El poder y la democracia

POR: Laura Benítez Cisneros

En la actualidad ha ido disminuyendo poco a poco el rechazo a la monarquía, que era la máxima autoridad privilegiada, con todo el poder en las manos de un rey, que ejercía el mandato de por vida, como sucesor del anterior.

Con la democracia, que en nuestros días es el sistema político más generalizado en el mundo, este método a resultado la alternabilidad, ya que el pueblo y la ciudadanía encargan las tareas gubernamentales para dirigir un Estado por un tiempo determinado y con la participación del mismo, ya que mediante el voto popular se encarga a sus representantes las tareas gubernamentales por un lapso determinado de acuerdo a las normas constitucionales que tengan cada nación en el mundo.

En política, los ciudadanos pueden ser positivos o negativos, esto depende de varios factores sociales, económicos y políticos, como lo habíamos manifestado anteriormente, que para alcanzar el voto ciudadano debemos tener planteamientos ideológicos que vayan en beneficio de un bien común.

Los que logran este propósito deben ser personas cultas, que tengan conciencia de su condición transitoria y aceptación en la colectividad para la que van a gobernar, tomando en cuenta que es un conglomerado humano integrado por criterios, ideas y conceptos que deben ser respetados.

Siempre un gobernante debe contar con la oposición y buscar consensos mediante el diálogo, que es la razón base para salir adelante en todas las metas que se desea alcanzar. No hay que dejar llevarse por la vanidad porque esta envanece y pesa mucho en la vida de un ser humano, como ejemplo hay muchos casos, que suceden en los gobiernos tanto seccionales como gubernamentales.

Tal es el caso del actual presidente de Bolivia, que busca una cuarta reelección presidencial que está prohibida por la Constitución.

El accionar de los trabajadores es una unidad de lucha por una auténtica democracia.