Conócete a ti mismo

Carlos Enrique Correa Jaramillo

Hace más de dos mil años, los filósofos se dedicaron a entender y conocer el universo. Se pensaba sobre el origen del mismo, sobre la materia, sobre el ser. Sócrates cambió este rumbo de la filosofía y dirigió su mirada al interior del hombre. El más conocido de sus aforismos es “Conócete a ti mismo”.

El desarrollo de la ciencia ha llegado a un nivel tan alto, que hoy podemos conocer a elementos materiales tan pequeños, que necesitamos microscopios muy potentes para verlos. Por otro lado, conocemos el espacio interestelar y dentro de poco estaremos viajando por ese espacio.

Pero, hemos pasado el siglo XX con dos guerras mundiales. El hambre de millones de seres continúa, a pesar de que la ONU se propuso terminarla en el año dos mil. El terrorismo de todo color ha causado muertes y pánico como en ningún otro momento de la humanidad. La destrucción de la naturaleza es un flagelo lamentable. En fin, el suicidio se ha introducido en la sociedad de manera alarmante.

Es preciso, por lo tanto, dirigir nuestra mirada al interior de nosotros mismos para conocernos mejor y poder actuar de manera humana. Es preciso saber quién es ese ser tan impredecible que puede dar su vida por sus ideales… y que en otros momentos se comporte de manera vil.

En ese interior veremos que hay un niño de corazón ingenuo. Un Principito ajeno a la ambición de los vendedores de pastillas para la felicidad o a los politiqueros de oficio. A los negociadores de guerras fratricidas o a los vendedores de muertes de inocentes.

Desde el pasado, el viejo filósofo sigue repitiendo su aforismo: “Conócete a ti mismo”. Porque cuando encontremos el tesoro que hay en nuestro corazón, nos repondremos de nuestras heridas, y estaremos en camino de ayudar a quienes no soportan la existencia con sus dolores y sus espinas. (O)

[email protected]