Violencia desbocada

Cuando se pondera sobre el crecimiento de la violencia, se revelan estadísticas oficiales que pretenden comprobar esta es una simple percepción. Sin embargo, la violencia de género, la presencia de sicarios, las matanzas entre pandillas, las disputas armadas por territorios de violencia, camaroneras, bancos y haciendas son competencia de delincuentes y criminales. Los ajusticiamientos en las cárceles y el creciente tráfico de drogas -aunque los decomisos sean cuantiosos- demuestran un volumen incalculable y, en general, un nivel de violencia que pone en peligro al sistema democrático y hasta al propio Estado. La Policía hace grandes esfuerzos y tiene buenos resultados, pero hay quejas públicas sobre la dudosa negligencia de la justicia y la benevolencia de ciertos jueces que, a pretexto de que la prisión es la última de las medidas, ponen de inmediato a circular a los delincuentes.

Ante esta realidad, no faltan planteamientos políticos sobre permitir el uso de armas defensivas y otros, más teóricos que realistas, que sostienen que la cura sería peor que la enfermedad.

Hoy vemos con honda preocupación que se enraiza una cultura de sangre, ante un Estado estructuralmente débil, con dudoso control del monopolio de la fuerza y en el que los ciudadanos empiezan a saldar sus diferencias en base a la violencia.

El alevoso asesinato a mansalva, en pleno centro de Quevedo, del que fuera alcalde, congresista, candidato a prefecto y este año candidato a asambleísta para Los Ríos, es una nueva evidencia de que la violencia es ya incontrolable. El gobierno tiene la obligación urgente de descubrir y reprimir a sus autores.

Tomar riesgos es la piedra angular de los imperios.”

Estée Lauder (1906-2004) Empresaria e industrial; EE.UU.

El literato a puerta cerrada no sabe nada de la vida.”

César Vallejo (1892-1938) Poeta peruano.