P. Joel Tapia

POR: Luis Fernando Revelo

Hay hombres que aran y que oran, cuya recia personalidad, virtudes morales, talento y valor humano, abren hondos surcos en la vida y en la historia. Son los que se gastan y se desgastan por servir a los demás, los que dejan un recuerdo imperecedero y legan hitos a la historia, son los que hincan profundamente las raíces del amor, de la entrega desinteresada y se constituyen en ejemplo para las presentes y futuras generaciones. A ellos se los recuerda siempre, se los venera, se los aplaude y se los destaca como paradigmas de singular brillo en la sociedad y en el trabajo humano.

Guardando fidelidad a su carisma mercedario con la blanca insignia de su atractivo sayal y su obra evangelizadora, llevando por doquier la caridad de Cristo y el amor divino a la Celestial Señora, Reina y Madre de la Merced, el Padre Joel Tapia Chamorro, con sus 78 años de proficuo tránsito vital, celebra sus bodas de oro de fecunda vida sacerdotal.

El Padre Joel es un pámpano florido de la provincia del Carchi, hontanar de grandes vocaciones sacerdotales que han dado lustre a su parcela natal y a la Patria ecuatoriana. Ha sido el sacerdote de la reciedumbre física, de la reciedumbre intelectual y de la reciedumbre espiritual. Allí está su trabajo como formador de postulantes, párroco y superior, Director y Capellán de las instituciones educativas mercedarias, Profesor de religión, Consejero de provincia, Superior provincial y Capellán de las cárceles. En todas resalta su obra donde se ha conjugado su probidad sin mácula, su íntegro carácter, su rectitud espiritual y todos aquellos rasgos que esculpen su alma y le han dado un imperecedero relieve.

¡Enhorabuena, estimado padre! Continúe mostrándonos el camino del honor que siempre lleva a la cima de la serenidad y del respeto.