El mate y la madera, aliados de la cocina afroesmeraldeña

VIVENCIA. Recrear la cocina de los ancestros permite mantener en el tiempo sus tradiciones.
VIVENCIA. Recrear la cocina de los ancestros permite mantener en el tiempo sus tradiciones.

Redacción ESMERALDAS

Bienvenida Quiñónez Salazar tiene 73 años, pero recuerda como si fuera ayer su infancia y cómo era la época en que en la cocina de su casa predominaba el mate como materia prima para los utensilios.

Explica que lo obtenían del árbol de calabazo, el cual nunca faltaba en los terrenos cerca de su vivienda, ubicada en la comunidad Pichangal, cerca de la isla de Palma Real, en el cantón San Lorenzo (Esmeraldas). “Es una especie de planta que crecía por todos lados”.

Le quitaban el fruto que tenía dentro, le dejaban secar, le hacían dos orificios en la parte superior para introducir los dedos, para ir a tomar agua del río cerca de su morada. Además, a este mismo material se le daba forma de platos y cucharas para servir los alimentos.

Bala y fogón
Otro de los utensilios que no faltaba era la piedra para preparar la ‘bala’ de plátano verde. Era sacada del río y se buscaba que fuera cóncava (hundida en la parte del centro) para meter el verde y, con otra roca más pequeña, moler el alimento. A esto se complementaba con el fogón, donde se colocaba la leña o la madera para cocinar los alimentos de la familia.

Estaba también la batea, un recipiente elaborado de madera, de forma circular, que se utilizaba para lavar, amasar el pan, entre otros usos.

Esta remembranza es la que no se quiere dejar perder, por eso, la Unidad Educativa León de Febres Cordero, de la parroquia Vuelta Larga, del cantón Esmeraldas, ha creado un espacio para contar esa historia a las nuevas generaciones.

Otros implementos
En la institución cuentan con los utensilios reales de la tradición esmeraldeña, como el mate, para tomar agua; el abanico, elaborado de rampira, una planta que la encontraban en el campo y servía para encender rápidamente el fuego en el fogón; y la tapa de olla con orificios, hechos con clavos, como rayador.

La olleta, que la traían de Colombia, servía para preparar el chocolate, al cual lo batían con el molinillo de madera. La escoba de piquigua (enredadera al pie de un árbol) era para barrer la casa; el machacador se utilizaba para hacer el mazato, la palmicha y el chapil. Asimismo, tienen el picador de madera para los aliños y la cuchara de plata para tratamientos medicinales autóctonos. (SEM)

Enseñanza práctica
° María Esperanza Bermúdez Palma, rectora de la Unidad Educativa León de Febres Cordero, indica que quieren mantener en la mente de la ciudadanía las manifestaciones ancestrales del pueblo afro. A los niños se les muestra que debajo de la cama siempre permanecía el mate (la mitad de un calabazo), que se usaba para orinar en las noches. La atarraya y la catanga eran para la pesca en los ríos; el canasto hecho de piquigua, para transportar las frutas, señala Bermúdez.