CONSERVACIÓN. Hay quienes tienen plantas medicinales en sus casas.
CONSERVACIÓN. Hay quienes tienen plantas medicinales en sus casas.

Con el crecimiento de la industria farmacéutica, aprovechar las propiedades medicinales de las plantas es una costumbre que se ha ido perdiendo, sobre todo en los sectores urbanos. No obstante, existen innumerables casos en que el legado ancestral de la sanación natural supera el alcance de la medicina moderna al momento de aliviar los males del cuerpo.

El caso de Víctor González, oriundo de Loja, es un ejemplo del poder curativo de las plantas. Hace siete años se enfermó de los riñones y no encontró mejoría en la medicina tradicional; entonces, optó por utilizar la sabiduría popular para mejorar su condición.

Preparó una infusión con nueve plantas, entre ellas el ‘shullo’, el llantén, el toronjil, el ‘laritaco’ y el pelo de choclo. Luego de varios días consumiendo el brebaje, los exámenes de laboratorio comprobaron la mejoría en su estado, según contó.

Edgardo Ruiz Saona, en su libro ‘Las curaciones populares en el Ecuador’, explica que en las cuatro regiones se encuentra una “gran diversidad de portadores de saber médico popular” y cada una tiene su particularidad.

Una para cada mal
Según González, para curar los problemas de la próstata se debe preparar una infusión con ‘casamarucha’ y tres hojas de uvilla: “esto ayuda a que la patología mejore notablemente”.

3.118
especies de plantas medicinales existen en el país.Para los riñones, en cambio, se puede preparar una infusión con la congona, la que debe beberse varias veces al día. Otra planta que alivia los dolores de este órgano es el ‘laritaco’.

El toronjil y la congona se utilizan para alteraciones del sistema nervioso. La ruda, preparada en una infusión caliente, evita los desmayos repentinos.

Limpias
González cura también el conocido mal del aire o espanto, utilizando hierbas con olor fuerte, como el ‘monte de gallinazo’, al ‘santa maría’, el ‘chinchil’, la ‘ayartosa’, ‘el poleo’, el ‘guanto’ y las hojas de eucalipto. El curandero toma un manojo de plantas con el que golpea suavemente al paciente, para absorber las malas energías.

Además de las hierbas, usa un huevo de gallina, de preferencia criollo, con el que recorre el cuerpo de la persona. Al abrirlo en un vaso con agua, la clara y la yema dibujan formas que, según el experto, evidencian el mal que está afectando la salud del paciente.

La costumbre
“El poder de las plantas es verdadero y puede utilizarse para curar distintas dolencias”, explica González. “Antiguamente, esta era la única medicina existente y su utilización era masiva” agrega y lamenta que la población ya no conozca los nombres ni el uso de las plantas medicinales.

Él cree que es fundamental cultivar el conocimiento sobre las plantas con propiedades curativas, ya que estas son la materia prima con que se elaboran los medicamentos. “Conservarlas es necesario y quienes conozcan sus poderes deben transmitirlos para no perder esta alternativa natural de sanación que otorga la madre naturaleza”, dice González. (DLH)

Con el crecimiento de la industria farmacéutica, aprovechar las propiedades medicinales de las plantas es una costumbre que se ha ido perdiendo, sobre todo en los sectores urbanos. No obstante, existen innumerables casos en que el legado ancestral de la sanación natural supera el alcance de la medicina moderna al momento de aliviar los males del cuerpo.

El caso de Víctor González, oriundo de Loja, es un ejemplo del poder curativo de las plantas. Hace siete años se enfermó de los riñones y no encontró mejoría en la medicina tradicional; entonces, optó por utilizar la sabiduría popular para mejorar su condición.

Preparó una infusión con nueve plantas, entre ellas el ‘shullo’, el llantén, el toronjil, el ‘laritaco’ y el pelo de choclo. Luego de varios días consumiendo el brebaje, los exámenes de laboratorio comprobaron la mejoría en su estado, según contó.

Edgardo Ruiz Saona, en su libro ‘Las curaciones populares en el Ecuador’, explica que en las cuatro regiones se encuentra una “gran diversidad de portadores de saber médico popular” y cada una tiene su particularidad.

Una para cada mal
Según González, para curar los problemas de la próstata se debe preparar una infusión con ‘casamarucha’ y tres hojas de uvilla: “esto ayuda a que la patología mejore notablemente”.

3.118
especies de plantas medicinales existen en el país.Para los riñones, en cambio, se puede preparar una infusión con la congona, la que debe beberse varias veces al día. Otra planta que alivia los dolores de este órgano es el ‘laritaco’.

El toronjil y la congona se utilizan para alteraciones del sistema nervioso. La ruda, preparada en una infusión caliente, evita los desmayos repentinos.

Limpias
González cura también el conocido mal del aire o espanto, utilizando hierbas con olor fuerte, como el ‘monte de gallinazo’, al ‘santa maría’, el ‘chinchil’, la ‘ayartosa’, ‘el poleo’, el ‘guanto’ y las hojas de eucalipto. El curandero toma un manojo de plantas con el que golpea suavemente al paciente, para absorber las malas energías.

Además de las hierbas, usa un huevo de gallina, de preferencia criollo, con el que recorre el cuerpo de la persona. Al abrirlo en un vaso con agua, la clara y la yema dibujan formas que, según el experto, evidencian el mal que está afectando la salud del paciente.

La costumbre
“El poder de las plantas es verdadero y puede utilizarse para curar distintas dolencias”, explica González. “Antiguamente, esta era la única medicina existente y su utilización era masiva” agrega y lamenta que la población ya no conozca los nombres ni el uso de las plantas medicinales.

Él cree que es fundamental cultivar el conocimiento sobre las plantas con propiedades curativas, ya que estas son la materia prima con que se elaboran los medicamentos. “Conservarlas es necesario y quienes conozcan sus poderes deben transmitirlos para no perder esta alternativa natural de sanación que otorga la madre naturaleza”, dice González. (DLH)

Con el crecimiento de la industria farmacéutica, aprovechar las propiedades medicinales de las plantas es una costumbre que se ha ido perdiendo, sobre todo en los sectores urbanos. No obstante, existen innumerables casos en que el legado ancestral de la sanación natural supera el alcance de la medicina moderna al momento de aliviar los males del cuerpo.

El caso de Víctor González, oriundo de Loja, es un ejemplo del poder curativo de las plantas. Hace siete años se enfermó de los riñones y no encontró mejoría en la medicina tradicional; entonces, optó por utilizar la sabiduría popular para mejorar su condición.

Preparó una infusión con nueve plantas, entre ellas el ‘shullo’, el llantén, el toronjil, el ‘laritaco’ y el pelo de choclo. Luego de varios días consumiendo el brebaje, los exámenes de laboratorio comprobaron la mejoría en su estado, según contó.

Edgardo Ruiz Saona, en su libro ‘Las curaciones populares en el Ecuador’, explica que en las cuatro regiones se encuentra una “gran diversidad de portadores de saber médico popular” y cada una tiene su particularidad.

Una para cada mal
Según González, para curar los problemas de la próstata se debe preparar una infusión con ‘casamarucha’ y tres hojas de uvilla: “esto ayuda a que la patología mejore notablemente”.

3.118
especies de plantas medicinales existen en el país.Para los riñones, en cambio, se puede preparar una infusión con la congona, la que debe beberse varias veces al día. Otra planta que alivia los dolores de este órgano es el ‘laritaco’.

El toronjil y la congona se utilizan para alteraciones del sistema nervioso. La ruda, preparada en una infusión caliente, evita los desmayos repentinos.

Limpias
González cura también el conocido mal del aire o espanto, utilizando hierbas con olor fuerte, como el ‘monte de gallinazo’, al ‘santa maría’, el ‘chinchil’, la ‘ayartosa’, ‘el poleo’, el ‘guanto’ y las hojas de eucalipto. El curandero toma un manojo de plantas con el que golpea suavemente al paciente, para absorber las malas energías.

Además de las hierbas, usa un huevo de gallina, de preferencia criollo, con el que recorre el cuerpo de la persona. Al abrirlo en un vaso con agua, la clara y la yema dibujan formas que, según el experto, evidencian el mal que está afectando la salud del paciente.

La costumbre
“El poder de las plantas es verdadero y puede utilizarse para curar distintas dolencias”, explica González. “Antiguamente, esta era la única medicina existente y su utilización era masiva” agrega y lamenta que la población ya no conozca los nombres ni el uso de las plantas medicinales.

Él cree que es fundamental cultivar el conocimiento sobre las plantas con propiedades curativas, ya que estas son la materia prima con que se elaboran los medicamentos. “Conservarlas es necesario y quienes conozcan sus poderes deben transmitirlos para no perder esta alternativa natural de sanación que otorga la madre naturaleza”, dice González. (DLH)

Con el crecimiento de la industria farmacéutica, aprovechar las propiedades medicinales de las plantas es una costumbre que se ha ido perdiendo, sobre todo en los sectores urbanos. No obstante, existen innumerables casos en que el legado ancestral de la sanación natural supera el alcance de la medicina moderna al momento de aliviar los males del cuerpo.

El caso de Víctor González, oriundo de Loja, es un ejemplo del poder curativo de las plantas. Hace siete años se enfermó de los riñones y no encontró mejoría en la medicina tradicional; entonces, optó por utilizar la sabiduría popular para mejorar su condición.

Preparó una infusión con nueve plantas, entre ellas el ‘shullo’, el llantén, el toronjil, el ‘laritaco’ y el pelo de choclo. Luego de varios días consumiendo el brebaje, los exámenes de laboratorio comprobaron la mejoría en su estado, según contó.

Edgardo Ruiz Saona, en su libro ‘Las curaciones populares en el Ecuador’, explica que en las cuatro regiones se encuentra una “gran diversidad de portadores de saber médico popular” y cada una tiene su particularidad.

Una para cada mal
Según González, para curar los problemas de la próstata se debe preparar una infusión con ‘casamarucha’ y tres hojas de uvilla: “esto ayuda a que la patología mejore notablemente”.

3.118
especies de plantas medicinales existen en el país.Para los riñones, en cambio, se puede preparar una infusión con la congona, la que debe beberse varias veces al día. Otra planta que alivia los dolores de este órgano es el ‘laritaco’.

El toronjil y la congona se utilizan para alteraciones del sistema nervioso. La ruda, preparada en una infusión caliente, evita los desmayos repentinos.

Limpias
González cura también el conocido mal del aire o espanto, utilizando hierbas con olor fuerte, como el ‘monte de gallinazo’, al ‘santa maría’, el ‘chinchil’, la ‘ayartosa’, ‘el poleo’, el ‘guanto’ y las hojas de eucalipto. El curandero toma un manojo de plantas con el que golpea suavemente al paciente, para absorber las malas energías.

Además de las hierbas, usa un huevo de gallina, de preferencia criollo, con el que recorre el cuerpo de la persona. Al abrirlo en un vaso con agua, la clara y la yema dibujan formas que, según el experto, evidencian el mal que está afectando la salud del paciente.

La costumbre
“El poder de las plantas es verdadero y puede utilizarse para curar distintas dolencias”, explica González. “Antiguamente, esta era la única medicina existente y su utilización era masiva” agrega y lamenta que la población ya no conozca los nombres ni el uso de las plantas medicinales.

Él cree que es fundamental cultivar el conocimiento sobre las plantas con propiedades curativas, ya que estas son la materia prima con que se elaboran los medicamentos. “Conservarlas es necesario y quienes conozcan sus poderes deben transmitirlos para no perder esta alternativa natural de sanación que otorga la madre naturaleza”, dice González. (DLH)